LA VACA GIGANTE 2023
La vaca se queda en casa
El cántabro Nano Riego, uno de los descubridores de la gran ola santanderina, ganó la octava edición de la ‘Vaca Gigante’ superando a los favoritos en la gran final - Más de 3.000 personas se acercaron hasta la costa de Cueto a disfrutar de la jornada
Había surfistas de talla internacional, pero ganó uno de aquí, de Cantabria. Son muchas las facetas que entran en juego cuando se habla de una competición de olas gigantes y el conocimiento del terreno, de la mar y de las particularidades que presenta en cada zona de la costa es una de ellas. Muy importante, además. Por eso Nano Riego se quedó con la vaca. Se la llevó a casa y nadie le podrá quitar nunca la posibilidad de presumir de haber ganado la octava edición de una prueba que, una vez más, congregó en las canteras de Cueto a más de dos mil aficionados y curiosos, amantes tanto del deporte como de la naturaleza, ya que ver cómo rompían esas grandes olas ya fue un espectáculo. Si, además, era cabalgada por alguno de los riders que protagonizaron la tarde, más todavía.
Nano Riego, el ganador, no es ningún invitado sorpresa a la fiesta. Otros años ya se había colado en la final y se había quedado cerca de la victoria. Volvió a hacerlo y esta vez la ganó colándose por delante de auténticas instituciones de la modalidad como Vinicius dos Santos, con quien ya le tocó medirse en la primera manga, Tony Laureano, Willly Santana o Axi Muniain. Se llevó la victoria tras alcanzar una puntuación en el momento de la verdad de 26,97. Su rostro de satisfacción al salir del agua era total. Ya se había sentido valorado y como una auténtica estrella del rock en ediciones previas, pero salir campeón ya es otro nivel.
Pocos hay que conozcan mejor la Vaca Gigante que Nano Riego. Se puede decir que fue uno de sus descubridores porque es uno de los pocos valientes que cometen la imprudencia de ir a surfear a esa zona, donde la mar no desemboca en una playa, sino en pura roca. Había una buena colección de motos protegiendo la integridad de los deportistas porque la prueba no puede estar mejor organizada, pero cuando él empezaba a ir por allí no había nadie. Si alguien pregunta a los organizadores del circo si aconsejan ir a surfear en esa zona donde rompe la vaca tienen clara la respuesta: no.
Las previsiones meteorológicas se cumplieron. No hubo grandes sorpresas por mucho que cualquiera que se diera un paseo por la zona por la mañana no entendiera nada. No había olas. La mar era un auténtico plato. Son días de mareas vivas y la bajamar descubrió zonas que apenas se pueden ver unos pocos días al año, pero la esperanza estaba puesta en el cambio de marea, en que ésta empezara a subir y que, con los vientos que aparecen al mediodía, comenzaran a situarse en el plato todos los ingredientes necesarios para disfrutar del gran espectáculo. Y, como si de magia se tratara, poco a poco comenzó a suceder. El sur es mágico.
Tanto es así que a primera hora de la tarde ya se vieron grandes olas. De hecho, hubo alguna que alcanzó, según la baliza que tiene colocada la Aemet, los ocho metros de altura, medida que rara vez se volvió a repetir a lo largo de la tarde. Poco a poco, fueron acercándose los aficionados llenando en seguida el parking de La Maruca, complicando los accesos por la zona de Monte y dejando los aledaños del campo de fútbol del España de Cueto como mejor manera de acercarse en coche hasta allí. No fueron tampoco pocos los que acudieron andando o en autobús. Es la mejor manera de ahorrarse cabreos.
Desde este último acceso ya podía el aficionado o el curioso ir viendo todo lo que había montado en la zona del Bocal mientras se acercaba. Se apreciaba la ola y unos pequeños puntos encima que, poco a poco, acababa distinguiendo. Eran los surfistas. Estaban ya compitiendo pero, por encima de todo, se lo estaban pasando bien. Los primeros en probar la mar fueron los aspirantes a ganarse una preciada plaza en la competición oficial y quien lo logró de manera contundente y espectacular en alguna de sus cabalgadas fue el ecuatoriano Daniel Rangel con 23,54 puntos, muy por encima de los 17,67 que hizo el segundo clasificado, que fue Asier Puntiverio.
