Las fiestas de La Patrona llegan en apenas una semana y una de las calles principales para disfrutar de los bares no está lista para recibirla. La calle Julián Ceballos lleva en obras desde principios de año y no parece que quede poco para finalizar.

El concejal de obras Públicas, José Luis Urraca, ha adelantado que el tramo en el que se trabaja actualmente previsiblemente finalizará en octubre y el conjunto del proyecto, dividido en tres tramos, que prosigue hasta el Bulevar Demetrio Herrero, antes de la Navidad.

Un proyecto que como comenta Urraca, que «persigue calmar el tráfico y favorecer el tránsito a pie por la ciudad, con la que se van a ganar metros de aceras», pero que parece que su arreglo solo da problemas. Sino que pregunten a la gente que va a comprar a Lupa o a cualquier comercio de esa calle, los obstáculos que deben sortear y los «traspiés» que han dado más de uno debido a la poca precaución y señalización.

Los comerciantes enfrentados por unas obras que no benefician por igual

El próximo viernes 11 la gente empieza a llenar las calles de la ciudad, pero esa se quedará a la mitad viendo el trascurso de las decisiones relacionadas con las obras, porque aunque desde el Ayuntamiento anuncien que durante las fiestas se habilitarán pasos «de ancho suficiente, mayores que los actuales» en la confluencia de las calles Serafín Escalante, Consolación y El Siglo, no va a suplir las pérdidas para los locales.

El bar Chema, el Cabrero, El Winchester o locales como Flati se han visto afectados por este proyecto desde hace varios meses y ahora en la semana más importante del año para Torrelavega. Sin embargo, los establecimientos de un lado se encuentran más contentos que los de la acera de enfrente ya que unos podrán contar con más espacio para sus terrazas y otros no.

Conformidad con las obras

Es el caso del bar Chema en el que su dueño, Luis Javier Nieto se muestra comprensivo por la situación en la que se encuentra la calle «en una obra que haces en casa tienes los mismos inconvenientes que aquí, esta al ser más grande pues claro que se nota más, pero en una obra siempre hay problemas, consideramos que es normal, no queda otra opción, si hay que hacerlo es imposible no molestar». Al final llevan meses adaptándose y ahora que para estos días en los cuales esperan mucha gente les hayan ampliado un poco el espacio les da un respiro ya que «cuando empezó la obra y no se podía pasar por ningún sitio si que hemos notado que ha disminuido el número de clientes».

En el bar Cabrero este proyecto les ha afectado más ya que han notado bastante la falta de clientes «han sido unas obras duras, pero bueno para que quede bien hay que pasar por esto». Afrontan unas fiestas diferentes pero con las palabras que les ha dicho el Ayuntamiento, lo hacen con esperanza «Lo van a preparar un poco, esperemos que sean buenas. Van a asfaltar una parte, echar las vallas para atrás para la circulación de la gente y poder poner terraza. Esperemos que se vea todo bien».

La tienda de golosinas de Flati, un establecimiento recurrente por los niños que juegan en la Plaza Roja, también se ha visto en medio pero lo han llevado mejor de lo que en un principio pensaban «nos ha afectado menos de lo que esperábamos, esperábamos más polvo, más molestias, más ruido. Hay gente que protesta pero para verlo bien primero hay que verlo mal».

La otra cara de la moneda

Esta es la visión de los «menos afectados» en la celebración de La Patrona, ya que en la otra parte se encuentra el ‘Winchester’, que no puede poner mobiliario fuera porque no tiene espacio, esa acera no la ensanchan. Un bar que se enfrentará a grandes pérdidas ya que solo cuenta con el interior del mismo. Un proyecto que podía haber esperado a realizarse en otro momento para dejar disfrutar de las fiestas de la localidad como siempre, en las calles, y más en esa, «el corazón de Torrelavega» en La Patrona.