La película de esta tarde en el pase de las seis y media va a comenzar con el Málaga colgado de un barranco de la mano del Racing, que ha de decidir si le deja caer o si le impulsa hacia arriba, hacia la vida y la lucha por la permanencia.

Es el conjunto cántabro quien tiene el cuchillo en su mano y quien debe decidir si asesta la puñalada al moribundo que tiene bajo su rodilla o si se marcha dándole una segunda oportunidad. Piedad o muerte y uno menos sobre el ring.

Es posible que el conjunto cántabro tenga claro lo que quiere hacer pero otra cosa es que pueda conseguirlo. Hay veces que el arma está descargada o que quien tiene el abismo bajo sus pies arrastra a aquel que le sujeta. El Racing no se debe dejar.

El partido de hoy no se jugará sobre ningún acantilado, sino sobre La Rosaleda. Y no va a morir nadie, pero el Málaga puede quedar herido de muerte. Para él es una auténtica final porque está a ocho puntos de la salvación y recibe al equipo que la marca.

Se podría quedar muy lejos de la vida, podría quedar desahuciado con tres meses por delante aún de competición si encaja una nueva derrota. Es un mundo que se le podría hacer muy largo, un tiempo que siempre resulta devastador. Por eso el equipo andaluz sólo puede ganar, ni siquiera empatar. Tiene necesidad y es posible que tenga ansiedad, ingredientes ambos con los que debería jugar el conjunto cántabro. Si habitualmente adelantarse en el marcador vale mucho, en escenarios como el de esta tarde aún más.

Al Racing le va a tocar jugar contra el Málaga y contra La Rosaleda, ya que el estadio va a estar lleno precisamente por eso, porque nadie se quiere perder una final. Lo bueno es que para el conjunto cántabro no lo es. Sí es la posibilidad de dejar sentenciado, en cuanto a él se refiere, a un rival directo.

En el caso de ganar, se alejaría a once puntos y esos son muchos puntos cuando sólo quedarán doce partidos por jugar. Más aún, teniendo en cuenta la errática trayectoria que está manteniendo el bando blanquiazul. Por eso, ante todo, hoy es el día de dar la estocada a un contrincante que se puede comportar como una bestia dormida capaz de despertar en cualquier momento y enlazar una racha que le haga a uno arrepentirse de no haberle dejado tirado en la cuneta.

El encuentro comenzará con ocho puntos de separación entre uno y otro. Hay quien ha planteado esta semana que el empate podría ser bueno, pero eso es una trampa. Rara vez sale bien y en el vestuario verdiblanco son conscientes de ello. Por eso la intención inicial va a ser ir a por la victoria. Sobre todo, teniendo en cuenta que quien tiene la verdadera necesidad, a quien de poco le vale firmar tablas y quien quizá se vea obligado a mostrarse más conforme pasen los minutos será el rival. Por eso hoy al Racing le conviene un partido largo. Se puede permitir el lujo de no tener prisa.

Para alimentar sus esperanzas, en el Málaga se aferran a lo conseguido en su último partido en casa, en el que ganaron 3-0 al Zaragoza. Es tan cierto como engañoso, ya que Simeone tuvo una ocasión muy clara en el primer tramo del encuentro que si hubiera metido para dentro y hubiera adelantado a su equipo, a buen seguro que la historia habría sido bien diferente. También viene el conjunto andaluz de perder sólo en el descuento en Los Cármenes, uno de los campos más complicados de toda la categoría, pero lo hizo de milagro y sin apenas demostrar potencial para acercarse al área contraria. Y es que, aunque da la sensación de que los de la Costa del Sol han mejorado tras su último cambio de entrenador, lo cierto es que suman tres derrotas en los últimos cuatro partidos. Los números son muy puñeteros. Por eso es buen momento para darle la puntilla. No hay que dejar que se levante.

