28.04.2024 |
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COPA DEL REY | LINARES 1-0 RACING

El Racing dice adiós a la Copa del Rey en su debut ante el Linares

Los cántabros ya están apeados de la Copa del Rey en el primer partido

El jugador del Linares remata a la portería. / Linares_Dptvo
El jugador del Linares remata a la portería. / Linares_Dptvo
El Racing dice adiós a la Copa del Rey en su debut ante el Linares

El Racing cortó el pasado domingo una racha de cinco partidos perdidos consecutivos pero ayer no pudo cortar otra de cuatro años seguidos sin ganar en Copa del Rey. Va a haber que esperar a un quinto porque el conjunto cántabro ya está fuera, en la calle. Su aventura copera duró noventa minutos. Ha pasado tan rápido que ya ha terminado. Cayó cuando parecía que todo iba encaminado a la prórroga, en la que daba la sensación que el equipo de José Alberto tenía más que ganar que de perder porque estaba siendo superior. Sin embargo, un error de los que nunca se pueden tener en área propia le condenó. Nadie perdona, ya sea el rival de Primera División o de Primera Federación, como fue el caso del de ayer.

Hubo fiesta en Linares. Allí esperan ya a un equipo de Primera División porque superar la ronda de ayer tenía premio gordo. Los resultados que ya se habían producido a lo largo de la semana garantizaba a los equipos de Segunda como el Racing medirse en la próxima ronda a un rival de la máxima categoría en campo propio. Se antojaba un buen plan para comenzar el año y por eso todos los aficionados acudieron con ilusión a la cita. Sin embargo, todo su gozo cayó en un pozo. A esperar otro año más para dar la nota en el torneo copero.

El Racing perdió ayer por culpa de las mismas carencias que ha venido arrastrando en el presente curso: su falta de gol, de olfato, de acierto o como lo quiera llamar. Ayer, como sucedió en otras fases de la temporada, contabilizó también un buen número de ocasiones claras y lo más normal es que al menos hubiera celebrado un gol, pero su casillero se quedó en blanco. Nadie acertó. Incluso fue capaz de reaccionar al gol en contra en el 91, pero resultó insuficiente. Pudo haber disfrutado de una noche heroica pero se fue con  la sensación de haberse pegado un tiro en el pie.

El único gol del encuentro, el que lo decidió todo, fue un regalo. Mboula había entrado al campo en el minuto 87 y, sólo cuatro después, quiso controlar un balón en la frontal de su propia área y la acción no le salió bien. Un error infantil, de los que no se puede permitir un profesional tan cerca de su portería y en el descuento de una eliminatoria copera que está empatada. Su desacierto lo aprovechó Fermín para robarle la cartera y asistir rápidamente a su compañero Samu Corral, que estaba en los alrededores del punto de penalti. Su definición fue perfecta. Cogió con el pie cambiado a toda la retaguardia verdiblanca, que ya estaba tocando a rebato para construir un rápido ataque con el que poder impedir la prórroga pero, finalmente, todo salió al revés. Es cierto que no hubo tiempo extra, pero fue gracias al acierto jienense y, sobre todo, a un error grosero.

La situación habría dado para sentarse en el césped y empezar a lamerse las heridas propias, pero el Racing reaccionó. No se conformó, no se dio por vencido y se echó al monte. Es algo a valorar y a tener en cuenta. Es el síntoma de un grupo muy vivo que, sobre todo, creía en

sí mismo. Su victoria del pasado fin de semana le ha dado alas y lo mejor de todo fue que se quedó cerca de haber dado un golpe moral a su contrincante. Apenas había tiempo para nada pero fue capaz de construir al menos tres acercamientos ciertamente peligrosos. Y uno de ellos dio al poste. Habría dado forma a un relato de los que engordan el ánimo pero el Racing mantiene una relación con la madera en el presente curso que le está costando la vida. Son ya once palos los que acumula. No es normal. Con que sólo la mitad hubieran ido para dentro su biografía habría sido bien diferente.