En el cartel de participantes había ocho cántabros: Guille Gutiérrez, Nico García, MIchel Velasco, Óscar Gómez Ibars, Miguel Welsh, Juan Merodio, Luis García, Juan Díaz - Terán y Nano Riego, quien finalmente se alzó con la victoria confirmando que los surfistas locales no estaban ahí para, sencillamente, completar el cartel. Estuvieron a la altura de los riders que llegaron de varias esquinas del mundo. Había tres brasileños (Vini Dos Santos, Wyllyam Santana y José Carlos), un portugués (Tony Laureano) y un ecuatoriano (Dani Rangel), además del canario Albert García, el andaluz Ale Morales, el gallego Juan Fernández y el vasco Axi Muniain. El cartel era apetecible. Algún nombre de gran tirón se quedó con las ganas por la imposibilidad de estar en Santander el jueves y tener billete para hoy viernes, pero así funcionan las competiciones de olas grandes. No se le puede esperar aunque incluso venga de California.
TRES MANGAS. La competición se dividía en tres mangas de seis surfistas que contaban con 45 minutos para montar dos buenas olas, que eran las que puntuaban. Los dos mejores de cada una de ellas se clasificaban para la final, que constaba de seis integrantes. La prueba se desarrolló con agilidad y, sobre todo, con la presencia de un buen número de aficionados en tierra. Hubo quien estuvo allí toda la tarde pero otros muchos que iban y venían. El tránsito por la senda de la costa fue continuo y, entre unos y otros, aportaron un gran colorido y un mejor ambiente. Prácticamente todos acudían con sus toallas o sillas para sentarse, algunos con un buen equipo de fotografía con la intención de cazar un gran momento y muchos con la paciencia del surfista para aguardar la buena ola y disfrutar de la tarde.
No es sencillo para los que están en tierra seguir la competición, diferenciar quién es quién y cómo van las mangas, quien necesita cuanto antes coger una buena ola o quién se sabe ya clasificado al haber conseguido ya una puntuación difícilmente superable. En la web de la competición se facilitó un enlace de la federación donde sí se iban poniendo las puntuaciones en directo y el tiempo que restaba para acabar la manga, pero la mayoría estaba pendiente de disfrutar de una buena maniobra y poder sumarse a una ovación.
A Nano Rego le tocó competir con Vini Dos Santos en la primera de las mangas. Fue el brasileño quien más puntuó (23,26) en la misma clasificándose el cántabro como segundo (21,03) y quedando por delante de otro de los americanos presentes en Cueto, Juan Fernández (19,50). La segunda de las semifinales fue dominada por Miguel Ángel Velasco, que alcanzó una gran puntuación (23,24) dejando muy atrás a Miguel Gutiérrez Welsh (18,90), al que le sobró muy poco para pasar el corte, ya que Juan Merodio llegó hasta 18,49. Muy ajustadas en sus tres primeras plazas estuvieron las cosas en la tercera manga clasificatoria, ya que Willy Santana (18,87), Óscar Gómez (17,60) y Axi Muniain (17,34) estuvieron en apenas punto y medio.
A la gran final pasaron, por lo tanto, cuatro riders cántabros y dos brasileños. Cantabria contra Brasil. Los americanos eran menos pero también eran los favoritos. Aún así, se quedaron con las ganas gracias a la pericia que consiguió Nano Riego en, sobre todo, la primera ola que logró puntuar, que se alzó hasta el 9,87. Consiguió otra de 7,23 que ya fue imposible de remontar para sus perseguidores, que eran los americanos. Los tres estuvieron considerablemente por encima del resto. No se dieron en ese momento las mejores olas de la jornada pero sí se disfrutaron de algunas buenas cabalgadas que permitieron al personal marcharse con satisfacción a casa después de una gran tarde donde no sólo se brindó un buen espectáculo deportivo, sino también una plácida tarde ideal para acomodarse en las rocas o en el ‘prau’ y, sencillamente, contemplar el mugido de la vaca.