Hoy se ha celebrado el Blue Monday, autodenominado como el día más triste del año, según una fórmula matemática creada por el psicólogo Cliff Arnall hace más de dos décadas. Sin embargo, la teoría, que tiene en cuenta factores como el clima, las deudas navideñas y la distancia desde la última celebración, carece de sustento científico y ha sido refutada incluso por su propio creador.

La idea del Blue Monday se popularizó gracias a una campaña publicitaria de la agencia Sky Travel en 2005, que destacó los supuestos estudios de Arnall y promocionó la idea de que la solución a la tristeza era planificar un viaje con sus servicios. Aunque la estrategia de marketing fue un éxito, la teoría no tiene respaldo científico, y se reconoce ampliamente que el tercer lunes de enero no es inherentemente más triste que cualquier otro día del año.

La realidad es que existen factores más fundamentales en enero que pueden afectar el estado de ánimo, respaldados científicamente. Entre ellos se encuentran la reducción abrupta del consumo de azúcar después de las festividades, la vuelta al trabajo después de las vacaciones navideñas, que puede generar estrés y trastornos del sueño, y el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que afecta a algunas personas durante el otoño e invierno debido a la falta de luz y las bajas temperaturas.

A pesar de la falta de base científica del Blue Monday, la idea persiste en la sociedad y se utiliza, especialmente en el ámbito del marketing y las ventas, para promover productos como soluciones a la supuesta melancolía asociada al día. En definitiva, aunque hoy puede ser etiquetado como el Blue Monday, es importante recordar que la tristeza no tiene fecha fija en el calendario y que la ciencia respalda otros factores que realmente pueden influir en nuestro estado de ánimo en este período del año.