05.05.2024 |
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RACING DE SANTANDER

Lo que la Copa se llevó

Cedric y Mantilla, cabizbajos una vez confirmada la derrota copera. / Hardy
Cedric y Mantilla, cabizbajos una vez confirmada la derrota copera. / Hardy
Lo que la Copa se llevó

«Todas las cosas que han podido salir mal han salido mal, pero también digo que hasta aquí. No era ni la final de la Champions ni el partido del ascenso. No voy a autodestruir nada de lo que tenemos construido más allá de que ha salido un día muy malo y nos han ganado».

Estas palabras del entrenador del Racing tras perder contra el Leioa, un equipo que milita dos categorías por debajo de la suya, tenían la intención de pasar página cuanto antes y de que la derrota no dejara una resaca demasiado dura para centrarse cuanto antes en la liga. Son normales, pero cuando las escuchó el presidente del club debieron sentarle regular, ya que la eliminación copera pudo suponer en torno a 300.000 euros, lo que es un palo muy gordo en una entidad que sobrevive a base de acumular deudas con sus máximos accionistas. Había mucho en juego.

Lo primero de todo, el prestigio, que quedó seriamente dañado a costa de un Leioa que ya sabía lo que es asestar duros golpes al Racing. Empezó cuatro años atrás, cuando, incluso jugando con nueve, eliminó al conjunto cántabro de la Copa del Rey. Ya el curso pasado, el equipo entonces pilotado por Javi Rozada cosechó su primera derrota en Sarriena ante un equipo, el azulgrana, que entonces tenía cero puntos.

Pudo ser una derrota decisiva porque haber sumado le habría permitido clasificarse para luchar por el ascenso, haber dejado a la dirección deportiva sin argumentos para su esperpéntico cambio de entrenador en Navidad o, directamente, para haberse clasificado para la Copa del Rey evitando tener que jugar la Copa Federación. Está por ver cuáles son las consecuencias que tiene esta última eliminación. Es normal que Fernández Romo quisiera pasar página cuanto antes porque el alcance de la resaca es difícil de medir previamente.

Los últimos ascensos del Racing se han dado después de hacer un buen torneo copero y los fiascos en dicha competición han terminado anunciando debacles en todos los sentidos. De hecho, el del curso pasado es probable que comenzara con la eliminación en Mutilva contra la Mutilvera.

Y aquella derrota tuvo menos consecuencias que la del pasado miércoles. En primer término, porque la recompensa directa por pasar no estaba entonces tan al alcance de la mano. El miércoles se tocaba con la mano. Haber dejado en la cuneta al Leioa, un equipo de Tercera RFEF que, para colmo, no sólo ganó en Los Campos de Sport, sino que lo hizo con todo merecimiento,  habría supuesto la clasificación directa para disputar la Copa del Rey. Esto quiere decir que el próximo uno de diciembre habría visitado Los Campos de Sport un equipo de Primera División con todo lo que eso supone.

Habría supuesto más o habría supuesto menos en función del rival que hubiera tocado, ya que no es lo mismo que hubiera sido el Sevilla o la Real Sociedad que el Levante o el Granada. No todos tienen el mismo potencial mediático. Sin embargo, teniendo en cuenta que los abonados tendrían que haber pasado por taquilla aunque fuera para pagar un precio más reducido, es fácil concluir que se pudiera haber conseguido una taquilla de al menos 150.000 euros.

Eso, tirando siempre por lo bajo y dando por hecho que el Racing hubiera quedado eliminado a la primera, algo que no tendría por qué suceder. De hecho, da la sensación de que el conjunto de Romo podría hacer más daño a un equipo de superior categoría que a uno de menor porque, como ya le sucediera al Racing de Paco Fernández que apeó al Sevilla y al Almería, se iba a medir a un contrincante al que le podría regalar el balón para, a partir de ahí, correr. Y saliva cada vez que se le presenta esa situación. Por lo tanto, no habría que haber descartado que el club se hubiera embolsado más de una buena taquilla. Más allá de la clasificación de la Copa del Rey, también estaba en juego la propia Copa Federación.

Es un título menor que el Racing ya tiene en su vitrina gracias a su filial, ya que el primer equipo nunca la había disputado. Sin embargo, este año le tocó jugarla por la apatía que mostró el conjunto cántabro en la recta final del curso pasado, cuando se dejó llevar una vez que ató de forma matemática su clasificación para jugar en Primera RFEF. Ya había superado dos rondas y haber alcanzado las semifinales, que es lo que se puso en juego en Los Campos de Sport, ya habría comenzado a rentar al club. La cantidad a conseguir habría sido escasa porque sólo eran 12.000 euros, pero era el paso previo a conseguir otra más grande.

Haber ganado la Copa Federación habría supuesto conseguir un título para un club que no anda sobrado de ellos. Eso, de por sí, ya habría supuesto una motivación. Pero, más allá de eso, hacerse con el trofeo habría supuesto una recompensa de 90.000 euros. Las tres cantidades (taquilla de la Copa del Rey, clasificación a semifinales y ganar el título) ya permitirían superar unos ingresos extraordinarios de 250.000 euros (por lo menos), a los que habría que sumar otra partida por los derechos televisivos del torneo copero. Por lo tanto, perder contra el Leioa el miércoles ha podido suponer un perjuicio de unos 300.000 euros, una cantidad que podría superar el 10% del presupuesto de la entidad. No es un dato baladí.

Bien podría haber sido empleado para salir con fuerza al mercado invernal, donde, de inicio, tocará reforzarse con un delantero centro, ya que Carlos Castro ha demostrado que no está para gran cosa, y un lateral izquierdo para poder así recuperar al mejor central del equipo, que es Satrústegui. La chapuza que ha supuesto la eliminación económicamente hablando es evidente. Ahora sólo queda esperar que no lo sea desde un punto de vista deportivo. De inicio, el técnico ya se vio forzado a meter a Soko al partido cuando le quería reservar y acabó visiblemente lesionado.

Además, se oyó una sonora pitada que puede poner en cuestión la buena relación que se había mantenido hasta la fecha entre el equipo y la grada y quedó cortada la buena dinámica que venía dibujando el equipo. El domingo saldrá a jugar a Irún no empujado por los buenos resultados ligueros, sino con la presión añadida de no poderse permitir otro tropiezo. Al menos, ahora ya no tendrá por delante un calendario cargado, volverá a disponer de un partido por semana y de una rutina que alimentar. No todo es malo.

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