El mundo ha quedado consternado tras la noticia del fallecimiento de Alexéi Navalni, la voz opositora más resonante de Rusia en la última década, sumiendo al presidente Vladímir Putin en una maraña de críticas y sospechas.

Navalni, a sus 47 años y considerado el crítico más acérrimo de Putin, ha perdido la vida este viernes en prisión, según informaciones del servicio penitenciario, tras sentirse indispuesto después de un paseo. Desde 2021 cumplía una condena de 19 años por cargos que sus seguidores denunciaban como políticamente motivados. El año pasado, fue trasladado a una de las prisiones más rigurosas de Siberia, situada en el Ártico.

A pesar de las duras condiciones de su encarcelamiento, Navalni mantenía una actitud estoica, compartiendo frecuentemente sus pensamientos y emociones a través de las redes sociales, donde nunca faltaba una mención a su esposa Yulia y sus hijos. Justamente a Yulia le dedicó su última publicación en Instagram, dos días antes de su muerte. La fotografía muestra a la pareja compartiendo un momento íntimo, con Navalni abrazando a Yulia por la cintura y ambos mirándose a los ojos. El texto que acompaña la imagen refleja la profundidad de su conexión: “Nena, tenemos todo como en una canción: ciudades entre nosotros, luces de la pista de aeropuerto, ventiscas azules y miles de kilómetros. Pero siento que estás cerca de mí cada segundo, y te amo más y más”.

Yulia Navalnaya y Alexéi Navalni se conocieron hace 24 años, poco después de que ella completara sus estudios de Relaciones Internacionales en la Universidad de Economía de Plekhanov. Nacida en Moscú, Yulia trabajó en un banco antes de dar a luz a su primera hija, Daria, hace 23 años. Cuando nació su segundo hijo, Zahar, hace 16 años, Navalni emergía como uno de los críticos más destacados del régimen de Putin, lo que llevó a Yulia a dedicar todo su esfuerzo al cuidado de su familia.

Hoy, Yulia y sus hijos enfrentan la pérdida más devastadora: la muerte de Navalni, quien durante una década expuso la corrupción en las altas esferas del poder ruso, ganándose el apoyo de millones. Su audacia tuvo un alto costo: en 2018 fue impedido de postularse a la presidencia y, en 2020, sobrevivió a un envenenamiento en Siberia. Tras recuperarse en Alemania, regresó a Rusia en enero de 2021, desafiando los riesgos. Arrestado a su vuelta, Navalni deja un legado de lucha y un vacío en los corazones de su familia y seguidores.