Una vecina de Anievas denuncia que concejales del PRC de Cantabria aprueban unas obras «en beneficio propio» y marcan un IBI «abusivo» para sus habitantes con un municipio «abandonado por el ayuntamiento».

Anievas, término municipal de unos 270 habitantes abarca las localidades de Barriopalacio (originariamente llamado ‘el barrio del palacio’ por la construcción palaciega que existía entonces, ahora unas pocas piedras), Calga, Villasuso de Anievas y Cotillo, sede del ayuntamiento.

En este municipio gobierna actualmente el regionalista Agustín Pernía Vaca, junto con el primer teniente de alcalde, también del PRC Sergio Hoyos Mantecón, el segundo teniente de alcalde, el regionalista Antonio Castillo Conde, y el concejal Pedro González Gutiérrez. Los concejales por el Partido Popular son José Ramón Gómez Cabrillo y Casildo Sainz Vallejo, y del PSOE se encuentra Mª Florentina García Ruiz.

Ángela, vecina de Villasuso y mucha vida a sus espaldas, celebra sus 80 años en la actualidad, viendo con tristeza lo que los políticos de esta zona han hecho con su tierra. «Mientras se llenan los bolsillos aumentándose los salarios y subiendo los impuestos a sus habitantes, los políticos de aquí han dejado que Anievas desaparezca», cuenta en una entrevista.

En 2019, otorgaron a Barriopalacio de Anievas, ‘Pueblo de Cantabria 2019’, y 130.000 euros de premio, con lo que ello conlleva, pero Ángela considera que ese dinero ha caído en saco roto «porque no se ve por ningún lado, ninguna mejora en el municipio».

«En los últimos años, Barriopalacio ha desaparecido», afirma Ángela, que cuenta que «había un molino, desaparecido en la actualidad, y del palacio que da el nombre a la localidad solo quedan unas pocas piedras, no lo han rehabilitado ni conservado como se merecía».

Además, considera que el dinero público del municipio se gasta en construcciones nuevas «que no sirven para nada, como este hórreo, que costó 60.000 euros, -un millón de las antiguas pesetas, dice Ángela-, y que no se le da uso, no sirve para nada».

Pero «lo que más duele», según nos cuenta, «es ver cómo siendo vecina de este municipio, empadronada aqui y pagando mis impuestos, sufro la indiferencia de las instituciones, y hacen caso omiso de mis peticiones», lamenta.

Según nos cuenta, ha enviado varios escritos al Ayuntamiento de Anievas, a la Junta Vecinal, al alcalde pedáneo de Villasuso de Anievas, y hasta el consejero de Obras Públicas y Urbanismo, José Luis Gochicoa, pero todos ellos eximen su responsabilidad y afirman no tener competencias para lo que esta vecina reclama. Tuvo que recurrir, según afirma, al Defensor del Pueblo para obtener respuestas. Ángela pide que devuelvan para uso público un sendero, centenario, que comunicaba la carretera general con la cambera -camino- que unía los barrios del Pontón, la Lera, el Valle y la Plazuela. Según afirma, ese camino ha sido eliminado y la superficie se ha añadido a una de las fincas aledañas, como servidumbre privada de pradera para esas fincas, por lo que los vecinos de esos barrios ya no pueden cruzar por ahí, sino que deben caminar más de un kilómetro para acceder a la carretera comarcal, para acudir al médico, vecinos, en su mayoría ancianos, con muchas dificultades debido a su edad.

Incluso ha escrito a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, pero sus peticiones han caído en saco roto. En este caso lo que reclama es que se arregle un manantial cercano a su barrio para su uso y disfrute, «que años atrás se utilizaba y lo han dejado abandonado», denuncia esta vecina.

Pero lo más llamativo, según nos cuenta Ángela, es que un concejal del PRC, «ni siquiera está empadronado en Villasuso, por lo que supongo no paga IBI, ni tiene casa aqui, pero le han construido una carretera hormigonada que sube hasta su finca en lo alto del monte, y que no sirve a ninguna otra parcela, nada más que a la suya».

«Mientras los vecinos pagamos unos impuestos abusivos, yo por ejemplo pago más de 700 euros de IBI, los políticos sólo hacen obras para su beneficio y en las zonas cercanas a sus fincas», denuncia.

Por útlimo esta vecina octogenaria, que viaja por temporadas a Valladolid para tratar sus problemas de salud, hace una reflexión sobre la política actual en Cantabria. «Revilla presume de ser un político muy barato, pero ello no se traduce en mejoría, para algunos cántabros», concluye.