28.04.2024 |
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BOXEO

Golpe bajo a la ‘Vikinga’

Con las maletas hechas y los billetes en la mano, Marian Herrería recibió el miércoles una llamada que anulaba su pelea por el título internacional WBO de mañana en Londres

Marian Herrería, junto a su entrenador y promotor, Dani Rasilla.
Marian Herrería, junto a su entrenador y promotor, Dani Rasilla.
Golpe bajo a la ‘Vikinga’

No es serio. Es una vergüenza, pero es boxeo. Es lo peor del boxeo, uno de esos episodios que dejan a la altura del barro la organización contemporánea del noble arte. Poco tuvo de noble llamar el pasado miércoles a Dani Rasilla para comunicarle que no hay viaje, que todo lo que ha trabajado su boxeadora en las últimas semanas no ha valido para nada, que no habrá combate. Todo estaba firmado e incluso estaba todo preparado para que Marian Herrería peleara por su primer título en Londres, en una de las cunas del boxeo, pero todo se le volvió oscuro de repente, como si hubiera recibido un gancho que la dejara en la lona sin ni tan siquiera haberse enfundado los guantes. La supuesta elegancia británica tirada por los suelos. Es muy difícil aguantar tamaña falta de formalidad y de profesionalidad sin que, para colmo, lo sucedido vaya a tener algún tipo de consecuencia para quien ha faltado a lo acordado.

Mañana debía ser un gran día para Marian Herrería. Su día a día desde que se cerró el combate ha girado en torno a lo que debía suceder en el Civic Hall Grays de Londres, donde la boxeadora cántabra iba a subir al ring a pelear por el cinturón internacional de la WBO (las siglas en inglés de la Organización Mundial de Boxeo), un título intermedio del peso supergallo que permitiría a ‘La Vikinga’ subir un peldaño en su trayectoria y tener acceso a buenos combates que la hicieran crecer. Sin embargo, esa pelea no se va dar. Estaba acordada y estaba firmada. Incluso Dani Rasilla, entrenador y promotor de la púgil santanderina, tenía ya los billetes en su poder, pero la inglesa se ha echado atrás. Ha tenido miedo.

Y se pude decir sin rubor que Nina Hughes, que es la que defendía el cinturón y la que iba a pelear en casa, y su equipo han mostrado un cierto temor ante lo que podía hacer Marian Herrería por la excusa que dieron cuando, el pasado miércoles, llamaron para anularlo todo. Sólo faltaban tres días para el combate y dijeron que no, que no querían pelear argumentando que se les había presentado la posibilidad de pelear en noviembre por un título mundial y que pelear contra ‘La Vikinga’ suponía «un riesgo». Es decir, que veían la posibilidad de perder y que, de esta manera, se echara a perder su oportunidad mundialista.

El cabreo, obviamente, fue enorme. Rasilla no ha tenido problema alguno en tacharlo de «vergonzoso» porque es difícil encontrar un calificativo más suave a tamaña falta de respeto. Afirma el entrenador de Marian Herrería que ya tenían «las maletas preparadas» y todo dispuesto para haber cogido ayer «los vuelos a Londres». Todo estaba listo pero, de pronto, sonó el teléfono: «Recibimos una llamada comunicándonos que, debido a que Hughes ha firmado una pelea por el título mundial en noviembre, el combate contra Marian lo consideraban de riesgo». Sin rubor alguno. Alguien que está cerca de subir a luchar por un cinturón mundial reconoció tener miedo de una boxeadora con sólo tres peleas profesionales y que iba a ser la primera vez que saliera fuera de casa para buscar su futuro entre las 16 cuerdas. Algo vieron en ‘La Vikinga’ al estudiarla que las hizo dar un paso atrás.

«Nos dijeron que van a buscar una rival más fácil para boxear este sábado», afirma el entrenador y promotor de la primera boxeadora profesional cántabra de la historia. De este modo, los promotores británicos «incumplieron los contratos» además de demostrar «su falta de ética y de profesionalidad» al dejar a Herrería y a todo su equipo «totalmente tirados a sólo tres días de combate». Preparar una cita así supone una fuerte inversión de todo tipo y todo ello también se ha ido al traste. Fue como para sentirse un juguete roto.

