Al amanecer, el pulso agrario de España se palpaba en la entrada de la Ciudad del Transporte, donde voces y motores se alzaron en un clamor por la justicia. La autovía A-67, testigo del ímpetu rural, se vio interrumpida por una marea de agricultores y ganaderos que, desde las 9:30 hasta las 11:00 horas, cortaron el acceso al Puerto de Santander, exigiendo un cambio radical en la normativa europea que rige sus vidas y sustentos.

Esta concentración, orquestada por AIGAS-La Unión con el respaldo de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), no solo atrajo a los locales sino también a simpatizantes de Burgos, Palencia, Segovia y Vitoria, creando un frente unido en la lucha por la equidad.

Manuel Saiz, presidente de AIGAS, se dirigió a la prensa con un mensaje claro: "Es imperativo revisar las políticas agrarias europeas", marcadamente severas y desequilibradas en comparación con las normas de terceros países. "Estamos siendo asfixiados", declaró Saiz, "por regulaciones que incrementan nuestros costes de producción y minan nuestra competitividad en el mercado global".

El corazón de su demanda radica en la necesidad de "unas 'cláusulas espejo' donde se vea la 'reciprocidad de las normativas'" para asegurar que "se aplique la misma normativa aquí que las importaciones que vienen de terceros países". Esta medida busca nivelar el campo de juego, especialmente en sectores críticos como el de la carne, donde las diferencias en bienestar animal y uso de fitosanitarios y antibióticos ponen en desventaja a los productores europeos.

El Puerto de Santander, elegido por su valor estratégico como punto de entrada de productos agrícolas importados, se convirtió en el escenario de esta reivindicación por un futuro agrario justo. "Aquí hoy principalmente lo que queremos ver reflejado es eso, que se aplique la reciprocidad en las exigencias que hay con las importaciones de terceros países", sentenció Saiz.

Además, se anticipa la participación de AIGAS en futuras movilizaciones, incluyendo la tractorada del 16 en Santander y otra manifestación en Madrid el 21, organizadas por la Unión de Uniones, marcando así el inicio de una lucha prolongada por la justicia en el sector primario.