En un giro sorpresivo, el lehendakari Iñigo Urkullu ha anunciado a Imanol Padrales como su potencial sucesor en las próximas elecciones vascas. Padrales, de 47 años, actual diputado foral del Departamento de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, emergió como el candidato propuesto por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en una decisión sujeta a la ratificación de la militancia, según informó un comunicado oficial del partido.

Nacido en Santurtzi en 1975, Padrales es Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Deusto. A pesar de no figurar inicialmente en las quinielas para suceder a Urkullu, su experiencia como Diputado de Promoción Económica en la Diputación Foral de Vizcaya entre julio de 2011 y junio de 2015 le ha otorgado la relevancia necesaria para asumir este nuevo rol.

La decisión de cambiar de candidato se materializó durante una reunión extraordinaria, originalmente programada para el lunes, en la que se anunció que el Euzkadi Buru Batzar no respaldaría una nueva candidatura de Urkullu, apartándolo así de la posibilidad de un cuarto mandato. Este cambio también se ve impulsado por las crecientes tensiones entre el PNV y EH Bildu, acelerando el proceso de sucesión.

El presidente del PNV, Andoni Orturzar, fundamentó la elección de Padrales en la necesidad de abrir paso a una nueva generación capaz de liderar las instituciones vascas y promover el autogobierno en la próxima década. Orturzar describió este cambio como una medida estratégica para afrontar un tiempo político lleno de incertidumbres y oportunidades para el pueblo vasco.

Por su parte, Urkullu, baracaldés de 62 años y licenciado en Magisterio, ha sido percibido como un político moderado durante sus doce años en la presidencia vasca. Sin embargo, su alianza con el PSOE de Sánchez ha generado descontento entre los sectores más conservadores del PNV, particularmente después de la negativa del partido a respaldar la investidura de Feijóo.

La elección de Padrales, un hombre de partido con un perfil técnico y a sus 47 años, podría interpretarse como un intento del PNV de presentar una imagen de gestión para atraer a los votantes moderados desencantados por las alianzas del partido con formaciones como Podemos, Bildu, Junts y ERC en el ámbito nacional.

La decisión de cambiar de candidato también refleja un viraje estratégico del PNV, que experimentó una pérdida significativa de votos en las elecciones generales de julio, contrastando con el ascenso de EH Bildu. La caída del PNV, con cerca de 100,000 votos perdidos, representa un 27.2% de su electorado en comparación con las elecciones de 2019. En este contexto, la elección de Padrales busca revitalizar al partido y enfrentar los retos políticos que se avecinan.