18.04.2024 |
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Cuanto menos balón, mejor

El Racing sólo ha ganado uno de los nueve partidos en los que ha tenido más posesión que el rival | La mayor parte de sus triunfos coinciden con las jornadas en las que menos tiempo ha tenido la pelota

Un jugador del Lugo entre Germán y Saúl, del Racing. / LALIGA
Un jugador del Lugo entre Germán y Saúl, del Racing. / LALIGA
Cuanto menos balón, mejor

El Racing se construyó para no tener el balón. Fue confeccionado por un entrenador que no lo quería porque entendía que le iba a ir mejor cuando lo tuviera el otro. Es algo que ha heredado el actual técnico, que llegó declarando que iba a intentar que su equipo fuera protagonista con la pelota para intentar provocar cosas y no esperar a que las provocaran los demás, pero pronto se dio cuenta de que no tenía herramientas para ello. Es algo que ni siquiera intentó cambiar en el mercado invernal con la contratación, por ejemplo, de algún medio centro de corte más creativo. Se amoldó y, como a su antecesor, le está yendo mejor cuando es el rival quien más minutos de balón acumula. Eso no hay quien lo cambie.

El conjunto cántabro es uno de los equipos que menos posesión acumula en la categoría. Dicha afirmación ya muestra una evolución porque durante buena parte del campeonato ha sido, sencillamente, el colista de esta particular clasificación que, en verdad, habla de estilos y no de eficacia. Uno no es peor por tener menos tiempo el balón y, de hecho, quien menos lo tiene en Segunda División es el Huesca (39%), que está cómodamente instalado en la zona templada de la tabla. En cambio, la Ponferradina y el Málaga, que están en posiciones de descenso, están en la zona media alta de entre los que más posesión han acumulado hasta la fecha en la categoría de plata.

Si el Racing está levantando cabeza en este aspecto del juego es por lo que ha sucedido en las últimas semanas. Ha sido toda una rareza porque, por vez primera esta temporada, ha enlazado tres partidos ganando la posesión a su oponente. Y lo ha hecho, además, con claridad. Sobre todo en sus dos últimas citas. En concreto, el pasado domingo en Lugo tuvo en su poder el balón un 70,5% del tiempo y en su compromiso anterior, en El Sardinero ante el Huesca, un 65,4%. Nunca lo había tenido tanto. Su techo hasta ese momento había sido el 55,7% que lo tuvo cuando recibió la visita del Burgos el otoño pasado. Esta extraña racha la inició en Málaga, donde las estadísticas le dieron un 56,2% de posesión favorecido también por el hecho de quedarse con un hombre más todo el segundo tiempo, lo que fue toda una invitación a dar un paso hacia delante.

Lo sucedido es toda una rareza porque antes de viajar a La Rosaleda el Racing sólo había ganado la posesión en cinco de los 29 encuentros que había disputado hasta ese momento. José Alberto había llegado con la idea de cambiar esta tendencia pero no lo consiguió porque, en sus nueve primeros encuentros al frente del conjunto cántabro, su equipo sólo ganó la posesión en el partido de Ponferrada (47-53%). Y lo cierto es que, por planteamiento y alineaciones, transmitió la idea de que tampoco la quería. Le conviene que sea el otro equipo quien tenga la pelota. Para jugar a eso se construyó este Racing.

Las estadísticas dicen que al cuadro verdiblanco le va mejor cuando es el otro quien maneja el cuero. De hecho, de los ocho partidos en los que ha tenido más posesión que su oponente, sólo ha ganado el de Málaga, donde, como ya se ha mencionado, contó también con la ventaja de contar con un hombre más durante casi la mitad de la contienda.  

En concreto, con Fernández Romo al frente, el equipo santanderino tuvo más el balón contra el Tenerife, el Burgos, el Lugo y el Mirandés. Los cuatro encuentros los perdió. De hecho, coincidieron con algunas de sus peores actuaciones. Tan paradójicos son los datos que los únicos cuatro triunfos que cosechó con el madrileño en el banquillo coincidieron con algunos de los encuentros en los que menos tuvo el balón. Fueron la victoria en El Molinón (34,7%), en Ciutat de Valencia (29,9%), en Andorra (21%) y contra el Zaragoza en casa (48,8%), donde las cosas estuvieron más igualadas en ese sentido.

Esta dinámica no cambió demasiado con la llegada de José Alberto. Con el ovetense al mando, el Racing ganó al Cartagena con un 33,3% de posesión, al Sporting con un 36,8%, al Andorra con un 26,3% y al Leganés con un 45,2%. La conclusión era clara: cuanto menos balón, mejor. Es una tendencia que sólo alteró el citado encuentro disputado en Málaga y que ha continuado a partir de ahí. Y es que, tanto contra el Huesca (65,4%) como contra el Lugo (70,5%) el Racing ha tenido mucho el balón pero ha sido incapaz de ganar. De hecho, en el Anxo Carro estuvo a punto de perder, ya que sólo le salvó un gol en el 97.

Fernández Romo se marchó del Racing con un promedio de posesión del 40,8%. Aunque la intención de José Alberto fue mejorar al equipo con balón y conseguir ser más protagonista y tener “más fútbol”, como suele decir él, en la sala de máquinas, lo cierto es que, hasta la visita a Málaga, el equipo verdiblanco incluso estaba teniendo menos posesión que antes. Así, en los nueve primeros encuentros del ovetense al frente del conjunto cántabro, éste promedió un 40,06% de posesión, cifra que se ha visto considerablemente aumentada gracias a las tres últimas jornadas, en las que se ha elevado hasta un 46,05%.

Lo que es evidente, viendo los datos recogidos por La Liga, es que ha habido una evolución, ya que en los tres primeros partidos del Racing con José Alberto no se alcanzó el 40% de posesión, en los cuatro siguientes estuvo entre el 40 y el 50% y en los tres últimos ha superado ampliamente el 50%. Esto último tiene que ver también con el tipo de rivales que ha tenido delante el conjunto cántabro porque en las dos últimas jornadas, en las que ha tenido el 65,4% y el 70,5%, se ha medido también a los dos equipos que menos tienen el balón de toda la categoría, que le han planteado defensas de cinco y bloques bajos. Ahora se viene otra fase del calendario diferente en la que es probable que las aguas vuelvan a su cauce. Y da la sensación de que al Racing le conviene porque le va mejor cuando es el otro quien maneja el cuero. Al equipo verdiblanco le cuesta mucho crear, superar líneas y, sobre todo, mostrarse peligroso en las inmediaciones del área cuando le toca llevar la iniciativa. Se le ven las costuras. Por eso ahora le viene una fase del calendario teóricamente más complicada pero ante rivales que se le podrían dar mejor. Habrá que verlo.

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