Con un discurso desafiante, Javier Milei asumió la presidencia de Argentina en una ceremonia que rompió con varias tradiciones políticas. En su primera alocución, transmitida por cadena nacional, expresó: "Dios acompañe a los argentinos.

Será difícil, pero lo vamos a lograr. ¡Viva la libertad, carajo!". Ante una plaza repleta de seguidores de La Libertad Avanza, Milei declaró el fin de una "larga y triste historia de decadencia" y anunció el comienzo de una "nueva era de paz y prosperidad, una era de libertad y progreso".

El presidente electo optó por una escenografía imponente en las escalinatas del Congreso, similar a la utilizada en traspasos presidenciales estadounidenses. Aunque el sol del mediodía argentino impactaba sobre su discurso y las visitas extranjeras, Milei mantuvo un tono desafiante al abordar temas sensibles como el ajuste, la estanflación y la necesidad de medidas de shock para alcanzar objetivos.

En su intervención, el mandatario agradeció a los presentes, incluyendo a representantes extranjeros como el Rey Felipe VI de España y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. La ausencia de líderes del Mercosur fue notoria, destacando la importancia de figuras como Jair Bolsonaro y Santiago Abascal, quienes tuvieron un papel relevante en la ceremonia.

Milei sorprendió al mezclar tradiciones, jurando y recibiendo los atributos del mando en el Congreso, para luego realizar el tradicional recorrido hacia la Casa Rosada. Durante el trayecto, interactuó con la gente y demostró su conexión especial con los perros, haciendo referencia a su fallecido mastín, Conan, y los cuatro clonados que vivirán en la Residencia Presidencial de Olivos.

En un gesto de ruptura con el lenguaje inclusivo, Milei se distanció del término "vicepresidenta" al referirse a Victoria Villarruel. En su discurso, el presidente abogó por un "nuevo contrato social" basado en las ideas de libertad, respeto a la propiedad privada, mercados libres y libre competencia.

La jornada culminó con Milei en el balcón de la Casa Rosada, disfrutando de su primer día como presidente, consciente de los desafíos que enfrentará. La ceremonia, marcada por su estilo provocador, dejó en claro que el nuevo mandatario busca un renacimiento para Argentina, confiando en el apoyo divino y la voluntad del pueblo.