La ciudad de Santander se ha unido en recuerdo y homenaje a las víctimas del terrorismo, con un especial énfasis en el vigésimo aniversario de los atentados del 11 de marzo en Madrid. El acto, presidido por la alcaldesa Gema Igual y celebrado en el emblemático recinto de La Magdalena, ha reunido a autoridades, víctimas del terrorismo y representantes de la sociedad civil y militar de Cantabria.

Un llamado a la unidad y el recuerdo

Durante el evento, la alcaldesa Gema Igual ha expresado su solidaridad y apoyo a las víctimas del terrorismo, reiterando la importancia de la unidad social como pilar fundamental para evitar que actos de esta naturaleza se repitan. "El apoyo permanente y un recuerdo vivo son esenciales para afrontar el trauma del terrorismo", afirmó Igual, quien también subrayó la necesidad de "posicionamiento ético y práctico" en la lucha contra el olvido y la injusticia.

Reclamo de memoria, dignidad y justicia

Silvia Gómez, presidenta de la Asociación Cántabra de Víctimas del Terrorismo (Ascanvite), agradeció al Ayuntamiento por mantener viva la memoria de las víctimas y sus familias. Gómez, hija de una pareja asesinada por ETA, destacó la importancia de la memoria, dignidad y justicia para las víctimas, criticando la presencia pública y la reinvención de imagen de los perpetradores. "El terrorismo debe ser condenado incondicionalmente, y sus víctimas nunca deben ser olvidadas", enfatizó.

Un futuro construido sobre la fortaleza de la unidad

El acto concluyó con la colocación de una corona de laurel al pie del monumento de Agustín Ibarrola dedicado a las víctimas del terrorismo, seguido de un minuto de silencio. La alcaldesa Igual resaltó la fortaleza y el coraje de la sociedad, capaz de superar los desafíos más difíciles desde la unidad. "Si permanecemos unidos, somos muy fuertes. Sobre esa virtud debemos edificar nuestro futuro", concluyó Igual, reafirmando el compromiso de Santander con el recuerdo y la dignidad de las víctimas del terrorismo.

El homenaje a las víctimas del 11-M en Santander ha sido un recordatorio sombrío de los horrores del terrorismo, pero también una demostración de la resiliencia y la solidaridad de la sociedad frente a la adversidad.