La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) clausuró su segunda y última jornada con un llamado a la unidad y la fortaleza en un contexto de elecciones cruciales a nivel global. El evento, que congregó a líderes conservadores de todo el mundo, destacó la importancia de los próximos comicios en la configuración del futuro político tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos.

El discurso del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, resonó en el encuentro al reivindicar a su país como un bastión conservador en contraposición al progresismo que, según él, azota a Europa. Orbán hizo hincapié en la necesidad de resistir este «huracán progresista» que, en su opinión, amenaza los valores tradicionales y la identidad europea.

La CPAC también sirvió como plataforma para discutir los resultados recientes de elecciones en diversos países. Se destacaron los cambios políticos en Argentina, con la elección de Javier Milei como presidente, poniendo fin a décadas de gobierno peronista. Asimismo, se analizaron los comicios en España, donde el Partido Popular obtuvo la victoria, aunque el Partido Socialista logró mantenerse en el poder gracias a una coalición con independentistas y nacionalistas. Además, se mencionó la polémica farsa electoral en Rusia, que legitimó el autoritarismo de Vladimir Putin al eliminar toda oposición y crítica.

El panorama político se presenta especialmente crucial en los próximos meses con elecciones importantes tanto en Europa como en Estados Unidos. Las elecciones al Parlamento Europeo, programadas para junio, serán determinantes para el rumbo político de la Unión Europea en los próximos cinco años. Por otro lado, las elecciones presidenciales en Estados Unidos, previstas para noviembre, volverán a poner sobre la mesa la batalla entre dos modelos políticos antagónicos representados por Joe Biden y Donald Trump.

La CPAC dedicó gran parte de su última jornada a discutir las implicaciones de este año electoral tan relevante. Mateusz Morawiecki, exprimer ministro de Polonia, advirtió sobre la «importancia dramática» de las elecciones europeas y la necesidad de un poder conservador basado en el sentido común para contrarrestar la presión de la izquierda. Radaslaw Fogiel, eurodiputado polaco por Ley y Justicia (PiS), hizo un llamado a unir todas las fuerzas conservadoras para marcar la agenda en Bruselas, recordando la experiencia de su partido, el PiS, que ganó las elecciones pero no logró formar gobierno debido a una alianza entre otras fuerzas políticas.

La conferencia también abordó la creciente preocupación por el avance del progresismo y la izquierda, especialmente en Europa. Hermann Tertsch, eurodiputado, expresó su confianza de cara a los comicios en Bruselas, afirmando que «las elecciones de junio confirmarán que hemos despertado» frente a esta amenaza. Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad de los Países Bajos, señaló dos amenazas existenciales para Occidente: la cultura woke y la demografía, especialmente el crecimiento poblacional en África y su posible impacto migratorio en Europa.

El evento también fue escenario para la presentación de nuevas iniciativas políticas. El actor mexicano Eduardo Verástegui anunció la creación de un nuevo partido político, Viva México, con miras a representar a la mayoría de los mexicanos en las elecciones de 2025. José Antonio Kast, político chileno, aprovechó la oportunidad para criticar duramente al presidente Gabriel Boric, a quien acusó de convertir el sueño progresista en una «pesadilla comunista» en Chile.

La figura de Donald Trump también estuvo presente en la CPAC, generando expectativas sobre su posible candidatura en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre. A pesar de los múltiples casos judiciales en su contra, Trump sigue siendo una figura influyente entre los conservadores, y su posible regreso a la Casa Blanca fue recibido con entusiasmo por parte de sus seguidores.

Aunque la CPAC concluyó con un mensaje de fortaleza y unidad entre los conservadores, también se manifestó una preocupación por el ascenso de la izquierda y el riesgo de abuso de poder autoritario. En definitiva, la conferencia sirvió como un espacio de reflexión y acción para los conservadores de todo el mundo, quienes se enfrentan a dos grandes batallas políticas en Bruselas y Washington contra lo que perciben como el avance del «wokismo» y la agenda globalista.