19.04.2024 |
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«Ahora ya tenemos un esquema que nos identifica»

Íñigo reconoce que el centro del campo ha agradecido la llegada de Riki | Cree que el equipo se siente «cómodo» con el 4-2-3-1

Íñigo Sainz Maza, entrenando ayer en las instalaciones Nando Yosu. / Hardy
Íñigo Sainz Maza, entrenando ayer en las instalaciones Nando Yosu. / Hardy
«Ahora ya tenemos un esquema que nos identifica»

El Racing fue un aparato en pruebas hasta el mes de enero. Hasta hace bien poco, no sabía ni cómo jugar ni cuál era el traje que le sentaba mejor. Llegó Rozada queriendo jugar 4-3-3 y así formó a sus hombres durante buena parte de la pretemporada, pero justamente en el primer partido liguero se presentó con un 3-5-2. Éste lo fue cambiando para intentar dar con la tecla jugando 4-1-4-1, volviendo al 4-3-3 o incluso dibujando en la pizarra un 4-4-2. Durante su trayectoria como entrenador, él siempre había apostado por el 4-2-3-1, pero en el equipo verdiblanco no creía tener a los futbolistas idóneos para poner en práctica este esquema. Y, curiosamente, es éste el que se ha terminado por asentar por mucho que haga ya mes y medio que él no está al frente del equipo.

Aritz Solabarrieta también probó de todo tras su llegada. En cada partido, su equipo salía a jugar con un sistema diferente. Y, para colmo, nunca terminaba igual que empezaba. Sin embargo, ahora parece que ya ha dado con la tecla y ha repetido en los últimos partidos el 4-2-3-1 que no quiso utilizar su predecesor en el cargo. Y la estabilización de un mismo dibujo ha coincidido con la mejor racha hasta la fecha del Racing esta temporada y con la segunda vez en el presente curso en la que, al menos, ha enlazado dos victorias consecutivas.

Es bueno que el conjunto cántabro al menos ya sepa lo que es, lo que quiere ser y cómo quiere ser. «Ahora, al menos ya tenemos un esquema que nos identifica y con el que nos sentimos cómodos», afirmó en la mañana de ayer Íñigo Sainz Maza, que viene de firmar una gran actuación el pasado domingo contra el Leioa. En las últimas semanas, había sido Nana quien se había hecho fuerte como medio centro de contención y quince días atrás, en el envite contra el Bilbao Athletic, incluso habían coincidido los dos en la sala de máquinas. Y aquello no salió bien porque ambos necesitan a un pelotero a su lado. El africano había tenido a Martín Solar anteriormente pero éste nunca ha tenido la oportunidad de asentarse en las alineaciones. Es Riki quien sí lo va a hacer.

Y el centrocampista de Ampuero agradece la presencia del jugador asturiano cerca de él porque entiende que les ha ayudado a «dar un paso hacia delante con el balón». Y eso es algo que necesitaba el Racing. No podía hacerlo cuando jugaban él y Nana porque, aunque ambos tienen muchas aptitudes, entre ellas no está la capacidad o la posibilidad de iniciar el juego con ritmo y fluidez. Sí la tiene el ovetense. E Iñigo no se corta a la hora de reconocer que se trata de «un jugador con mucha calidad con el balón» que «ha ayudado en esa faceta con la posesión». Venía persiguiendo el conjunto cántabro la posibilidad de sentirse poderoso y protagonista con el esférico y el recién llegado ha conseguido que todo fluya mucho mejor.

Todo ayuda, como tener más peloteros sobre el terreno de juego y también dar continuidad a un mismo esquema. La inercia es ahora positiva y poco tiene que ver el ambiente tanto dentro como fuera con el que se respiraba hace apenas tres semanas. Recuerda el jugador cántabro que acumulan ya «una racha de tres o cuatro partidos en los que el equipo ha dado un paso hacia delante y en la que los resultados están saliendo bien». Por eso mismo, tienen claro ya cuál es «la línea a seguir». El camino ha quedado marcado y se han propuesto seguirlo.

una brecha. La pena es que esos buenos resultados cosechados por el conjunto cántabro en el último mes no les ha servido para meterse de lleno en la pelea por los tres primeros puestos. Siguen a la espera de que alguien pinche y a una distancia prudencial, sin estar aún metidos en la melé. Como destaca Íñigo, últimamente se está viendo cómo «se ha creado una brecha en la clasificación entre los que están arriba y los que están abajo». Lo mejor es que el Racing se ha asentado entre los primeros porque, hasta hace bien poco, tenía el pozo clasificatorio bien pegado a su estela. Al menos ha escapado de ahí pero lo ha hecho sabiendo que, en lo que queda por delante, su margen de error es mínimo. No existe. «Tenemos que pensar en ir partido a partido pero también en sacar todos los partidos adelante y sumar tres en cada jornada», recalca el medio centro verdiblanco.

