29.04.2024 |
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GASTRONOMÍA

La dulce esencia de la historia: más de cien años de sabor se encuentran en cada bocado de este postre en Cantabria

Una localidad cántabra guarda el secreto de un dulce centenario que deleita los sentidos y nutre el alma
Una repostera cocinando un postre. / A.S
Una repostera cocinando un postre. / A.S
La dulce esencia de la historia: más de cien años de sabor se encuentran en cada bocado de este postre en Cantabria

Entre las montañas y valles de Cantabria, en la pintoresca ciudad de Reinosa, se esconde un dulce tesoro que ha deleitado los paladares de generaciones: las pantortillas. Este exquisito hojaldre, con su forma circular y una capa de azúcar crujiente, es mucho más que un postre; es una parte intrínseca del patrimonio culinario de la región.

En un país donde el amor por los postres es una tradición arraigada, las pantortillas destacan como un manjar único y delicioso. Aunque quizás menos conocidas que otras delicias cántabras como las corbatas de Unquera o los famosos sobaos, las pantortillas poseen un sabor inconfundible que ha conquistado los corazones de quienes tienen el privilegio de probarlas.

El origen de una leyenda dulce

La historia de las pantortillas se remonta al año 1850, cuando Nicanor García, un visionario empresario de Reinosa, regentaba un obrador de pan. La leyenda cuenta que una noche, en una tertulia, una masa de pan en proceso de fermentación se mezcló accidentalmente con mantequilla, dando origen a esta receta única.

Un nombre, mil misterios

El nombre "pantortilla" ha intrigado a generaciones, y su origen sigue siendo motivo de debate entre los amantes de la repostería. Algunos sugieren que proviene de la fusión de las palabras "pan" y "tortilla", evocando su forma y textura. Otros creen que deriva del término "pantorta", utilizado para describir los panes de gran tamaño típicos de la comarca de Campoo, donde se encuentra Reinosa.

Aunque las pantortillas quizás no gocen de la misma fama que otros postres cántabros, su historia única y su sabor excepcional las convierten en un verdadero tesoro culinario. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Reinosa, no dejes de llevarte contigo este dulce recuerdo. ¿Podrá resistir el viaje de regreso a casa? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: el placer que brindan las pantortillas nunca se olvida.

La dulce esencia de la historia: más de cien años de sabor se encuentran en cada bocado de este postre en Cantabria
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