El Palacio de Cortiguera, un tesoro arquitectónico que se erige majestuosamente en el paisaje urbano de Santander, tiene una historia que se remonta al siglo XIX. Construido en 1888 como residencia para la prominente familia Cortiguera, este edificio histórico ha sido testigo de los avatares de la ciudad a lo largo de los años. Desde su función inicial como vivienda de la alta sociedad santanderina hasta su posterior transformación en la Cámara de la Propiedad Urbana de Santander, el palacio ha sido un elemento destacado en la vida cultural y social de la región.

Sin embargo, en los últimos tiempos, el Palacio de Cortiguera ha caído en un estado de desuso y deterioro. A pesar de su rica historia y su valor patrimonial, el edificio se encuentra actualmente desocupado y en necesidad de una rehabilitación urgente para preservar su estructura y su legado para las generaciones futuras.

En este contexto, el Gobierno de España ha anunciado recientemente su decisión de sacar el Palacio de Cortiguera a subasta pública. Con un valor inicial de 759.000 euros, esta medida ha generado una gran controversia en la comunidad local, especialmente entre las autoridades municipales y los residentes que han expresado su preocupación por el futuro del edificio y su significado cultural.

La alcaldesa de Santander, Gema Igual, ha manifestado su descontento con la decisión del Gobierno central, señalando que el Ayuntamiento tenía previamente un interés en adquirir el palacio para convertirlo en un espacio cultural para la ciudad. Según Igual, existía un acuerdo entre el Gobierno central y el Ayuntamiento por el cual el primero se comprometía a invertir 1,2 millones de euros en la adecuación del edificio antes de cederlo al municipio de forma gratuita. Sin embargo, este compromiso no se ha materializado, lo que ha llevado al Ayuntamiento a replantear su estrategia con respecto al futuro del palacio.

Por su parte, la delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, ha defendido la decisión de sacar el Palacio de Cortiguera a subasta pública, argumentando que la cesión gratuita del edificio no estaba garantizada y que el Ayuntamiento deberá adquirirlo en la subasta si desea conservarlo. Esta postura ha generado críticas por parte de la alcaldesa y otros miembros del gobierno local, quienes consideran que el Gobierno central no está cumpliendo con sus obligaciones con respecto al patrimonio histórico y cultural de la ciudad.

Mientras tanto, los residentes de Santander han expresado su preocupación por el futuro del Palacio de Cortiguera y han instado a las autoridades a tomar medidas para preservar su legado. Para muchos, el edificio es mucho más que una simple estructura arquitectónica; es un símbolo de la historia y la identidad de la ciudad, y su pérdida sería una tragedia irreparable.

Construido en un estilo arquitectónico que combina elementos neogóticos y neorrenacentistas, el Palacio de Cortiguera destaca por su elegante fachada y sus impresionantes detalles ornamentales. Con una superficie total construida de 611,33 metros cuadrados distribuidos en planta baja, primera y segunda planta, el edificio ofrece un amplio espacio para albergar una variedad de usos, desde exposiciones culturales hasta eventos comunitarios.

A pesar de su estado actual, muchos creen que el Palacio de Cortiguera tiene un potencial significativo para convertirse en un centro cultural dinámico y vibrante para la ciudad de Santander. Con su ubicación privilegiada en el corazón del casco antiguo de la ciudad y su rica historia, el edificio podría convertirse en un punto de encuentro para residentes y visitantes, celebrando la diversidad cultural y promoviendo el intercambio de ideas y experiencias.

Sin embargo, para que esto sea posible, es crucial que el Palacio de Cortiguera sea adecuadamente restaurado y mantenido en los años venideros. Esto requerirá un compromiso significativo por parte de las autoridades municipales y del Gobierno central, así como la colaboración de organizaciones locales y la comunidad en general. Con el apoyo adecuado y la visión correcta, el Palacio de Cortiguera podría convertirse en un faro de la cultura y el patrimonio en Santander, enriqueciendo la vida de la ciudad y dejando un legado duradero para las generaciones futuras.