Dentro del vestuario se respira ahora mejor que hace sólo un puñado de semanas, pero Íñigo asegura que el día a día no ha cambiado porque ellos no han dejado nunca de «entrenar al máximo». Es bien consciente de que, a lo largo de una temporada, siempre hay «rachas malas» y, en ese sentido, reconoce que «no es lo mismo entrenar cuando los resultados son buenos que después de una derrota». Sobre todo, desde un punto de vista anímico. «Sin embargo, nosotros hemos seguido entrenando al máximo y en la línea que quería el míster», precisa.

Lo que sí admite el jugador cántabro es que ahora tienen «las ideas más claras» y se han «asociado mejor» entre ellos. Como si, de pronto, se les hubiera encendido la luz y todo hubiera empezado a conectar. Y eso que en las últimas semanas se han producido «muchas salidas y llegadas» y ha cambiado casi un cuarto de la plantilla, pero lo importante es lo que queda y, en su opinión, el Racing dispone de «una plantilla competitiva en la que hay alternativas en todos los puestos, en algunos incluso tres jugadores». «Ha quedado un equipo bien compensado que va a competir al máximo», vaticina el futbolista de Ampuero.

Lo cierto es que la mejoría del equipo y esta racha que, por lo menos, les ha permitido dejar atrás ese estado depresivo que arrastraron entre diciembre y enero ha coincidido con la llegada del psicólogo al organigrama del club y del primer equipo. Afirma Íñigo que hace una labor «importante para el equipo». Sobre todo, lo hace desde el punto de vista «anímico». El trabajo es tanto individual como colectivo y considera el futbolista de Ampuero que una labor clave que hace es «transmitir el racinguismo y lo que representa y lo que le identifica a cada uno». «Hay gente de fuera que igual no estaba tan identificada con el racinguismo y, en ese sentido, hace un trabajo genial», subraya.

A quienes no hay que explicarles nada de todo eso es a los de casa, que están teniendo importancia en el proyecto del presente curso. De hecho, el pasado domingo jugaron de partida Ceballos, Mantilla, Íñigo, Pablo Torre y Marco Camus, además de Lucas Díaz, que fue el portero del filial la campaña pasada. No está mal. Recuerda Íñigo que les están dando «la oportunidad a los canteranos no de jugar, pero sí de estar en el primer equipo para que, a partir de ahí, cada uno se lo gane». Por eso deja claro que nadie les ha regalado nada y que han asomado la cabeza porque han demostrado que pueden y deben jugar tanto cada vez que han aparecido en el terreno de juego como en el día a día. «Al fin y al cabo, es un orgullo para el racinguismo y para nosotros mismos que haya tantos chavales en el prado y, además, rindiendo a un gran nivel», apunta.

Dos de los jóvenes valores del Racing que hicieron también la pretemporada con el primer equipo pero que luego fueron cedidos (Goñi y Saúl Garcia) están en el Laredo. Y éste será el próximo equipo que va a visitar Los Campos de Sport. Ya anuncia Íñigo que va a ser «un partido muy difícil». El equipo pejino llegará a la capital tras haber jugado otros dos partidos esa misma semana mientras que los racinguistas lo harán tras quince días sin jugar. Sin embargo, no cree que eso vaya a ser «un plus» o les vaya a hacer afrontar el partido «con ventaja por el hecho de estar más descansados». «Para ellos va a ser el partido de sus vidas por jugar en El Sardinero contra el Racing y, de hecho, en San Lorenzo ya se vio que es un partido muy difícil, por lo que aquí va a ser lo mismo. Tendremos que salir al máximo a darlo todo», concluye el lateral derecho reconvertido en medio centro.

«Ahora ya tenemos un esquema que nos identifica»
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