26.04.2024 |
El tiempo

AZARA GARCÍA

«No recuerdo haber pasado nunca tanto dolor»

La atleta corraliega ganó su segunda Transgrancanaria (129 kilómetros, 16 horas, 35 minutos) a pesar de sufrir durante toda la carrera unos fuertes calambres que la tuvieron a punto de la retirada: «No pude correr lo que quería y, aún así, veía cómo dejaba atrás a las rivales»

Azara García entrenando por los montes cántabros. / ALERTA
Azara García entrenando por los montes cántabros. / ALERTA
«No recuerdo haber pasado nunca tanto dolor»

PREGUNTA.- ¿Cuándo recupera una la normalidad después de una carrera de 129 kilómetros?

RESPUESTA.- El sábado por la noche y el domingo estuve muy fastidiada. El lunes ya estuve mejor y el martes muy bien. Estás cansada pero, sobre todo, es por esa noche que pasas sin dormir durante la carrera. Pero luego físicamente me encuentro muy bien. Hoy estuve con la fisio y, mientras me trataba, me decía que parecía mentira que viniera de una carrera así.

P.- ¿Cuánto dura el descanso?

R.- A mí me tienen que amarrar. Tanto mi entrenador como el fisio me han dicho que estos días sólo puedo hacer una hora y pico de bici y, si quiero, también caminar. Yo les doy la brasa con que me dejen hacer algo más, pero no hay manera. Ahora todavía aguanto un par de días así, pero para el fin de semana me tienen que dejar salir otra vez.

P.- Pero, después de toda la preparación que conllevaría la Transgrancanaria, ¿no te pide el cuerpo olvidarte por un tiempo de entrenar y de correr?

R.- Digamos que he tenido libre el domingo y el lunes y a mí me sobra y requetesobra. Son dos días pero me siento como si llevara un mes sin hacer nada. Estoy tan acostumbrada a ir siempre a cañón que, cuando no vas a cañón, el cuerpo pide seguir. Si cuando nos estamos preparando me dicen, por ejemplo, que este mes hay que bajar un poco el ritmo, yo les digo que no, que como mucho quince días... Me gusta mucho lo que hago, llevo toda la vida corriendo y, para mí, no dejarme correr es matarme.

P.- Le sacaste más de veinte minutos a la segunda. ¿Eso es normal o es una barbaridad?

R.- Veinte minutos corriendo en élite está bastante bien. Lo que pasa es que tampoco pude correr todo lo que quería por culpa de esos calambres que aparecieron y que no sabemos aún de dónde han venido. Juan Carlos, mi entrenador y nutricionista, sospecha que pudo ser un tema de deshidratación, pero también creemos que es raro porque apenas llevábamos dos o tres horas de carrera. Ya los empecé a sentir en la primera bajada suave, que fue a los seis kilómetros. Quizá pudo ser algún tema nervioso, espasmos musculares por la tensión de estos días o también el frío. Pero no sé porque yo llegué súper descansada después de haber bajado el ritmo de los entrenamientos. Todo estaba bien y, de pronto, sentirte tan mal me noqueó la cabeza.

P.- ¿Temiste no acabar?

R.- Claro. Yo decía venga, a ver, ha ido todo perfecto, he llegado súper fuerte... ¿y me voy a tener que ir ahora? Claro, yo veía que me quedaban ciento y pico kilómetros y ni me podía plantear que pudiera terminar la carrera así. Menos aún, cuando acababa con una maratón que era prácticamente bajada. Cogí el teléfono y hablé con mi marido Álvaro y el jefe del equipo, que eran los que me seguían. Les dejé asustados porque yo les decía que no podía correr porque tenía muchísimos calambres.

P.- ¿Y qué te decían?

R.- Me animaron a seguir. Que no me precipitara e intentara llegar al siguiente avituallamiento y ya allí ver qué tal. Y yo ahí que seguí. A lo burro.

P.- ¿Y qué pasó con esos calambres? ¿Desaparecieron?

R.- Qué va. Ojalá. Iba más o menos por el kilómetro setenta y volví a llamar casi llorando porque llevaba ocho horas con un dolor insoportable y no podía estar otras ocho así. Entre que no entiendes lo que pasa, esos dolores y, además, seguir centrada en controlar a las rivales... «No me digáis que lo intente porque llevo ocho horas intentándolo», les decía Al final, me tomé un antiinflamatorio que llevamos siempre en las carreras y, durante hora y pico, el dolor se hizo más soportable. Pude correr mejor y fue ahí cuando dejé a Ragna (Debats) atrás, me puse en cabeza y conseguí una ventaja que luego, sufriendo muchísimo, pude mantener.

