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Philipsen se lleva el primer esprint masivo del Tour de Francia

El Tour se despidió de Euskadi dejando imágenes para el recuerdo ya que Hacía tiempo que no se veía tanto público sobre el asfalto y  Los ciclistas agradecen el apoyo de los aficionados

Bayonne (France), 03/07/2023.- Belgian rider Jasper Philipsen (L) of team Alpecin-Deceuninck wins the third stage of the Tour de France 2023, a 193,5km race from Amorebieta-Etxano in Spain to Bayonne in France , 03 July 2023. German rider Phil Bauhaus (C) of team Bahrain-Victorious placed second and Australian rider Caleb Ewan (R) of team Lotto Dstny third. (Ciclismo, Bahrein, Francia, España) EFE/EPA/MARTIN DIVISEK
El ciclista belga Jasper Philipse ( de azul a la izquierda), se alzó con la victoria en la etapa de ayer. / MARTIN DIVISEK
Philipsen se lleva el primer esprint masivo del Tour de Francia

El belga Jasper Philipsen (Alpecin Deceuninck) saboreó una dulce victoria al esprint en la tercera etapa del Tour de Francia, disputada entre Amorebieta-Etxano y Bayona, la capital del chocolate en Francia, de 187,4 km, en la que se mantuvo con el maillot amarillo el británico Adam Yates (UAE Emirates).

Primer duelo abierto entre los grandes velocistas del pelotón con premio mayor para Philipsen (Ham, 25 años), quien supo aprovechar el lanzamiento de su compañero Van der Poel para rematar la faena con su tercer triunfo en un Tour de Francia y el séptimo de la temporada.

Philipsen, quien hubo de observar en el vídeo de llegada una posible maniobra incorrecta que eliminó a Van Aert, superó en la recta al alemán Phil Bauhaus (Bahrain Victorious), al australiano Caleb Ewan (Lotto Dstny) y al neerlandés campeón de Europa Fabio Jakobsen (Soudal). Se metió en el esprint Mark Cavendish en busca del récord de 35 victorias, pero el «Expreso de Man» fue sexto.

Día de tregua para los favoritos, sin batalla alguna, respetando el día de los ‘guepardos’. Adam Yates sigue sonriendo con el maillot amarillo, con 6 segundos de adelanto sobre su compañero esloveno Tadej Pogacar y su hermano Simon Yates. Los españoles Carlos Rodríguez, noveno, y Mikel Landa, undécimo, a 22 segundos.

Amorebieta-Etxano, localidad vizcaína de tradición ciclista y futbolística, lanzó la etapa que iba a trascurrir en su mayor parte por la costa guipuzcoana hasta entrar en Francia a 58 km de meta. Los nombres de los pueblos vascos y el de ciclistas legendarios van unidos en tierra de devoción por el deporte del pedal.

Ispaster recordó en los primeros kilómetros a Patxi Gabica, ganador de la Vuelta 1966, la primera del mítico equipo KAS. Al paso por Donosti la figura de Ramón Mendiburu, quien aún recuerda su paso por el ciclismo como corredor, director y seleccionador, y en el tramo final en suelo vasco Oiartzun, donde nació el gran Txomin Perurena, el ciclista español más laureado de la historia, fallecido recientemente. La emoción la puso el paisaje más que el desempeño del pelotón, pero los esprinters estaban listos para salir a escena. Un día para resolver por velocidad en Bayona, previamente animado por una curiosa fuga entre el estadounidense Neilson Powless y el francés Laurent Pichon, el primero de ellos con el objetivo de puntuar en las 4 cotas del recorrido y asegurar el jersey de lunares un par de días más.

El primer nativo americano en participar en la ronda gala rebañó los puntos en juego en las Cotas de Trabakua, Milloi, Itziar y Orioko Benta con colaboración de Pichon y luego chocó su puño con el francés al paso por San Sebastián, a 82 km de meta. Objetivo cumplido y despedida. Pichon se largó solo a la aventura y Powless se dejó alcanzar por el pelotón. Se puso a comer tan tranquilo a cola de grupo.

