Estar en la tanda de honor es un privilegio, pero también conlleva sus riesgos. Exige tener un buen armario y clase suficiente como para mirar a los ojos a las traineras que viajan en las calles de al lado. Son las mejores y no es sencillo estar a su altura. Competir junto a ellas puede ayudar a sacar el máximo rendimiento a una embarcación pero también condenarla al olvido, dejarla rápidamente en tierra de nadie, sin rumbo y desorientada, sin saber muy bien dónde está.

Es fácil quedarse fuera de plano, como le sucedió a Camargo en la mañana de ayer. Se quedó muy lejos de los tres que peleaban por todo y sólo acertó a intuir los bombardeos por la bandera desde la lejanía. Si el sábado fue cuarto, ayer domingo fue octavo. Para que a alguien le vaya peor, a otro le tiene que ir mejor. Y uno de los beneficiados fue Pedreña, que en aguas pasaitarras ganó por vez primera este año a Camargo.

Lo hizo, además, por trece segundos, que es mucho pero una desventaja insuficiente para meterse en la pelea de verdad, en la buena, en la que todo el mundo quiere estar. Los trasmeranos fueron la mejor trainera cántabra pero sólo les dio para ser sextos. Tampoco ellos encontraron los focos pero, viendo de dónde venían, sólo percibir una evolución ya es motivo de satisfacción para la trainera negra, que emprenderá una nueva semana de trabajo con aires renovados. Quién peor lo pasó fue Castro. Las ilusiones germinadas el día anterior al mantener bajo control a Busturialdea se vinieron abajo al quedar fuera de juego desde el primer largo. Con sólo un cambio en sus tostas, la entrada de Asier Erostarbe por Izan López en el cobre de babor, ‘La Marinera’ fue perdiendo tres o más segundos en cada uno de los seis parciales hasta llegar demasiado solo. No se oía ni el eco. Y era un día para intentar consolidar distancias porque, por ejemplo, el próximo fin de semana se vienen dos regatas marineras en las que es fácil intuir un mejor rendimiento del bote de Elantxobe.

Fue Pedreña el equipo cántabro que más cambios realizó respecto al día anterior. Dos tipos fundamentales como Kevin Vieira y Miguel Navarro subieron a bordo del mismo modo que lo hizo Carlos Diego en detrimento de Fran San Emeterio, Huxley Monroy y el joven Pablo Quintanal. A la ‘Pedreñera’ le tocó una bonita tanda junto a Arkote, Zumaia y Zarautz, ideal para seguir sumando pistas sobre su verdadero nivel. En el agua estaban quienes querían derribar la puerta de acceso a la tanda de honor.

En medio minuto de regata, Pedreña ya había perdido un segundo con sus compañeros de viaje. Sin embargo, mantuvo el tipo, comenzó a enseñar la popa a Zarautz e impidió que Arkote y Zumaia se fueran a más de cinco. Hasta la segunda ciaboga.

De la misma salieron éstos más rápido, pusieron siete de renta respecto al representante cántabro y, a partir de ahí, los trasmeranos comenzaron a tener un apretado duelo tanto con la ‘Enbata’ como con el tiempo que había dejado escrito Hondarribia B en el primer acto. Éste lo ganó con tanta autoridad que le dio argumentos para mantener una agria discusión con la ‘Pedreñera’ en los veinte minutos siguientes. Zarautz ya había demostrado el día anterior su capacidad de aferrarse a la estela de quien tuviera cerca. En San Juan de Luz fue Camargo, a quien a punto estuvo de sorprender en un tremendo último largo, y ayer fue Pedreña. Éste notó su aliento en todo momento, la sensación del filo del cuchillo sobre su garganta durante los seis largos que ayer, una vez más, tuvieron que completar las traineras. Y no es fácil vivir con la amenaza, pero la ‘Pedreñera’ lo hizo. Mantuvo en todo momento el tipo. Es más, sacó máximo partido de oír pasos a su espalda para, finalmente, mejorar el tiempo de Hondarribia B, algo que estuvo en cuestión durante, al menos, el cuarto y quinto largo.

En la cuarta ciaboga, el tiempo de los trasmeranos era un segundo peor que el del filial de la ‘Ama Guadalupekoa’. En la quinta, ambos marcaron idénticos tiempos. A correr. Quien más remara ganaba. Los verdiblancos habían competido por la calle uno y los blanquinegros por la tres. Con la marea subiendo y el viento a favor, las calles centrales daban la impresión de volar en los metros finales de los largos de ida. A partir de ahí, tocaba esconderse, arrimarse a algún costado. Y Pedreña libró bien, manteniendo el tipo, demostrando una dureza mental fundamental para reaccionar en momentos calientes y cruzando la meta, finalmente, sólo 75 centésimas antes que el ganador de la primera tanda. El ganador de la última, la de honor, fue San Pedro. Ganó en casa, qué gozada. De nuevo amenaza con ser el más regular porque el campeón del sábado ayer fue quinto. No pudo mantener su ritmo, vio marchar a Lapurdi, que durante un buen tiempo aspiró a dar alcance a la ‘Libia’, y ninguno de los dos fue capaz de mejorar los tiempos de Zumaia y Arkote, que se apuntan a todo. Hay muchos aspirantes pero, por ahora, los cántabros lo ven todo desde la distancia.

Camargo ni olió ayer la gran pelea. No sintió cerca la amenaza o la ilusión que puede transmitir viajar cerca de un rival y sólo se pegó de verdad con los tiempos que había dejado Deusto en el primer acto, que suena a poco. Remar en la tanda de honor significa mucho pero también se corre el peligro de no estar a la altura y quedarse abandonado en tierra de nadie.

ASTILLERO, QUINTO. Ayer se disputó también la segunda jornada de la liga femenina ETE, en la que Astillero confirmó que su resultado de la primera fecha no había sido casualidad. Ayer fue el más lento de la tanda de honor, de donde se fue quedando descolgado a partir del segundo largo, pero mantuvo bajo control a buena parte de los que compitieron en el primer acto. Se quedó a sólo dos segundos de Zarautz, que fue cuarto, y fue nueve segundos más rápido que Ondarroa y once que Hernani. La bandera se la llevó Kaiku mientras que la ‘San José’ pasa a ser quinta de la general y competirá en la tanda inicial el próximo fin de semana.