Guillermo Fernández Romo quiso, tras el encuentro, hacer una valoración global de lo que había sido «una semana intensa y difícil» con tres partidos que su equipo había sido capaz de «sacar adelante» con el empate en Ferrol y las dos victorias en casa. Sobre la de ayer, reconoció que el Racing no había sido «brillante» ni había tenido «mucha regularidad» en las cosas que hacía, pero sí consideró justo el resultado: «Hemos tenido una intención mejor que el rival, más aproximaciones, más ocasiones, más córners y más faltas. Son cosas que no suman pero que sí ayudan a estar más cerca de ganar».

Después del tanto de Cedric, intentó el técnico madrileño «matar el partido» pero no lo logró. Considera que tampoco ayudó «el nivel físico» aunque, aún así, puso en valor las «dos ocasiones claras» que había tenido Manu Justo «para haber marcado el 2-0 y, a partir de ahí, acabar con el partido

Tras el gol que valió tres puntos, también llegó el doble cambio con el que abandonaron el terreno de juego Pablo Torre e Íñigo que fue respondido con una pitada. Fernández Romo lo explicó: «Ellos me han pedido el cambio». De hecho, descubrió que el medio centro había estado «enfermo estos últimos días y con fiebre incluso», porque lo que entendió que su actitud había sido «para quitarse el sombrero» porque, a pesar de ello, ayer completó un gran encuentro. Sobre el media punta, advirtió que «ya no estaba llegando» y, por lo tanto, lo que, sobre todo, buscaba era «frescura».

Sobre la pitada, Fernández Romo aseguró que son conscientes de la «exigencia» del aficionado verdiblanco «para lo bueno y para lo malo». De hecho, ayer se mostró orgulloso y satisfecho con lo que había empujado la grada. «El impulso físico que nos faltaba nos lo ha dado ‘La Gradona’ porque la verdad es que hay que darles la enhorabuena por el esfuerzo de más que dan a sus jugadores», insistió.

Extraño fue ver a Miquel Parera como titular, al igual que a Pablo Bobadilla. «Queríamos dos porteros parecidos que se pelearan y, aprovechando que jugó el partido del miércoles, he querido darle esa continuidad», explicó. Su intención es tener al mayor número posible de futbolistas «enchufados» y lo cierto es que este mes de octubre es ideal para ello.

Admitió el entrenador madrileño que hay veces, como ayer, que «no salen los partidos de la manera brillante que quieres». Con todo, destacó que el gol había sido fruto de «cosas que hacemos y construimos», como, según enumeró, fue hacer a Pablo Torre trasladarse a la izquierda para que pudiera recibir, a Satrústegui irse hacia delante, que fue quien robó el balón, y al medio centro, en el caso de Borja Domínguez, «que rompiera». Y lo hizo.

En lo que no está de acuerdo es en que los resultados lo aguanten todo, ya que él cree más en los méritos. Y está de acuerdo en que el Racing necesita acumular más y hacer «las cosas mejor, con más brillantez o de forma más redonda o armónica». En ello van a trabajar aunque asume que «desde la victoria siempre se trabaja más tranquilo, al menos en la caseta».

Sobre Pablo Torre, que fue el futbolista que desequilibró la contienda, recordó que es un jugador del 2003 y que, a pesar de ello, el Racing hace «cosas alrededor de él para que sea importante». Considera que hay que «disfrutarle» y sacarle el mayor partido porque nadie sabe hasta cuándo va a poder seguir por aquí. Lo que destaca es que, a pesar de su talento y juventud, «es un chico maduro y maravilloso con el que da gusto hablar». Además de todo eso, es un futbolista que da puntos como los tres que se quedaron ayer en El Sardinero.