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La despedida de Antonio Carmona a lo grande: Esperé 5 años para dar este paso

El cantante Antonio Carmona, en un concierto en Madrid. EFE/Zipi
El cantante Antonio Carmona, en un concierto en Madrid. EFE/Zipi
La despedida de Antonio Carmona a lo grande: Esperé 5 años para dar este paso

Cinco años lleva Antonio Carmona sin nuevas canciones pero sin parar, un lustro atravesado por el mayor susto de su vida, el retorno temporal de Ketama y la reivindicación a manos de C. Tangana que le han servido para hallar las melodías que andaba buscando y armar su posible despedida a lo grande.

«Tengo dos discos, uno en directo y otro de estudio que me gusto hasta yo de lo que he compuesto, porque hemos pegado un paso, y es que estos cinco años los he esperado porque creo que tenía que dar ese paso», anticipa el músico en una charla con EFE sin dar muchos detalles.

Este domingo será el protagonista indiscutible de un concierto exclusivo llamado «Antonio Carmona en familia» en el que rodeado de los suyos, entre ellos su hija Marina y amigos como Carlos Goñi, cantará en el Teatro Eslava dentro del ciclo Momentos Alhambra.

«Es el colofón a un año muy bueno. Todo el mundo me quería para trabajar y he hecho de todo lo que se podía hacer», celebra antes de desvelar que en breve lanzará un nuevo sencillo de la mano de Universal Music y «un productor muy potente de este país».

Después, apunta que será en 2023 cuando verá la luz su álbum en directo, al que seguirá un año después otro con nuevas canciones. «E igual luego ya nos despedimos, porque no voy a estar ahí toda la vida», sorprende Carmona (Granada, 1965) antes de disculparse por soñar con su jubilación: «¡Es que empecé con 13 años en un tablao flamenco aguantando borrachos!».

Del flamenco puro a Ketama

Hijo del guitarrista Juan Habichuela, de niño aprendió las bases del flamenco puro y a distinguir perfectamente una granaína o una cartagenera en noches en que lo despertaba de madrugada la algarabía provocada en su casa por Chocolate o Camarón de la Isla.

«Y así empecé como percusionista, tocando junto a Camarón, Riqueni o Pata Negra. Que no diré que me canto una taranta, que es algo muy difícil, pero yo con un cajón y una guitarra lo acompaño todo», presume este músico que por los múltiples viajes de su padre también conoció muy pronto las músicas del otro lado del Atlántico.

Así nació junto a su hermano Juan José Carmona y su primo Josemi Carmona la fusión que distinguía a Ketama. «¿Cómo llamabas la atención de un público nuevo que estaba acostumbrado a escuchar el flamenco solo en un tablao o un festival del género?», dice sobre las razones de aquel fenómeno «muy criticado» en el mundillo «por meter las guitarras eléctricas».

«Nos decían herejes y por eso de Despeñaperros para abajo tocamos muy poco», rememora Carmona, que apunta al disco «Songhai» (1988), el del «Vente Pa Madrid» junto a Toumani Diabaté y Danny Thompson, cuando dieron «el pelotazo» hasta en Europa y llamaron la atención de medios especializados como el británico NME.

Imagen de archivo de una actuación del grupo Ketama en Granada.
Imagen de archivo de una actuación del grupo Ketama en Granada. EFE / Miguel Ángel Molina.

 

Un puente para conocer mejor la cultura gitana

Pasaron «de no tener un fan en Madrid» a que les esperaran «muchedumbres» y empezaran a reconocerlos por las calles cuando antes ni les dejaban entrar en las discotecas. «Es que yo tenía una pinta… Llevaba el pelo como un cherokee y al que le pedía la hora salía corriendo», recuerda entre risas.

Ketama ayudó a la hora de crear referentes gitanos y a normalizar la convivencia con los payos, algo que ya habían hecho en los años 70 artistas como Los Chichos o Las Grecas. «Aunque no salíamos de televisión o los tablaos. No nos empezaron a invitar a las recepciones de las alcaldías hasta el año 80 y tantos», indica.

«Yo pienso que he sido una avanzadilla para que se conociera el flamenco puro. Y ya no lucho por mí, sino por mi cultura, que aún tiene que llegar a muchos sitios. Me gustaría que dijeran que Antonio Carmona hizo que el mundo del flamenco se abriera un poco más para que fuese más conocido por todos», confiesa sobre su posible legado.

En esa misión se enmarca otro de sus proyectos de futuro, un documental sobre la cultura gitana de Europa, sin pensar en otro tipo de distinciones. «El mejor premio son mis guitarras y que todavía me salgan canciones que el público vea especiales», asegura.

«Porque a mí ahora lo que me gusta es hacer melodías bonitas. La fusión ya no es tanto mi hábitat natural», concede este artista que publicó su último disco en solitario en 2017, «Obras son amores», unos meses antes de que una importante infección en la zona cervical lo llevara a la UCI.

Aquel susto empujó la breve reunión de Ketama con una nueva gira y la reedición en 2019 de «De Aki a Ketama», que tras la pandemia conectó con la colaboración con visos de reivindicación que le hizo C. Tangana con el tema «Me maten» y su participación en muchos de los conciertos del aclamado «tour» de «El Madrileño», al que se sumó su hija Marina.

«Siempre he estado tocado por la varita de las oportunidades laborales, como cuando vino Pucho y me dijo de hacer algo bueno, igual por la transgresión que tengo, porque aunque me guste el flamenco puro, otros debemos ir avanzando», apostilla orgulloso.

La despedida de Antonio Carmona a lo grande: Esperé 5 años para dar este paso
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