Recuerda Rasilla que el campamento realizado para llegar a la cita londinense en el mejor estado de forma posible supone unos «gastos de suplementación, de fisio, de pruebas médicas y de esfuerzos» que ahora caen en saco roto. Más allá de eso, Marian Herrería no tiene la suerte, ni mucho menos, de vivir del boxeo y la preparación le obligó a pedir «permiso en su trabajo» para poder «entrenar mañana y tarde para marcar el peso y llegar en las mejores condiciones a la pelea».

Así, de pronto, lo que iba a ser un fin de semana cargado de emociones y grandes esperanzas, se ha convertido en decepción. Lo bueno es que al equipo de Dani Rasilla no le coge todo esto de nuevas. De hecho, la compañera y buena amiga de Marian Herrería, Mariluz Peral, sufrió algo muy semejante el pasado mes de julio. Incluso peor. El combate que le esperaba no ofrecía la posibilidad de luchar por un título pero sí era muy especial, ya que era su debut como profesional. Todo estaba atado y el mismo día del combate conoció que su rival, sin dar argumento alguno, no se iba a presentar, por lo que también se quedó plantada. Alguien debería hacer que este tipo de prácticas no salieran gratis porque, de lo contrario, el boxeo estará dando aún más argumentos a sus detractores. Hoy en día es un espectáculo poco fiable porque, como suele decir Víctor Iglesias, el entrenador de Sergio ‘El Niño’ García, no se puede tener la certeza de que se va a producir un combate en la fecha y en la hora señalada hasta que uno no se ve en la esquina. Que se lo digan a ‘La Vikinga’.

«Me siento impotente, engañada y utilizada». Como no podía ser de otra manera, Marian Herrería era ayer una mujer «desanimada» porque no se terminaba de creer lo que había pasado. En una breve entrevista con el portal especializado Aebox, la cántabra reconocía que la preparación para el combate había conllevado una inversión económica «brutal» que, salvo que prospere alguna reclamación, se ha perdido por el camino.

En lo personal, recordó que le habían avisado del combate con sólo cuatro semanas de antelación y, aún así, lo aceptó a pesar de estar en ese momento «varios kilos por encima». Había llegado bien y no iba a tener problema en la báscula, pero ni siquiera va a haber báscula. «Si me dices que es por una lesión, que puede pasar porque somos deportistas, lo acepto, pero que no se haga el combate y busquen una jornalera para no poner en riesgo el mundial, me da mucha rabia», reconoció.

Resaltó que ya había «un contrato firmado» que no se va a cumplir y que ella había puesto lo máximo de su parte «entrenando con plásticos para llegar al peso». «Incluso me han hecho filmar un vídeo reflejando que ya estábamos en los 57 kilos pactados y luego a tres días del combate me dices que no. ¿Y la parte económica de todo lo gastado», se preguntaba la ‘Vikinga’. Ésta se sintió «impotente, engañada y utilizada» porque intuye que pensaban que ella iba a ir derrotada hasta que se han dado cuenta de que «entrenaba duro y en silencio». «¿Me tienen miedo?», se pregunta. «Es de vergüenza», subrayó. El golpe es enorme en todos los sentidos y tiene claro la boxeadora cántabra que «no es justo que suceda algo así» y ni que sea legal, ya que «es un campeonato firmado, con un contrato firmado». Por eso resulta inexplicable que se la quiten del medio para medirse a una rival más sencilla. «¿En qué punto moral y deportivo se encuentra la cancelación»?, preguntaba Herrería. Ahora toca mantener la motivación y las ganas de enfrentarse «a las mejores» para «estar entre las mejores», algo que tiene claro que «sólo se consigue aceptando estos retos sin miedos». Al final, parece que es la inglesa la que ha tenido el miedo a cruzarse con ella.

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