02.05.2024 |
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JON MÍGUEZ VS JORDI WEISS

La EBU no castiga a Jordy Weiss

Le ha vuelto a nombrar coaspirante al Europeo, por lo que se volverá a medir a Jon Míguez a pesar de no realizar los controles anti dóping en el primer enfrentamiento - La pelea incluso podría ser de nuevo en Francia
Jon Míguez frente a Jordi Weiss durante el último combate.
Jon Míguez frente a Jordi Weiss durante el último combate.
La EBU no castiga a Jordy Weiss

Está escrito: es obligatorio pasar el control antidoping tras disputar un Campeonato de Europa de boxeo. En el que protagonizó Jon Míguez hace un par de semanas no lo hubo. Sorprendió e incluso preocupó al equipo del cántabro, que olió muchas cosas raras en su visita a territorio francés. Sin embargo, no va a tener consecuencias. Otra más. Nadie sabe para qué está la EBU pero, lejos de castigar o sancionar a Jordy Weiss y a la promotora que organizó la velada, le han vuelto a nombrar coaspirante oficial. Como si no hubiera pasado nada. Sigan, sigan, que no hay nada que ver.

Míguez ya sabe, por lo tanto, contra quién va a volver a pelear por el trono continental. Será el mismo rival que tuvo hace tres semanas, contra quien firmó un empate. El título, por lo tanto, sigue vacante. Es cierto que lo más lógico era desde un principio que hubiera revancha entre los dos mismos protagonistas pero la colección de irregularidades que hubo en esa velada y, sobre todo, pasar por alto la realización de los controles anti doping abrió la posibilidad de que se nombrara otro rival para el púgil castreño. Nada de eso.

La decisión de la EBU de no castigar una infracción tan grave le deja en mal lugar. Su reputación y seriedad va disminuyendo año a año porque en esta ocasión, además, la esquina de Jon Míguez tuvo en todo momento informado al vicepresidente del máximo organismo pugilístico europeo, el español Domingo Matas, de lo que estaba sucediendo. Incluso antes del combate, cuando les quisieron hacer firmar un documento con el cual aceptaban no pasar control antidoping. Obviamente, no lo hicieron. Lo que no se esperaban era que, aún sin aceptar semejante irregularidad, se decidieran a pasar por alto este trámite.

La EBU deja sin castigo una decisión que puede resultar peligrosa. En cualquier deporte, el dóping supone hacer trampa y conseguir un mejor rendimiento, pero en una actividad de contacto incluso puede poner en peligro al rival. Jon Míguez salió entero y en pie pero sí reconoció que le había extrañado que sur rival siguiera a un ritmo tan alto de golpeo y de esquiva en los últimos asaltos. Intuyó que había algo extraño, idea que, lógicamente, potenció cuando, tras la pelea, vio que no había nadie esperándoles para acompañarles a recoger una muestra de orina en la sala antidoping. Weiss se marchó como si nada, sabedor que no había ningún trámite que superar. Se lo pasaron por alto y no va a tener consecuencia alguna.

Lo peor es que el boxeador castreño corre el peligro de tener que pasar por lo mismo porque ahora, una vez que la EBU ha nombrado a los dos mismos coaspirantes, ha iniciado los trámites desde cero. No había ninguna posibilidad de revancha acordada y, por lo tanto, cabe la posibilidad de que el segundo capítulo del enfrentamiento sea también en territorio francés. Una vez que se ha ordenado la pelea, ambas partes tienen hasta el 20 de junio para ponerse de acuerdo. En el probable caso de que no suceda, tocará acudir a la subasta, en la que se lleva la velada quien más dinero ponga dentro.

Para el primer combate, dicha subasta la ganó la promotora de Jon Míguez. Sin embargo, semanas después hubo marcha atrás. Parece que se vio incapaz de conseguir la cantidad que había propuesto y la velada se fue para Francia, donde el púgil castreño sabía que tenía poco que hacer. Con todo, el mayor temor con el que fue, que se centraba en lo que pudieran decidir los jueces en las cartulinas, no se consumó. Los verdaderos problemas llegaron en todo lo que rodeó la pelea en sí. Ahora, el gran objetivo del cántabro sería conseguir que su segundo intento al trono continental pudiera hacerlo en casa.

“Me gustaría intentar traerlo a Castro Urdiales o cerca de aquí, pelear en casa es un plus y allí tuve envidia sana, lo prepararon muy bien ante más de tres mil personas”, ha asegurado el dos veces campeón de España al portal especializado Espabox. Es bien consciente de que para conseguir que la velada aterrizara en territorio cántabro necesitarían “la ayuda del Gobierno de Cantabria, del Ayuntamiento de Castro o de algún patrocinador”. De lo contrario, resulta complicado por la falta de apoyo decidido de las televisiones en España, algo que sí tienen en Francia.

Uno de los puntos sobre los que se podría apoyar Jon Míguez es en su excompañero y amigo Kerman Lejarraga, que viene de organizar una gran velada en Madrid. Ahora es promotor y está decidido a impulsar grandes eventos pugilísticos por diferentes plazas del territorio español. Bilbao es su casa y también donde, a la sombre de los grandes combates del ‘Revolver de Morga’, Míguez fue creciendo y labrándose una trayectoria. Quizá pudiera tener en mente levantar una buena noche de boxeo con el Campeonato de Europa del castreño como plato fuerte. Habrá que esperar acontecimientos. Queda mes y medio hasta la subasta.

Lo que le queda a Míguez es esperar acontecimientos y ponerse en lo peor. Es decir, en la posibilidad de tener que volver a pelear en territorio francés. Asume que si toca, no le quedará más remedio que volver. Eso sí, advierte de que “en el contrato deberá figurar el control antidopaje obligatorio como manda la EBU”. En verdad, ni siquiera debería existir esa necesidad porque lo establece la propia normativa del organismo continental, pero como de éste parecen reírse ya los propios boxeadores y promotores, mejor que quede por escrito. “Que se lo hayan saltado una vez, vale, pero dos ya no”, avisa el boxeador castreño.

Tras tomarse un respiro después de la larga preparación que conllevó su primer asalto al trono continental, la idea de Jon Míguez es retomar su rutina poco a poco a la espera de que se vaya fijando una fecha para el segundo episodio del enfrentamiento, que probablemente deba esperar al mes de septiembre. El castreño volvió con su primer nulo pero con un saco de enseñanzas: “Tengo que ser más inteligente, aprender de los errores de la primera pelea, ir menos a lo loco. Tendré que dosificar mejor para no terminar tan vacío”. Si salió tan revolucionado fue por tener la certeza de tener que hacer mucho más que su oponente para que los jueces le dieran ganador. Eso, en casa, no le sucedería.

La EBU no castiga a Jordy Weiss
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