La situación de precariedad laboral se ha intensificado a lo largo del año 2023, según revelan minuciosos datos proporcionados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Estos indicadores arrojan luz sobre la realidad laboral que enfrenta la fuerza laboral del país, destacando preocupantes tendencias en la duración de los contratos y las implicaciones de la reforma laboral de 2021.

Uno de los hallazgos más destacados es que aproximadamente el 20,6% de los contratos firmados durante el año pasado tuvieron una duración igual o inferior a una semana, evidenciando una significativa proporción de empleados involucrados en relaciones laborales efímeras. Asimismo, un tercio de estos contratos no lograron extenderse más allá de un mes, subrayando la fragilidad y la inestabilidad de las condiciones laborales.

Al analizar por sectores, se observa que la industria y la construcción fueron los más afectados, con una duración media de contratos de 48,3 y 62 días, respectivamente, en 2023. Estos datos representan una reducción notoria en comparación con 2019, pre-reforma laboral, indicando un descenso en la estabilidad contractual en estos sectores clave de la economía española.

En contraste, el sector agrícola ha mantenido relativamente constante la duración media de sus contratos desde 2006, registrando 32,07 días en 2023. Este fenómeno sugiere una mayor estabilidad en las prácticas de contratación en el ámbito agrícola en comparación con otros sectores económicos.

Es crucial señalar que la reforma laboral de 2021 desencadenó cambios significativos en la estructura de los contratos temporales, marcando la desaparición progresiva de los contratos de obra o servicio, considerados previamente entre los de mayor duración. Esta medida buscaba desincentivar la proliferación de contratos de muy corta duración mediante penalizaciones en las cotizaciones empresariales.

Otro aspecto relevante es la disparidad en la duración de los contratos respecto a años anteriores a la reforma laboral de 2021. En términos generales, la duración media de todos los contratos en 2023 se situó en 46,36 días, marcando un mínimo desde 2006. Este descenso, a pesar de que la reforma llevó los contratos temporales a mínimos históricos, plantea interrogantes sobre la efectividad de las medidas implementadas para mejorar la estabilidad laboral.

En cuanto a la categoría de contratos fijos discontinuos, se observa un aumento significativo desde la implementación de la reforma laboral en 2021. Más de 2,3 millones de estos contratos se realizaron en 2023, representando un incremento sustancial respecto a los niveles pre-reforma de 2019 y superando en gran medida los números registrados en 2006.

A pesar de este aumento en los contratos indefinidos, que ahora constituyen casi el 43% del total, la duración media de estos contratos ha disminuido. En 2023, la duración promedio fue de apenas 46,3 días, en comparación con los 79,13 días registrados en 2006. Este fenómeno paradójico ha sido señalado por expertos, como los de Fedea, quienes argumentan que la reforma laboral ha incentivado la conversión de trabajadores temporales a indefinidos, pero al mismo tiempo ha acortado la duración de estos últimos.

En términos de números concretos, en 2023 se llevaron a cabo un total de 15,444,205 contratos, reflejando una disminución del 15,6% en comparación con 2022. De este total, más de 8,8 millones fueron contratos temporales, marcando la cifra más baja en la serie histórica y una reducción significativa del 21,8% respecto a 2022.

Estos datos ofrecen una visión exhaustiva de la compleja dinámica del mercado laboral español durante 2023. A medida que la inestabilidad persiste y los patrones de contratación experimentan transformaciones significativas, la reflexión sobre las políticas laborales actuales y futuras se convierte en imperativa para abordar los desafíos que enfrenta la fuerza laboral en España.