Es Sergio Pellicer quien llegó al Málaga para sustituir a Pepe Mel. Y el estilo es otro. Al madrileño siempre le ha gustado defender con la posesión y ser un equipo que proponga mientras que ahora el conjunto andaluz parece que prefiere jugar a otra cosa. Según reconoció el propio José Alberto el pasado viernes, ahora es un equipo más ordenado y disciplinado y con las ideas más claras. Con todo, sigue teniendo su principal problema en la defensa y, en parte, en unos laterales confeccionados para atacar, lo que se nota. Quizá por ahí pueda sacar la pala el conjunto cántabro. Para el Racing es una buena oportunidad de enlazar dos victorias consecutivas, algo que todavía no ha conseguido José Alberto. Éste ha reconducido las cosas en casa pero le cuesta un poco más a domicilio. De hecho, la única victoria como visitante del entrenador asturiano desde su llegada fue la de su debut en Cartagena, cuando se estrenó con un gran triunfo que no ha vuelto a repetir. A partir de ahí, además de la eliminación copera en Linares, ha empatado en Las Palmas y Ponferrada y ha perdido en Vitoria y en Villarreal. Hoy puede ser el día idóneo para alterar esa racha. Sobre todo, porque los enfrentamientos directos siempre valen un poco más. Eso estas alturas ya lo sabe todo el mundo.

José Alberto no podrá alinear a su equipo de gala porque le falta el capitán general en todos los sentidos. Íñigo no podrá ser de la partida porque el pasado fin de semana vio una doble cartulina amarilla que le expulsó del encuentro, por lo que le toca guardar un partido de castigo, situación que, sobre todo, está aprovechando para recuperarse de las molestias en una rodilla que le estaban mermando. La duda está en saber quién será el sustituto. Se da por hecho que Aldasoro será un medio centro y falta ver si juegan Juergen o Fausto Tienza junto a él. Es más fácil pensar que lo hará el primero de ellos pero la apuesta del técnico por una sala de máquinas muy física y con capacidad de abarcar mucho que ha lanzado en las últimas jornadas puede abrir también una puerta al extremeño.

Con todo, hoy el partido será otro que en las últimas jornadas. Delante ya no estará un equipo pelotero como lo son el Villarreal B y el Andorra. Ante ellos, José Alberto asumió que a sus hombres les iba a tocar correr detrás del balón más de lo habitual y le dio herramientas para hacerlo con más solvencia. Sin embargo, ante un Málaga cargado de inseguridades, a buen seguro que el Racing pelee hoy más por la posesión y ahí la figura del colombiano está llamada a ser importante.

Pocos cambios más se prevén en el Racing aunque hay que tener en cuenta que José Alberto dejó a Pombo en el banquillo en el último desplazamiento para meter a Sangalli en banda izquierda y a Iñigo Vicente en la media punta. Será difícil que repita. Delante, el Málaga sufrirá una baja importante, que es la de, probablemente, su mejor futbolista en el presente campeonato, que es Aleix Febas, que en Granada vio la quinta cartulina amarilla. Es una pieza importante para juntar líneas y para construir juego ofensivo. No será sencillo encontrar a alguien que esté a su altura. Tampoco podrán jugar por lesión Pablo Chavarría y Unai Bustinza aunque sí Escassi, Cristian y Lago Junior tras pasarse toda la semana entre algodones.

Lo cierto es que el partido se las trae por el dramatismo que tiene para el equipo local, que es el que se juega la vida. Por eso la afición ha respondido y llenará La Rosaleda, donde, por lo tanto, habrá algo más de treinta mil espectadores. Ojo al dato. En el fondo, para eso ha querido siempre el Racing volver al fútbol profesional, para poder disfrutar de partidos así de manera frecuente. Para eso hay que conseguir de una vez por todas una permanencia. Y las permanencias se ganan, fundamentalmente, en partidos como el de hoy. Hay que estar a la altura, leer bien el partido y aprovechar, por ejemplo, el tremendo estado de forma de hombres como Mboula, que lleva marcando goles en tres partidos consecutivos y que a buen seguro que querrá poner un cuarto en la lista. Al Racing le parecería estupendo.