27.04.2024 |
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Una plata que mira al futuro: "Este deporte es a muerte súbita y es la gran dificultad que tiene"

El judoka cántabro Alfonso Urquiza considera que la medalla conseguida en el Abierto de Madrid el pasado fin de semana le permitirá tener “más confianza” con vistas a corregir una temporada que no había comenzado bien

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Una plata que mira al futuro: "Este deporte es a muerte súbita y es la gran dificultad que tiene"

Alfonso Urquiza necesitaba la plata que ganó el pasado fin de semana en Madrid. Tras un inicio de año complicado, donde las cosas no habían salido como él esperaba, su motor anímico precisaba gasolina. Quería buenas noticias para afrontar con mayor garantía la segunda mitad del año, para reencontrarse con victorias de calidad, volver a estar en los planos principales de las grandes fiestas y aspirar a mirar arriba en los ránkings. Perdió la final pero llegó hasta ella. Eso ya sació sus ambiciones porque es consciente de que practica un deporte que no da segundas oportunidades. “Al mínimo error que cometas, ya has perdido”, recuerda. Hay que ser perfecto para alcanzar el oro y en el Abierto de la capital sólo le faltó eso, la perfección.

Lo bueno fue que encontró lo que había ido a buscar antes de partir hoy mismo hacia Kazajistan, donde le espera un nuevo reto quizá incluso mayor, ya que esta vez no tendrá el ‘privilegio’ de competir en casa. El cántabro acudió a Madrid porque, como explicó horas después de volver a colgarse un metal, “no estaba siendo una temporada buena”. Fue eso lo que les empujó a disputar “ese torneo en casa”, ya que él y su entrenador eran conscientes de que, por encima de todo, necesitaba “más confianza para afrontar la segunda parte de la temporada de la mejor manera posible”.

La apuesta tenía una trampa porque precisa que “el hecho de competir en casa es algo que, a priori, te puede favorecer, pero muchas veces también se nota la presión de competir contra rivales extranjeros que, en su caso, no la tienen”. Pero no se puede tener todo. La apuesta pasaba por aprovechar todo lo bueno que tenía competir en Madrid para cumplir con unas “expectativas” que, como él mismo ha reconocido, eran “altas”. Lo difícil, habitualmente, es estar a la altura de las mismas: “Había que llegar hasta las medallas y, en ese sentido, fuimos de menos a más hasta llegar a la final”. Eso ya quita un peso de encima a todo judoka porque garantiza un puesto en el lugar donde se corta el bacalao además de, obviamente, concederle la seguridad de que se va a colgar una medalla al cuello.

El combate por el oro lo perdió. Se cruzó con el portugués Joao Fernando pero no pudo con él. “La final no salió como tenía que haber salido pero, a pesar de haber perdido, volvimos contentos con los resultados”, confiesa. Al final, el gran objetivo fue recuperar sensaciones, intentar reencontrarse con las que le llevaron en volandas durante todo el año pasado, el que afirma sin complejos que fue el mejor de toda su carrera deportiva. Para empezar, ganó el bronce en los Juegos Olímpicos del Mediterráneo, además de ser protagonista del Campeonato del Mundo de Varsovia y estar en dos bloques finales de un grand prix y un grand slam.

El objetivo del 2023 fue no salirse del camino y mantener esa trayectoria exitosa, pero no es fácil. De hecho, asume que la historia cambió y que, desde un principio, este año “no empezó igual”. Confiesa que ha sido “bastante complicado”, que todo se puso “cuesta arriba”. Lo bueno es que aún es junio y queda el otro cincuenta por ciento: “A ver si se puede dar la vuelta a la situación, sumar puntos y dar más alegrías con medallas”. Ojalá Madrid marque un antes y un después.

En el abierto madrileño comenzó su camino enfrentándose a rivales que sabía que, a priori, no deberían ser muy fuertes pero que apenas conocía. Y ese desconocimiento siempre genera incertidumbre. “Te complica un poco todo”, confiesa. Sin embargo, libró bien esos primeros compromisos, por lo que se presentó en los cuartos de final con sus esperanzas intactas. Fue entonces cuando se le complicó su trayectoria en el campeonato, ya que a falta de treinta segundos iba por debajo en el marcador. No le pudo la presión. “Pude remontar y ganar. Después fui a semifinales teniendo claro que sólo valía ganar para estar en la final y, una vez clasificado, se puede decir que ya te quedas más tranquilo”, asume.

Es el judo un deporte que, como recuerda Urquiza, “no da margen de error”. “No es como, por ejemplo, el tenis, donde tienes cinco sets, donde puedes empezar perdiendo y después remontar. Aquí, al mínimo error que cometas, has perdido la opción”, explica. Sí existen las repescas pero para disfrutar de ellas hay que llegar lejos, manteniendo un expediente impoluto. No se puede comenzar poco a poco. “Este deporte es a muerte súbita y es la gran dificultad que tiene”, recalca.

Urquiza es un judoka al que el judo le viene de familia y que viene apuntando maneras desde hace muchos años. Miembro de la selección española, actualmente ocupa el puesto 53 en el ránking mundial. Su objetivo a corto plazo es ir subiendo escalones, para lo que sólo hay una receta: “La idea es competir bien y llegar lo más lejos posible en cada competición que hagamos”. El primer paso será estos próximos días en Kazajistán, donde el objetivo, como en los próximos retos, será “mejorar el rendimiento de los últimos torneos grand prix y grand slams”. Lo hará con el impulso extra que le dará la medalla conseguida el pasado fin de semana en Madrid para, poco a poco, “ir mejorando” para ir acercándose “a los puestos altos lo más rápido posible”. En el horizonte lejano se mantendrá los Juegos Olímpicos de París del próximo año.

LA OTRA PLATA. La medalla de plata que ganó Alfonso Urquiza no fue la única conseguida por los deportistas cántabros de contacto el pasado fin de semana. La karateka Nadia Gómez también fue segunda en la Premier League de Fukuoka (Japón). La santanderina avanzó con decisión durante todo el cuadro pero en la gran final se chocó con la egipcia Salama Ree Ahmed, que logró subir a lo más alto del cajón por 6-2 dejando a Gómez con la plata en la categoría de menos 48 kilos. La cita japonesa sirvió, por lo tanto, que la karateka de La Albericia sigue en la primera división del karate mundial después de haber superado las duras lesiones que la dejaron durante tanto tiempo fuera de juego.

Una plata que mira al futuro: "Este deporte es a muerte súbita y es la gran dificultad que tiene"
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