Pichon vivió sus momentos de gloria aclamado por el público, pasó de Irún a Hendaya cruzando la frontera entre banderas y aplausos. Un paso fronterizo que desde hace unos años está cerrado para evitar la emigración clandestina, y abierto ocasionalmente para el paso del Tour, hecho que simbolizaron en un acto los alcaldes de las localidades vecinas de España y Francia.

Ya dentro de su país el galo rebelde empezó a ver que la aventura se disolvía a marchas forzadas. Pichon, elegido combativo de la etapa, fue cazado a 36 de meta, en el paso por San Juan de Luz. Daba comienzo la etapa de verdad, en busca de una dulce victoria en Bayona, la capital francesa del chocolate, con tradición desde el siglo XIV. Había fuerzas y ambiciones sobradas. La jornada trascurrió con un ritmo muy liviano.

VAN DER POEL Y PHILIPSEN SE LUCE. Con el pelotón rodando en el País Vasco francés, el Tour ya se había pronunciado en sus redes sobre el paso de la carrera por el País Vasco. «Será difícil olvidar lo vivido en este inicio de Tour de Francia desde Euskadi. Pasión por el ciclismo cada kilómetro recorrido».

Esa pasión no impregnó al principio al pelotón, que siguió rodando a ritmo liviano y con más de media hora de retraso sobre el mejor horario. Pero el protocolo de abordaje se activó. El Jumbo se puso en cabeza buscando le triunfo de un enfadado Van Aert que necesita ganar como el aire que respira. Pero el marcaje vino de parte del Soudal, con Kasper Asgreen y Morkov de locomotoras implacables, y también del Alpecin, que puso a todo un Mathieu Van der Poel, ganador de la París Roubaix, a picar piedra para despejar la pista del compañero, que fue segundo en la clásica de los adoquines

Fue el belga el que arrancó más convencido a 150 metros de meta. Van Aert, quiso adelantar por la derecha, junto a las vallas, pero se vio encerrado y eliminado. Philipsen echó el resto para ganar su tercera etapa en el Tour. Carcasona, París y Bayona le han visto levantar los brazos. En el País Vasco francés, su victoria más dulce.

La cuarta etapa se disputará este martes entre Dax y Nogaro, con un recorrido de 182 km, ocasión propicia para el lucimiento de los esprinters.

Euskadi despide un Tour que le será inolvidable. Euskadi, con una última etapa con salida en la localidad vizcaína de Amorebieta y entrando en Francia por Gipuzkoa hacia la meta de Bayona, donde se ha impuesto el belga Jasper Philipsen, ha despedido este lunes un Tour de Francia que le será ya inolvidable.

Ha sido el regreso de la gran carrera francesa desde que en 1992, la época de dominio del gran Miguel Indurain, fue San Sebastián la que dio el banderazo de salida a un acontecimiento, con toda probabilidad el evento deportivo anual más importante, que desde entonces se ha enamorado aún más de una afición a la que recuerda en masa en Pirineos y siempre siguiendo a todos los lados a un Euskaltel-Euskadi que no acaba de volver al nivel que alcanzó cuando era equipo World Tour.

Esa marea naranja, ahora más multicolor, ha sido realmente la gran protagonista de estas tres etapas en su tierra, llenando las cunetas y animando a los corredores a su paso, a los vascos, al resto de españoles y a los extranjeros.

A todos, porque así es como entiende la afición vasca el ciclismo. Sólo con que alguien se suba a una bicicleta para competir ya es digno de ser apoyado.

Esa peculiar manera de entender el deporte de las dos ruedas la han demostrado los aficionados en la última semana, en momentos inolvidables.

Como en la presentación de los equipos, el jueves en el Museo Guggenheim, con Indurain de estrella y sentido recuerdo para Txomin Perurena, un grande que se fue unos días antes de disfrutar de la esperada cita, y Gino Mader, el joven suizo del Barhain que se dejó la vida en un barranco en la reciente Dauphiné.

El minuto de silencio en memoria del compañero de Mikel Landa y Pello Bilbao fue lo más emotivo de una tarde que no fue capaz de deslucir ni la inoportuna lluvia que apareció en la capital vizcaína.

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