26.04.2024 |
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Pugna entre la Cántabra y la ARC

La Federación no ha aceptado el convenio anual propuesto por la asociación | Esta ha citado para mañana a los clubes cántabros para explicarles la delicada situación en la que esto les deja, ya que peligran sus regatas

Regata de la ARC la pasada temporada en Camargo.
Regata de la ARC la pasada temporada en Camargo.
Pugna entre la Cántabra y la ARC

Las regatas de las ligas ARC programadas en Cantabria para el próximo verano podrían estar en peligro. Es más que probable que la sangre no llegue al río, pero un desencuentro entre los dirigentes de dicha asociación y los de la Federación Cántabra de Remo puede impedir que las traineras cántabras compitan en casa la próxima temporada, lo que daría lugar a un entuerto normativo por la obligación que tiene cada club de organizar una jornada liguera cada verano. Todo está ahora mismo en el aire cuando queda un mes para el inicio de las competiciones.

Para intentar resolver el problema surgido por el desencuentro entre ambos organismos, que están obligados a entenderse, la ARC ha citado a los clubes cántabros que son socios de la misma a una reunión que se celebrará mañana a las siete de la tarde en el pabellón de actividades náuticas de Castro. En ella, los dirigentes de la asociación expondrán lo que ha sucedido (bajo su punto de vista) y, sobre todo, cuáles pueden ser las consecuencias del choque de trenes que, al parecer, se ha producido. Todo con la idea de que, en principio, sean ellos los que hagan recapacitar al presidente de la Federación a la que pertenecen para que dé su brazo a torcer.

El conflicto viene por las diferentes posturas sobre el número de jueces que han de actuar en cada regata y por el modelo de conformación de jurados en las mismas. Como cada año, la ARC envió una propuesta de convenio a cada una de las dos federaciones con las que colabora necesariamente para la organización de las pruebas ligueras (la vasca y la cántabra). Como son  regatas federadas, la federación en cuyo territorio se dispute la competición es parte activa de la organización encargándose, sobre todo, de realizar los arbitrajes. Nunca ha habido mayor problema a la hora de entenderse las diferentes partes y se han firmado dichos convenios sin mayores disputas, pero ahora ha surgido una inesperada chispa.

Después de que la Federación Cántabra rechazara el borrador de convenio que le enviaron, que es idéntico al enviado a la Vasca, la pasada semana se celebró una reunión entre la ARC y su presidente, Víctor Canal, con la idea de explicarle las novedades que querían incluir para esta temporada. Y a éste no le parecían bien. El encontronazo estuvo en el número de jueces - árbitros que la Cántabra considera que han de acudir a las regatas organizadas en Cantabria. Al menos, de colegiados pertenecientes a su Federación, ya que el número que reclama es el habitual: cinco en las pruebas en línea y cuatro en las que se celebran a contrarreloj. Para justificar la pica que ha colocado sobre la mesa, ha argumentado que responde al acuerdo adoptado en el seno federativo con la participación de los propios clubes cántabros, muchos de los cuales (Pedreña, Camargo, Castreña, Astillero y Santoña) son, a su vez, socios de la ARC. De hecho, son éstos los que están en una situación más delicada.

Ya sea de manera casual o causal, el conflicto entre la asociación y la Federación Cántabra a raíz de la composición del equipo arbitral y de quién pone esos árbitros llega tras la designación el pasado año de Uxue Zabala, que es jueza árbitro FISA desde el 2017, como gerente de la ARC. Se trata, por lo tanto, de un área que conoce bien porque es de donde procede. Y, a falta de un mes para el inicio de las ligas, ese conflicto de deseos, competencias e intereses, puede poner patas arriba la temporada.

consecuencias. Según ha comunicado la ARC a todos los clubes, esta negativa de la Cántabra a aceptar sus condiciones podría tener consecuencias. En primer lugar, cree que la Vasca se sentiría agraviada y exigiría organizar las regatas que le corresponden con un convenio idéntico al de sus vecinos. Además, entienden los dirigentes de la asociación que organiza las categorías de plata y bronce en esta parte del Cantábrico que aceptar las exigencias de Víctor Canal alteraría los presupuestos aprobados para este 2022. A ello hay que sumar que, en su opinión, «el propio modelo planificado para el control de las regatas de la asociación en la presente temporada no resultaría viable si las federaciones deportivas de remo, en este caso la Federación Cántabra, no accede a aceptarlo y a asumirlo».

La ARC viene a decir que no es viable aceptar las exigencias procedentes del remo cántabro mientras que, a su vez, admite que es la Federación la que tiene la sartén por el mango gracias al artículo 12.4 del Decreto 72/2002, de 20 de junio, de desarrollo general de la Ley 2/2000, de 3 de julio, del Deporte. En la misma, se dice lo siguiente: «La organización de cualquier otro tipo de competiciones en el ámbito de la comunidad autónoma que implique la participación de dos o más entidades deportivas, requerirá la autorización previa de la Federación. Corresponde a la junta directiva y, en su defecto, al presidente, autorizar o no dichas competiciones en base al cumplimiento de las garantías técnicas, sanitarias, de seguridad, de viabilidad económica y demás exigidas por la normativa vigente o disposiciones federativas».

Por un lado, la ARC asume que plegarse a las exigencias de la Cántabra haría inviable la competición y, por otro, que es la Federación territorial la que impone las condiciones bajo las que se disputará una regata y quien, al final, debe dar la autorización para su disputa o no. Es por ello por lo que la asociación considera que «la organización de regatas de traineras en Cantabria puede quedar condicionada, en el caso de la ARC, a que el presidente de la Federación autorice dichos eventos». «Ello hace -continúa- que, posiblemente, la no aceptación por parte de la Federación Cántabra de las condiciones planteadas por la ARC para los arbitrajes en las regatas disputadas en su territorio suponga la no concesión de la preceptiva autorización a ser concedida a los clubes cántabros organizadores». Por eso reconocen que están ante una «situación comprometida» que será analizada en la reunión de mañana, en la que se detallarán las consecuencias que puede tener para las traineras de Cantabria con el fin, probablemente, de que sean sus clubes los que ejerzan presión sobre el ente federativo. Todo ello, a falta de un mes para comenzar la competición.

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