Parece sacado de una película de Hollywood, las carreteras de Cantabria se convirtieron en el escenario de una persecución trepidante cuando la Guardia Civil detuvo a un temerario ladrón de coches. El protagonista de esta saga, un vecino de Camargo de 43 años, fue capturado después de una audaz huida en un vehículo sustraído, sumando a su historial delictivo un abanico de violaciones de tráfico.

La aventura comenzó a principios de enero, cuando un agente de la Guardia Civil de Torrelavega, que estaba fuera de servicio, detectó al sospechoso conduciendo de manera errática por la A-67, cerca de Polanco. Lo que siguió fue una escena digna de un film de acción: patrullas en intensa persecución, un conductor temerario desafiando el peligro y poniendo en riesgo la vida de inocentes.

Con maniobras propias de un especialista, pero con la imprudencia de un novato, el sospechoso zigzagueaba por la carretera, ignorando las señales de alto y desafiando la autoridad de la Guardia Civil. La persecución alcanzó su clímax cerca de Reinosa, donde finalmente los agentes lograron detener al vehículo y al peligroso conductor.

En una sorpresiva revelación, se descubrió que el vehículo había sido sustraído en Santander y que el conductor, lejos de tener la habilidad de un piloto experimentado, carecía de permiso de conducción. Pero la saga no terminó ahí: el varón dio positivo en las pruebas de consumo de cannabis, cocaína y anfetaminas, añadiendo un giro aún más escandaloso a su ya temeraria escapada.

El delincuente, ahora detenido, fue trasladado al acuartelamiento de la Guardia Civil en Reinosa, cerrando así un capítulo de locura y velocidad en las carreteras de Cantabria. Este incidente no solo resalta la pericia y valentía de la Guardia Civil, sino también las consecuencias de mezclar drogas, robo y una conducción temeraria en las vías públicas.