Santander es conocida por sus bonitas y especiales playas, y es que, en total, la capital cántabra cuenta con trece arenales en los que tanto locales como turistas disfrutan de los rayos de sol mientras, los valientes, se pegan un baño en las frías aguas del mar Cantábrico.

Desde el diario ALERTA, se va a explicar y detallar cómo es cada una de las trece joyas que atesora Santander. En primer lugar, la más próxima al centro de la ciudad, por lo que se puede acceder a ella a través de un paseo bordeando la bahía, es la de Los Peligros.

Una playa que cuenta con aparcamiento y colchonetas flotantes en las que los bañistas acuden a ellas a nado. Es un arenal en el que se dispone de bastante profundidad a unos metros de la orilla. Sus vistas son inigualables, con la bahía de fondo y la playa de El Puntal.

Cruzando el paseo de la Reina Victoria se encuentra La Magdalena, ubicada en la Península de La Magdalena y con una zona muy extensa de prado. Un espacio al que se puede acudir en familia, ideal para que los más pequeños de la casa tengan sus primeros contactos con el agua de la mar.

Avanzando por la playa, se encuentra Los Bikinis, también en esta espectacular península de la capital, una playa recogida y con la mar tranquila. Además, cuenta con un espigón desde el que los más valientes se tiran al agua.

Continuando en la zona de El Sardinero, se encuentra El Camello, un arenal en el que es típico que los lugareños jueguen a las palas cántabras, un deporte tradicional de la región. Es una playa que cuenta con un público familiar y el mar es muy tranquilo. Una curiosidad de este lugar es su nombre, ya que hay roca que hay a la derecha de la playa que parece un camello de perfil, fácilmente visible cuando la marea está baja.

Con un oleaje ya moderado, se encuentra la playa de La Concha. Un espacio ubicado en el corazón de El Sardinero, siendo un lugar idóneo para darse un cole.

Pasando esa playa, Santander ofrece una playa con más de 2.800 m de superficie y un agradable paseo marítimo, en su famosa Primera de El Sardinero. En la actualidad, se cuenta con un ascensor que ayuda el acceso a las personas con discapacidad física.

Con los Jardines de Piquío como frontera, la Segunda de El Sardinero es la playa más grande la capital cántabra. Una auténtica maravilla que dispone de zona de juegos infantiles y un parque. Como curiosidad, está a muy pocos minutos de los Campos de Sport de El Sardinero, el estadio del Racing de Santander.

Tanto la Primera como la Segunda es una playa muy demandada por los santanderinos y turistas, y suele estar muy llena. Es un lugar muy ameno en el que conviven surfistas, bañistas, paseantes y santanderinos jugando a las palas. También hay unas redes de volley-playa, pero esta vez solo en la Segunda.

Dejando la afluencia masiva, si quieres un arenal íntimo y coqueto, Los Molinucos es tu mejor opción. Sus 25 metros de longitud y el hecho de encontrarse aislada, hace que sea una playa muy especial. Para acceder a ella tiene que ser por el parque de Mataleñas o por la ruta peatonal que recorre Cabo Menor.

Siguiendo con esta temática tan singular, se encuentra Mataleñas. Una preciosa plata que está rodeada de acantilados y que solo se puede acceder a ella a través de unas escaleras. Es una de las playas más bonitas de la capital, por el entorno en el que se encuentra.

Si buscas un arenal en el que reine la tranquilidad y que esté aislado, El Bocal es tu sitio. Es una playa que se ubica en Monte y que tiene un oleaje moderado en el que se puede disfrutar de un ameno baño saltando las olas.

Otra playa que se encuentra en Monte es la típica de La Maruca, de carácter rocoso y de una belleza única. Es de esos sitios marineros de la ciudad, y no solo por El Pescador. Una escultura de un hombre de la mar, que hace homenaje a los trabajadores de este gremio.

En el mágico entorno de la ermita de la Virgen del Mar, y con unos atardeceres espectaculares, se encuentra la playa de la Virgen del Mar. Un arenal que está situado en un lugar rocoso, donde rompen las olas del mar. Como curiosidad, es la playa que vela a la patrona de Santander, la Virgen del Mar.

Y por último, una playa desconocida es la de Rosamunda, en San Román, que si hay marea alta el agua oculta por completo su superficie.