P.- ¿Y cuáles son las consecuencias físicas de semejante paliza?

R.- El domingo me aparecieron un montón de hematomas en el cuádriceps que han provocado un derrame. Es que ha sido muy bestia. Javi, el fisio, tenía un poco de miedo a que, al forzar tanto, hubiera terminado teniendo una rotura importante. Pero el lunes fuimos al ecógrafo y vieron que lo que tenía era muchas microrroturas que no tienen importancia. Las estamos tratando esta semana drenando un poco y ahora ya puedo andar un poco de bici. Las agujetas también van mejorando y ahora ya puedo doblar un poco la rodilla. Pero bueno, parece que todo se queda ahí y la próxima semana ya podremos empezar a entrenar poco a poco.

P.- ¿Sabe mejor ganar tras tanto sufrimiento?

R.- Cuando llegaba a meta me entraron ganas de llorar de lo emocionada que estaba. Si cuando aparecieron los dolores me hubieran dicho no que iba a ganar, sino que simplemente iba a llegar, no me lo habría creído. No pude correr lo que quería y, aún así, veía cómo dejaba a rivales atrás. No me lo podía creer. Llegamos con mucha motivación porque sabíamos que estaba fuerte y que habíamos trabajado muy bien, pero no recuerdo haber pasado nunca tanto dolor. Otros años había llegado vaciada, pero no dolorida. Y, aún así, me encontré fuerte.

P.- ¿Tienes miedo a que esos dolores hayan llegado para quedarse y vuelvan a aparecer en la próxima competición?

R.- Sí, es algo que ya hemos comentado. Por ahora, es algo que se nos escapa pero pensamos que puede ser circunstancial y que fuera provocado también por el mucho frío que hizo que, por ejemplo, provocó que mucha gente tuviera también problemas físicos que ni siquiera le dejaran terminar. Porque fue una noche muy dura con agua, lluvia, muchos vientos, niebla... Puede ser también un tema de nervios aunque tampoco me notaba tensa ni nerviosa, pero puede ser.

P.- Era tu tercera Transgrancanaria. ¿Qué aprendiste en los dos anteriores que te sirvió en esta?

R.- En las anteriores llegué muy vacía a meta. Como vengo del atletismo, me gusta salir fuerte y rápido y, aunque en el 2017 gané, en los últimos 40 kilómetros lo pasé mal porque me pasé de vueltas por la noche por llevar un ritmo demasiado alto. Aunque el año pasado ya fui con esa experiencia, tampoco regulé demasiado bien. Esta vez el planteamiento fue el de controlar el ritmo de noche e ir más suave, sin dar la cara e ir de menos a más. Y así lo hice. Salí tranquila, en progresión y llegué con fuerza a la subida clave. Ahí saqué distancia y en la última parte, cuando se decidió todo, pude mantener porque llegué entera. Al final, vas aprendiendo a base de ensayo y error.

P.- No competías desde octubre. ¿Eso genera dudas sobre cómo vas a responder?

R.- Sí, claro, vas con la mosca detrás de la oreja. Tú entrenas pero no sabes realmente cómo estás. Tienes tus tiempos y tus referencias tanto en llano como en monte por recorridos que conoces, pero hasta que no coges un dorsal y compites no sabes cuál es tu verdadero estado de forma. Eso te crea un montón de dudas, pero teníamos todos tantas ganas después de tanto tiempo sin competir que, al final, sales sin pensarlo demasiado y a darlo todo.

P.- ¿Y qué objetivos tienes para este 2021?

R.- Aún no han sacado los criterios de selección, pero uno de ellos es el Mundial de Tailandia que será en noviembre. Por vez primera serán unificados con diferentes distancias y espero estar con la selección española en el de ultra. Estamos a la espera de saber qué criterios o qué carreras van a tener en cuenta para hacer la selección y optar a ello. El segundo es intentar ganar el circuito mundial de las ‘Spartan trail’. La primera prueba fue la de Gran Canaria, la segunda será el mes que viene en Patagonia, en junio será la tercera y en octubre la última en los Pirineos. Son las cuatro ‘ultra’ que más puntos dan. En el aire está el tercer objetivo, que son las 100 millas de UTMB.

«No recuerdo haber pasado nunca tanto dolor»
Comentarios