También Íñigo tuvo la suya tras el 1-0 e incluso Matheus estuvo cerca de rematar un balón que también tenía aspecto de empate, pero nada se culminó. En el fondo, fue un buen resumen a lo que había sucedido, fundamentalmente, en la última media hora del encuentro, cuando el Racing ya fue muy superior y acumuló méritos de sobra para haberse puesto por delante. Pero no lo hizo. Como tantas veces le ha pasado. Es posible que la efectividad del pasado fin de semana fuera una alucinación. O no. Quizá fue que el equipo de ayer, sobre todo en el arranque de encuentro, se pareció demasiado a lo tantas veces visto en el presente curso.

Pasó el conjunto cántabro de jugar con dos laterales ofensivos como Saúl y Dani Fernández el pasado sábado a hacerlo con dos centrales como Mantilla y Satrústegui ayer.Esosenotasíosí.Yesque, la alineación estuvo repleta de caras nuevas con Arturo jugando en el medio centro con Íñigo, Peque ejerciendo de enganche, con Pombo arrancando por la izquierda, Alfon por la derecha y Sekou en punta. De partida, fue un equipo demasiado timorato que en seguida se puso a merced de su oponente. Consiguió que el Linares jugara muy cómodo en buena parte del primer tiempo y no tardando en firmar un par de acercamientos que apestaban a peligro.

Fue un Racing que no mordió, que no mostró agresividad alguna y que cedió el protagonismo a su oponente, como si no le quisiera faltar al respeto en su propio campo. La gran diferencia con su pasado reciente fue su intento de cuidar la pelota y no apostar por un juego demasiado directo. Fue algo que, en verdad, no le salió bien hasta el segundo tiempo y, sobre todo, cuando José Alberto apostó por un triple cambio que cambió el esquema del equipo para 

pasar a ser un 4-3-3. Esa alteración en mitad de un partido sí que fue toda una rareza en la historia reciente del conjunto cántabro.

Quiso el Racing sentirse fuerte y resguardado atrás logrando así que el Linares no sacara apenas partido de su mayor dominio. En cambio, el conjunto cántabro, que hasta el minuto 33 apenas había puesto su nombre en ataque con un disparo lejano de Pol Moreno, sí estuvo cerca de dar un susto en ese momento. Fue Alfon quien arrancó por su banda hasta que centró tocando el balón en el lateral, que era tocayo suyo. Así, el cuero se envenenó haciendo intervenir al portero lituano del Linares con nombre de jugador de baloncesto. El rechace cayó en los pies de Peque, que, rodeado como estaba, fue capaz de salir vivo del barullo y de rematar a portería obligando al guardameta a lucirse.

Fue igualándose la contienda con el paso de los minutos. Un disparo a la media vuelta de Hugo Díaz a los cincuenta minutos que acabó en córner fue el episodio previo a un gol de Sekou anulado por fuera de juego. Fue cinco minutos después cuando José Alberto dio entrada a Yeray, Fausto Tienza y Matheus por Alfon, Sekou y Peque propiciando el cambio de sistema. Y apareció la mejor versión del Racing, que empezó a acumular llegadas verdaderamente peligrosas como un disparo del canterano de Isla, un remate de Matheus alto o un disparo durísimo de Pombo que de nuevo permitió volar al portero local.

Yeray tuvo la oportunidad de jugar por dentro y se sintió peligroso. A punto estuvo de marcar de un centro chut a trece minutos del noventa mientras que una buena combinación entre Íñigo Vicente, que entró por Arturo, y Pombo acabo con un duro remate de éste al lateral de la red. Daba la sensación de que en cualquier momento podía llegar el tanto verdiblanco pero también el del Linares, ya que el partido se había abierto y daba mayor sensación de descontrol. Nadie apostó decididamente por la prórroga y a quien al final le salió bien fue al Linares, que jugaba en casa y concedió a todo su graderío una victoria de mérito que, a su vez, le hace acabar con una racha preocupante. Jugará contra un Primera mientras que el conjunto cántabro ganará tiempo para preparar con más mimo su partido ante Las Palmas, que será el primero del año tras el parón. No hay mal que por bien no venga, pero seguro que en los despachos no les hace gracia perder una gran oportunidad de hacer una gran taquilla y, qué demonios, dar una alegría a la afición en plenas fechas festivas. Habría sido bonito, pero no va a ser nada.

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