29.04.2024 |
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La tensión entre la Cántabra y la ARC deriva en un choque de Víctor Canal con Castreña

Víctor Canal y Goio Villar.
Víctor Canal y Goio Villar.
La tensión entre la Cántabra y la ARC deriva en un choque de Víctor Canal con Castreña

En la reunión de delegados de la primera jornada del Campeonato de Cantabria del pasado fin de semana saltaron chispas. El presidente de la Federación, Víctor Canal, increpó al representante de la Sociedad Deportiva de Remo Castreña, Goio Villar, y le faltó «gravemente al respeto de manera despectiva y humillante». Tanto es así, que le echó de la sala y amenazó con suspender la regata si no cumplía con esta orden. Así lo ha denunciado la junta directiva del club rojillo tras una reunión que mantuvieron el pasado miércoles por la noche. Poco después de la misma y de la publicación de dicha denuncia, el presidente de la entidad de ‘La Marinera’, Fernando Ruiz, recibió una llamada de Canal pidiendo disculpas y tratando de explicar su conducta, que se habría debido a «un calentón que se le fue de las manos».

Todo se debe al conflicto destapado en estas páginas la semana pasada entre la ARC y la Federación Cántabra que ha cogido a los clubes en medio, ya que pueden ser los grandes perjudicados del mismo al estar en peligro las regatas ligueras a disputar en Cantabria. Primero hubo una reunión de ellos con la Federación y después otra con la ARC con las cuales cada uno explicó sus posturas. A Víctor Canal le contaron algo que habría sucedido en esta última o algo que habría dicho el propio Goio Villar y de ahí vino el desagradable incidente del pasado sábado.

Antes de acometer los asuntos propios de toda reunión de delegados, Canal sacó el tema de marras. «Ante la sorpresa de todos los presentes, el presidente increpó directamente a nuestro delegado, Gregorio Villar, faltándole gravemente al respeto y de una manera despectiva y humillante», relata la junta directiva de la SDR Castreña. Villar contestó asegurando que lo que estaba diciendo era falso y que le había llegado información tergiversada de lo que habría sucedido en la reunión entre la ARC y los clubes, pero de poco sirvió.

Canal afirmó que la reunión de delegados no continuaría mientras Villar estuviera en ella, pero éste no se marchó hasta que no llegó el presidente, Fernando Ruiz, a sustituirle, ya que no quería dejar a su club sin representación en un momento tan delicado. Los directivos castreños consideran que la expulsión de su delegado se produjo «de manera autoritaria y arbitraria» y que su actitud «no tiene justificación ni en una mala información del presidente ni en un momento de ofuscación». Insisten en que Villar seguirá siendo su delegado y desean que no se vuelvan a repetir los hechos «por el bien y la imagen del remo cántabro», ya que «no se puede admitir la arbitrariedad, las malas formas y el autoritarismo».

«Esta junta nunca comulgará con acusaciones y faltas de respeto basadas en informaciones incorrectas y obtenidas de fuentes indirectas», concluye la denuncia pública firmada por los miembros de la directiva castreña. Al final, todo responde al momento de tensión que se está viviendo a partir de esa pugna abierta entre la ARC y la Federación. Esta última no ha firmado el convenio por el cual se podrán organizar regatas ligueras en su territorio porque no acepta la propuesta relativa el número de jueces que habría en cada prueba y sobre quién tendría la última palabra ante posibles decisiones a tomar. Desde la Federación han echado mano de argumentos legislativos para defender su postura mientras que la ARC ha elaborado otro convenio que se acercaría a la postura inicial de la Cántabra para intentar llegar a un consenso necesario para, precisamente, no perjudicar a los socios cántabros de la asociación. Y todos están a la espera de una respuesta.

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