19.04.2024 |
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CAMPEONATO PESO WELTER

Dos asaltos le bastan a Míguez

El árbitro levanta el brazo de Míguez en señal de victoria.
El árbitro levanta el brazo de Míguez en señal de victoria.
Dos asaltos le bastan a Míguez

Es lo que tiene el boxeo. Alguien se puede tirar horas en el pabellón aguardando el combate estelar, la disputa por el cinturón español del peso welter, para que después éste apenas dure cinco minutos. En concreto, hubo que aguardar hasta más allá de la una de la mañana para ver a Jon Míguez levantar el puño en el Palacio de los Deportes en señal de victoria ante un Jonathan Valero superado, noqueado y sin ganas de hacerse el héroe. Su inferioridad quedó de manifiesto desde el primer momento y en sólo dos asaltos dijo basta.

Desde un principio intuía que estaba en un sitio que no le correspondía y en cuestión de segundos lo confirmó. El KO, el punto y final y la combinación que mandó al aspirante a la habitación del sueño llegó en el segundo asalto. Ni siquiera les dio tiempo a romper a sudar a ninguno de los dos tras un primer capítulo de la contienda equilibrado y de tanteo pero que ya dejó bien claro qué traía uno y qué traía el otro.

De hecho, Valero cayó en la lona en esos tres minutos iniciales aunque el colegiado no realizó cuenta alguna al interpretar que había sido un resbalón que, eso sí, habría llegado después de un golpe del campeón. Con todo, lo cierto es que ambos aparecieron con respeto y con la defensa bien puesta para, por encima de todo, evitar un golpe en frío, pero los acontecimientos se precipitaron tras el primer y único paso por la esquina.

En cuanto el campeón castreño aceleró, se acabó lo que se daba y se puso punto y final a una noche que llegó a amenazar con coquetear con el cambio de hora. Bastaron tres manos consecutivas, la última de ellas un croché de izquierdo tremendo, para que se acabara el campeonato. Cuarenta años esperando para una pelea de asalto y medio. Así funciona. La victoria fue contundente y propia de alguien muy superior a quien tenía delante.

Los que estaban en el pabellón la disfrutaron aunque quizá les habría gustado que Míguez hubiera tenido ante sí a alguien capaz de darle una mayor réplica. No se puede decir que se cayera el pabellón con aquel KO porque había algo más de mil quinientas personas repartidas por toda la ‘ballena’, lo que podría ser un número estimable en un recinto más humilde, pero que da la sensación de vacío en el Palacio de los Deportes. No se puede decir que la velada resultara un éxito de público.

MGZ, la promotora, se la jugó apostando a la grande aunque la vuelta del boxeo rentado a la capital cántabra quizá hubiera necesitado de un paso intermedio. Bueno sería que lo sucedido en la noche del sábado no fuera flor de un día y tuviera algo de continuidad. A quienes llevaban muchas horas en el pabellón no les interesaba sólo el campeonato, sino que habían ido a disfrutar con el resto de platos que ofreció el menú.

De partida, contaba con otras tres peleas profesionales que concedieron un pleno de victorias a los boxeadores que MGZ tiene en cartera. Quizá el más espectacular de todos resultó el del joven Jokin García, que acabó por la vía rápida con su oponente ucraniano Yevhen Kostenko, que se presentó en Santander con el mismo récord que el púgil vasco (1-0). Sólo este último puso el número dos a su historial acumulando, a su vez, otros tantos KO. Jokin García forzó a su oponente a abandonar en el tercer asalto, cuando aún quedaba otro más para completar el pacto.

Hasta ese momento, el boxeador ucraniano recibió un buen número de golpes dentro de la constante repetición de manos que ofreció el boxeador vasco, a quien se le vio con ritmo, acierto y mucha ambición. Realizó una importante labor de desgaste a un oponente que, en verdad, no sabía dónde meterse. A las cartulinas tuvo que llegar Santiago Vanegas (6-0, 1KO) para confirmar su victoria ante el italiano Andrea Lo Sicco, que se presentó en la capital cántabra sin ninguna victoria en su historial, condición que mantuvo cuando se fue.

El combate estaba pactado a seis episodios y el boxeador transalpino cayó en el tercero. Sin embargo, superó la cuenta y se mantuvo en pie hasta el final respondiendo a las acometidas de Vanegas y consiguiendo acabar el combate en pie, algo por lo que pocos hubieran apostado en el ecuador de la historia. El dominicano afincado en Bilbao Saúl Luna también se hizo con la victoria a los puntos. Delante tuvo a una buena piedra de toque como el ucraniano Artem Ayvazidi, que llegó con 34 combates profesionales a sus espaldas. Eso hablaba de una veteranía y un oficio que enseñó sobre el ring. Dio la cara ante un buen Luna en un combate con alternativas. Su victoria pareció clara pero, aún así, la decisión no fue u

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