29.04.2024 |
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VIOLENCIA

El crimen organizado de Ecuador echa su primer pulso al gobierno de Noboa

Policías ecuatorianos detienen a un grupo de presuntos integrantes de banda armada. / aee
Policías ecuatorianos detienen a un grupo de presuntos integrantes de banda armada. / aee
El crimen organizado de Ecuador echa su primer pulso al gobierno de Noboa

El crimen organizado en Ecuador ha desencadenado una nueva ola de violencia, evidenciando su influencia tanto dentro como fuera de las prisiones del país. Esta escalada, aparentemente coordinada, se manifiesta en el asalto a un medio de comunicación, la exhibición de la captura de guardias penitenciarios en motines y el caos generalizado en las principales ciudades del país. Este fenómeno marca el primer gran desafío para el presidente Daniel Noboa, quien asumió el cargo el pasado 23 de noviembre.

La respuesta del nuevo Gobierno ante la creciente criminalidad vinculada al tráfico de drogas y la minería ilegal ha sido frontal, buscando una rápida militarización del conflicto y obteniendo el respaldo popular mediante un plebiscito. La situación alcanzó su punto álgido el martes, cuando el presidente declaró la existencia de un "conflicto armado interno" en respuesta a los amotinamientos en cárceles, ataques a fuerzas de seguridad y el asalto a un canal de televisión en Guayaquil.

Los videos proporcionados por trabajadores de TC Televisión, a los que El Debate ha tenido acceso, muestran momentos de tensión en el medio de comunicación, con comunicadores suplicando por sus vidas mientras las fuerzas de seguridad intervenían para poner fin al ataque criminal.

Noboa calificó a 22 grupos criminales como "organizaciones terroristas" e instruyó a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional ecuatoriana para "neutralizar" a estas bandas. La crisis se desató después de que el presidente declarara el estado de excepción y adoptara medidas severas tras la desaparición de Adolfo Macías, alias Fito, líder destacado de una de las principales bandas delictivas encarcelado y fundador de Los Choneros.

El Gobierno confirmó la fuga de Macías el 7 de enero, desplegando miles de soldados en las calles y prisiones de Ecuador durante 60 días para localizar al criminal. Sin embargo, esta respuesta no ha evitado que la violencia se desate en diversas partes del país.

Las imágenes de los ataques simultáneos de bandas armadas han sembrado el pánico entre la población civil. Los saqueos a comercios, toma de calles y asaltos a universidades han sido parte del prontuario del crimen organizado, generando caos y miedo en varias ciudades.

Estudiantes como Escarlet Aguirre, que vivió el martes en Quito, describen la situación como inesperada y aterradora. "Estábamos en clase en una prueba y la profesora nos indicó que el Gobierno declaró la guerra al crimen organizado. Todos nos pusimos muy nerviosos y salimos de clases", relata Aguirre, evidenciando el estado de pánico generado por la rápida difusión de la intervención en el canal de televisión.

El caos se ha extendido a diversas áreas, con saqueos en el centro histórico de Quito y el cierre de comercios, escuelas y universidades. La población civil se encuentra en un estado de alerta constante, temiendo convertirse en víctima colateral de este conflicto interno.

La directora de la revista Vistazo, Patricia Estupiñán, describe la situación en Ecuador como la de "un enfermo que estaba con anemia y que, de repente, le llega este cáncer del crimen organizado. Estamos desbordados y lo ocurrido el martes fue una película de terror". Ante la declaración de conflicto interno, Estupiñán señala que las Fuerzas Armadas y la Policía consideran a los grupos narcodelictivos como terroristas, lo que podría resultar en el uso de la fuerza letal en caso de delitos flagrantes.

Ecuador, que históricamente fue considerado una isla de paz, se enfrenta a una realidad cada vez más insegura. La crisis se agudiza desde 2021, cuando el sistema penitenciario experimentó su primera masacre significativa, desencadenando una serie de crímenes violentos, secuestros, extorsiones y disturbios en prisión. La población ecuatoriana se encuentra en vilo, esperando medidas efectivas para contener la creciente amenaza del crimen organizado.

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