03.05.2024 |
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Recorriendo el paseo de la mar por la joya del norte

Así, te puedes perder por Santander de mil maneras.
Instantánea de la bahía de Santander. / LVC
Instantánea de la bahía de Santander. / LVC
Recorriendo el paseo de la mar por la joya del norte

La capital de Cantabria es una joya dentro de la cornisa del norte. En ella, hay playa, buen ambiente, una impresionante gastronomía, unas preciosas vistas a las montañas, e incluso, ya ni llueve.

Así, te puedes perder por Santander de mil maneras. Si se opta por algo clásico, una vuelta por el paseo marítimo es una elección perfecta. La silueta de la bahía recoge el Centro  Botín, un espacio contemporáneo de arte; la grúa de piedra, emblema de la vida marinera de la ciudad; y próximo a ella, el palacete, un punto muy especial de arte, cultura y encuentro.

A escasos metros del Palacete, se encuentran Las Reginas, donde los vecinos y turistas cogen las lanchas y barcos que cruzan el mar para ir a Somo, Pedreña o El Puntal. Esos viajes son una auténtica maravilla, que dan fe de porqué Santander atesora una de las bahías más bonitas del mundo.

Como curiosidad, enfrente de Las Reginas, se sitúa la farola más fotografiada de la capital. Tras recorrer un caminito de espigón, un foco de luz se deja ver por las noches, y la postal que queda es única.

Dejando a un lado esta zona, y avanzando sobre el paseo, están Los Raqueros. Son unas esculturas de unos niños desnudos, que en la antigüedad se lanzaban a la mar para coger el dinero que lanzaban otras personas.

 

Escultura de un raquero. / LVC
Escultura de un raquero. / LVC

A la izquierda de estos cuatro mozos, está el monumento al poeta madrileño José Hierro. Un detalle a destacar de esta maravillosa escultura, realizada por la santanderina Gema Soldevilla, es la placa que acompaña a la imagen: "Si muero, que me pongan desnudo, desnudo junto al mar".

Como colofón a este encantador paseo, están las Dunas de Gamazo. Un espacio muy acogedor en el que hay unas gradas para sentarse y contemplar la bahía. Los barcos y gaviotas se cruzan entre sí, ofreciendo un paisaje muy bonito, con las montañas en un segundo plano.

El paseo marítimo es de las zonas más transitadas de la ciudad, y los vecinos y turistas agolpan este escenario independientemente de la época del año. Las personas se convierten en fotógrafos profesionales, y rara vez que pases por ahí, no verás a una de ellas capturando un recuerdo.

Hacen postales al segundo, y es que la imagen que observan así lo merece. Hay fotografías que parecen obras de arte. La bravura del mar, los pájaros costeros sobrevolando las aguas, los barcos cruzando la bahía, y al fondo del cuadro, las montañas nevadas.

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