La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el martes la retirada formal de la propuesta destinada a reducir a la mitad el uso de pesticidas en la Unión Europea (UE). Esta medida, inicialmente concebida con el loable objetivo de mitigar los riesgos asociados a los productos fitosanitarios, ha experimentado una evolución inesperada, convirtiéndose en un "símbolo de polarización", según las palabras de Von der Leyen.

La líder alemana, en su intervención ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, señaló que, a tan solo cuatro meses de las próximas elecciones europeas, la propuesta ya languidecía tras ser rechazada por el Parlamento Europeo y quedar estancada en el Consejo. La presidenta considera que este contexto adverso hace imperativa la retirada formal, una decisión que será sometida al escrutinio del Colegio de comisarios.

Von der Leyen, con un enfoque estratégico y proactivo, expresó su compromiso de asegurar que los agricultores sigan desempeñando un papel protagónico en la formulación de las políticas agrícolas de la UE. Reconoció abiertamente el descontento entre los agricultores, quienes, según sus palabras, "se sintieron arrinconados" y merecen ser escuchados. No obstante, la presidenta advirtió que la agricultura debe evolucionar hacia un modelo de producción más sostenible para garantizar la viabilidad de las explotaciones en los años venideros.

En este contexto, Von der Leyen destacó la importancia del Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Agricultura en la UE, una iniciativa lanzada a finales de enero. Este diálogo, que involucra a representantes del sector agrario, comunidades rurales, industria de semillas y fertilizantes, sector alimentario, así como al sector financiero, grupos de consumidores, ecologistas y científicos, busca generar soluciones inclusivas y sostenibles.

Los resultados y recomendaciones emanados de este diálogo, previstos para finales del verano, se someterán a un análisis exhaustivo en el Parlamento y con los Estados miembros, sirviendo como base crucial para la configuración de la futura política agrícola en la UE. Von der Leyen enfatizó la necesidad de ir más allá de un debate polarizado, abogando por la construcción de confianza como piedra angular para encontrar soluciones viables.

La líder alemana no solo reconoció la diversidad de actores involucrados en el diálogo, sino que también subrayó la importancia de evitar el juego de las culpas y buscar soluciones comunes a los desafíos que enfrenta el sector agrario europeo. Este llamado a la acción conjunta busca superar las divisiones partidistas y garantizar que la política agrícola futura sea un reflejo de las necesidades y aspiraciones de todos los actores involucrados.

En cuanto a las reacciones políticas, el presidente de los 'populares' europeos, Manfred Weber, celebró la decisión de Von der Leyen, destacando que no tiene sentido aumentar la carga sobre los agricultores. Weber posicionó al PPE como el partido de los agricultores, al tiempo que sugería críticamente que otros intentaban arrogarse ese papel. 

En respuesta, la portavoz del grupo de los socialdemócratas, Iratxe García, criticó al PPE por intentar instrumentalizar al sector agrícola y abogó por trabajar unidos para garantizar el futuro de la agricultura. En la misma línea, la portavoz de los Verdes, Terry Reintke, llamó a abordar de forma conjunta los problemas agrarios, sin perder de vista la protección de la biodiversidad y del clima.

Por su parte, la nueva presidenta del grupo de los liberales en la Eurocámara, Valérie Hayer, señaló la intención de los populistas de instrumentalizar a las personas encolerizadas, instando a un enfoque más constructivo y cuestionando la ubicuidad de aquellos que ahora expresan preocupación por el abandono de las zonas rurales cuando anteriormente no apoyaban aumentar las dotaciones a su disposición.

En resumen, el retiro de la propuesta de reducción de pesticidas en la UE marca un punto de inflexión en la discusión sobre la política agrícola en la región. La decisión de Ursula von der Leyen refleja un compromiso renovado con un enfoque más integral y participativo, donde se busca la inclusión de diversos actores para abordar los desafíos y garantizar un futuro sostenible para la agricultura europea.