29.04.2024 |
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CINE ESTRENO

El estreno de la película “El hombre del saco”, recupera la tenebrosa figura del folclore español

La nueva película de terror española se basa en una historia real ocurrida en Almería hace más de un siglo, y que ha sentado las bases de una de las historias de horror infantil más conocidas, a la que se ha sumado el folclore.

'El hombre del saco': la historia real en la que se ha basado el último monstruo de Javier Botet
'El hombre del saco': la historia real en la que se ha basado el último monstruo de Javier Botet
El estreno de la película “El hombre del saco”, recupera la tenebrosa figura del folclore español

El reciente estreno del filme “El hombre del saco”, en el que se recupera la tenebrosa figura del “asustaniños”, recuerda todos los mitos y leyendas del folclore español e internacional que, como el monstruo que encarna ahora Javier Botet, fueron creadas para sembrar el miedo entre los más pequeños.

Basada en el arquetipo mundial del “bogeyman” (el coco), un sujeto que provoca un miedo irracional y es utilizado como castigo para propiciar que los niños se porten bien, este personaje cuenta con sus homólogos a lo largo del mundo como el “boggart” escocés o la peculiar versión de los Países Bajos: el duque de Alba, una referencia al noble español que capitaneó algunas batallas de los Tercios de Flandes.

Origen del hombre del saco en España

Javier Botet
El actor Javier Botet. EFE/Zipi

En el caso español, el origen histórico del hombre de saco (hombre de la bolsa en algunas zonas de América Latina) suele atribuirse al crimen que en 1910 tuvo lugar en el municipio almeriense de Gádor, en el que un niño fue secuestrado, retenido en un saco y asesinado para que su sangre sirviese de supuesta cura para la tuberculosis de un criminal, hecho que podría dar lugar, entre otros crímenes similares, al mito popular del “sacamantecas”.

No obstante, según señala Javier Prado, estudioso del folclore, dibujante y autor del libro ilustrado “Monstruos ibéricos: ogros y asustaniños españoles”, donde recupera algunas de las criaturas sobrenaturales que registran las leyendas españolas, es muy posible que el origen de este ser viniese “de mucho antes”.

“Son unos seres que, si bien no son puramente mitológicos, como podrían ser los dragones, los duendes o las hadas, sí tienen un sustrato mitológico muy interesante”, señala Prado, quien hace referencia al folclorista catalán del siglo XIX Joan Amades que supo ver en los “asustaniños” una serie de “mutaciones de seres mitológicos venidos a menos” como gigantes o ogros.

Estos “espantajos”, a menudo creados por los padres, ya están presentes en la existencia de un “Home del sac” en la Cataluña decimonónica y cuentan con precedentes religiosos, como “demonios que llevan a los pecadores al infierno en sacos y cestas” presentes en algunos tratados eclesiásticos.

Ilustraciones de Jesús Gabán para "El Libro de los Monstruos españoles"
Ilustraciones de Jesús Gabán para “El Libro de los Monstruos españoles”, en el que Ana Cristina Herreros ha reunido a todos los monstruos que han poblado durante generaciones el imaginario de la sociedad española. EFE

Otras figuras similares

Asimismo, figuras similares como el flautista de Hamelín, que en algunas versiones lleva consigo a un ejército de niños, o la “Mamia” o “Mamutza”, una especie de mujer del saco de la mitología vasca que oculta los niños bajo su capa, establecen un precedente que también pudiera verse reflejado en el Olentzero, actual equivalente a Papá Noel en el País Vasco.

Este personaje, cuyo origen mítico es establecido por algunos folcloristas como el del último de los gigantes gentiles supervivientes tras la llegada de Jesucristo a la Tierra, ya es referido como un personaje terrorífico por el escritor Pío Baroja, quien recuerda en su obra cómo, durante su infancia, solían asustarle con él atribuyéndole un aura más siniestra que la actual.

Fue precisamente otro escritor, coetáneao de Baroja, el utilizado como leyenda en la Salamanca de principios de siglo XX para hacer que los niños no se extraviaran por sus calles: la figura espigada, seria y respetable de Miguel de Unamuno pasó así a formar parte del acervo popular al convertirse en un “asustaniños” más.

Leyendas de todo tipo

Como recuerda Prado, estos personajes “no son figuras negativas de por sí”, sino que, como muchos folcloristas explican, son a menudo seres “tutelares” que sirven como coacción para la buena conducta de los niños antes de que existiesen las técnicas de educación modernas.

Es por ello que “en cada zona se le da su punto, su idiosincrasia y se utilizan los elementos que tienen cerca”, siendo frecuentes las leyendas que advierten de seres monstruosos que viven en el interior de pozos, ríos y otras zonas potencialmente peligrosas a las que los niños no debían acercarse.

Así, también existen leyendas que fomentan la higiene, como la del “Peladits” o “Peladedos”, un monstruo catalán que secuestra a los niños sin asear, les despelleja y amputa los dedos y los somete a una serie de terroríficas torturas.

Con la pérdida de la creencia en estos mitos y la escasa documentación que existe acerca de ellos, Prado insiste en la importancia de que estos, sean, si no revitalizados, recogidos y estudiados, una tarea que en la que aún guarda cierta esperanza ya que “el folclore en España está más en boga”.

“Hay gente escribiendo cosas espectaculares, muy amenas, muy fáciles”, afirma, poniendo como ejemplo al cineasta Paul Urkijo, quien en cintas como “Irati” o “Errementari” revive algunas leyendas populares en torno a su trama.

De la misma manera, Prado no descarta que, con el advenimiento del mundo digital y el “viaje más rápido de creaciones colectivas y globales”, asistamos en un futuro al nacimiento de una nueva colección de leyendas surgidas del “creepypasta”, contenido ficticio de corte terrorífico perteneciente a la rumorología de internet, que empareje a los ogros de antaño con monstruos digitales como Slender Man.

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