27.04.2024 |
El tiempo

PARRICIDIO DE CASTRO URDIALES

El menor investigado por el asesinato de su madre fingió un secuestro en 2022

Los dos hermanos planeaban encubrir el asesinato de su madre simulando un secuestro, según apuntan los investigadores | El hijo mayor implicado en el crimen de Castro Urdiales había simulado un secuestro en 2022. Aunque inicialmente fue reportado como desaparecido, fue encontrado y se inventó la historia para intentar evitar responsabilidades

Un coche de la Guardia Civil frente a la vivienda donde han hallado el cuerpo sin vida de Silvia López. / c. ortiz / La mujer asesinada en Castro Urdiales junto a sus dos hijos. / ALERTA
Un coche de la Guardia Civil frente a la vivienda donde han hallado el cuerpo sin vida de Silvia López. / c. ortiz / La mujer asesinada en Castro Urdiales junto a sus dos hijos. / ALERTA
El menor investigado por el asesinato de su madre fingió un secuestro en 2022

Uno de los menores implicados en el crimen de Castro Urdiales ya había planeado un evento similar anteriormente. Según informes de investigación, el hijo mayor, de 15 años, simuló un secuestro en 2022, evidenciando una premeditación en su accionar. En aquella ocasión, desapareció sin previo aviso, lo que llevó a sus padres a reportar su ausencia a la Guardia Civil. Tras una búsqueda intensiva, fue hallado en una carretera cercana, afirmando haber sido secuestrado, aunque posteriormente se descubrió que había inventado la historia para eludir responsabilidades, según avanzó The Objective.

El incidente actual tuvo lugar cuando los dos hermanos, de 15 y 13 años, apuñalaron a su madre después de un altercado en su hogar. Posteriormente, trasladaron el cuerpo al garaje y luego al vehículo, donde lo escondieron con la intención de simular un secuestro. Este plan siniestro involucraba amordazar el cadáver y cubrir su cabeza con una bolsa de basura. La familia, buscando encubrir el crimen, alertó a su abuela materna sobre el supuesto secuestro.

Una línea de tiempo de los eventos verificables por los investigadores se ha construido a partir del rastro y las muestras de sangre encontradas en el interior de la residencia, junto con la confesión de uno de los implicados, quien ha detallado a los investigadores cómo ocurrieron los acontecimientos. Según el relato del hermano mayor, la disputa se desató después de que él le revelara a su madre que había suspendido una asignatura al volver del instituto.

Después de enterarse, la madre, enfurecida, lanzó insultos y golpeó repetidamente al hermano mayor en la cocina, llegando a empujarlo contra la nevera. El hermano menor intervino y durante el altercado, todos terminaron en el suelo. Fue entonces cuando el hermano mayor tomó un cuchillo de la encimera y, tras forcejear con la víctima, la apuñaló en el cuello. Varias puñaladas más siguieron a la primera. Luego, ambos hermanos limpiaron la escena del crimen, desvistieron a la fallecida y la ataron antes de mover el cuerpo de la cocina al sótano, dos pisos más abajo.

Planeaban usar el coche, pero no saben conducir.  Inicialmente, los detenidos planeaban deshacerse del cadáver utilizando el automóvil, pero ninguno sabía conducir, como quedó demostrado cuando chocaron el vehículo en el garaje. Por lo tanto, en un giro improvisado, mientras su abuela llamaba a su madre por teléfono, los hermanos, visiblemente nerviosos, les advirtieron de que «algo andaba mal» y que «los habían secuestrado», según fuentes de la investigación.

Los dos hermanos nunca confesaron los hechos a su abuela, en su lugar, elaboraron un plan para intentar distanciarse del crimen al proporcionarle una versión diferente de los eventos. Luego de abandonar el garaje, limpiaron nuevamente la sangre en el piso superior y salieron a la calle.

El principal sospechoso del crimen ha informado a la Guardia Civil y a la Fiscalía de Menores que los dos hermanos sufrían constantes abusos por parte de sus padres durante varios años. Según su testimonio, la madre los humillaba, insultaba y golpeaba por su mal comportamiento o bajo rendimiento académico en la escuela. Además, el hermano mayor ha mencionado que asistía a clases con moretones, los cuales justificaba con otras excusas, y que los padres apenas les permitían socializar más allá de ir a misa o a clases extraescolares de inglés. A raíz de estas revelaciones, los investigadores se han centrado desde ayer en buscar testimonios que corroboren o refuten la versión del menor, con el fin de entender el contexto en el que ocurrió el crimen. Por esta razón, la Fiscalía incluirá en el caso los testimonios del personal educativo del colegio de los menores, así como de familiares y amigos.

Inicialmente, los investigadores consideraron la posibilidad de un incidente relacionado con violencia de género, pero esta teoría se desechó al encontrar al padre en Bilbao, quien se mostró sorprendido por la noticia mientras trabajaba en una empresa de metalurgia local, según reportó un periódico de la zona.

No consta ninguna denuncia que afecte a la familia

El Ministerio del Interior no tiene constancia de la existencia de denuncias interpuestas por ningún miembro de la familia de Castro Urdiales investigada por la muerte violenta de la madre. Así lo explicó el ministro, Fernando Grande Marlaska, quien ha pedido prudencia y «máxima sensibilidad» al estar implicados menores. «No me consta ninguna circunstancia», ha respondido Marlaska al ser preguntado por la posible existencia de denuncias de la madre hacia los niños o viceversa. «Es una tragedia», se ha limitado a añadir el titular de Interior, quien ha trasladado «su apoyo a la familia» y ha pedido que se espere al «desarrollo de las investigaciones».


Sin embargo, la investigación de la Guardia Civil pronto descartó la posibilidad de un secuestro. La escena del crimen, con rastros de sangre en toda la casa que los menores no habían logrado limpiar, los testimonios de vecinos que escucharon una discusión entre la madre y sus hijos poco antes del suceso, y la falta de antecedentes de tráfico de drogas prácticamente descartaron la participación de terceros en la muerte de Silvia L. y el supuesto secuestro de sus hijos. Después de cinco horas de búsqueda, los agentes encontraron a uno de los menores en un acantilado en el parque Cotolino y al otro, que intentó huir, en un bosque alrededor de las dos de la madrugada. Los dos menores se escondieron allí, llamaron a su abuela para decirle que estaban «secuestrados» y esperaron a ser encontrados después de simular el rapto, siguiendo un plan que habían ideado tras el fallecimiento de su madre.

El juez del Juzgado de Instrucción número 5 de Santander ordenó el jueves pasado el internamiento del joven de 15 años en un régimen cerrado por seis meses. En cuanto a su hermano, de solo 13 años, no puede ser imputado legalmente, por lo que el Ministerio Público ordenó su ingreso en un centro de protección de menores.

El menor investigado por el asesinato de su madre fingió un secuestro en 2022
Comentarios