Al llegar noviembre, el aroma a castañas asadas comienza a flotar en el aire de Cabezón de la Sal. El municipio se engalana una vez más para su tradicional magosta de San Martín, que este año tendrá lugar el sábado, día 11, a partir de las 19:30 horas, bajo la carpa del Conde San Diego. Un evento que no solo celebra la estación otoñal, sino que también honra al patrón local en una festividad marcada en el calendario laboral del pueblo.En una clara muestra de generosidad y comunidad, la Concejalía de Festejos del Ayuntamiento ha anunciado que aportará 200 kilos de castañas para el deleite colectivo. Los asistentes podrán disfrutar de este fruto otoñal acompañado de una selección de manjares locales como el queso picón, vino y té del puerto con orujo, prometiendo una experiencia gastronómica auténtica y de sabor inigualable.

Pero ¿qué sería de una celebración sin música para animar el espíritu? La ambientación musical viene de la mano de los grupos “Viene y va” y “Tributo a Fito y Fitipaldis”, que sin duda alguna proporcionarán el ritmo para una noche llena de convivencia y tradición. Desde melodías populares hasta las notas más contemporáneas, la variedad musical está asegurada para complacer a todos los públicos. Este año, además, la festividad cuenta con la colaboración especial de la Asociación de la Tercera Edad San Martín, lo que refleja el carácter inclusivo del evento. El Ayuntamiento hace un especial llamamiento a los vecinos para que no dejen pasar la oportunidad de sumarse a la festividad, recordando que estas ocasiones son el corazón de la comunidad, donde jóvenes y mayores se reúnen para compartir historias, risas y, por supuesto, castañas.

La magosta de San Martín no es solo una fiesta local, sino un símbolo de la identidad cultural de Cabezón de la Sal. En un mundo donde las tradiciones a menudo se desvanecen en la memoria, este evento es un firme recordatorio de la importancia de mantener vivos los ritos que nos conectan con nuestro pasado y con la tierra que nos nutre. Además, la celebración es una oportunidad para que los habitantes de la región muestren su hospitalidad, abriendo sus puertas a visitantes de otros lugares que desean experimentar la calidez y la alegría que emana de esta tradicional magosta. Es una invitación a detenerse, aunque solo sea por unas horas, y apreciar los pequeños placeres que la vida ofrece.

Cabezón de la Sal se dispone, así, a pasar una velada repleta de sabor, música y buen ambiente. Un punto de encuentro donde el fuego de las castañas asadas será testigo de las risas compartidas y de los buenos momentos que quedarán para el recuerdo. La cita es este sábado, y la expectativa es alta. La tradicional magosta de San Martín espera una vez más convertirse en la chispa que encienda el espíritu comunitario y festivo de todos sus asistentes.

La Castaña, Corazón de las Tradiciones de Cabezón de la Sal

La tradicional magosta de San Martín no solo congrega a los habitantes de Cabezón de la Sal en torno a las llamas que asan cientos de castañas, sino que también es la celebración de un fruto que ha arraigado profundamente en la cultura y la gastronomía de la región. Desde tiempos inmemoriales, la castaña ha sido protagonista de la dieta cantábrica, especialmente en los meses fríos. Su versatilidad la ha convertido en ingrediente estrella de innumerables platos, desde los más simples hasta aquellos de alta cocina. Las castañas asadas, con su dulzura natural y textura carnosa, no solo calientan las manos y el paladar durante la magosta, sino que también forman parte de recetas más elaboradas que se degustan en hogares y restaurantes.

Los cocineros locales las transforman en ricas cremas y sopas que reconfortan el alma, en purés que acompañan carnes y pescados, o incluso en postres donde la castaña se convierte en el dulce principal, como en los marron glacés, tartas y flanes. El maridaje de la castaña con productos de la zona, como el queso picón, es una prueba de la sabiduría gastronómica de la región, donde cada sabor realza al otro.

Este año, la magosta de San Martín no solo permitirá a los asistentes disfrutar de las castañas en su forma más tradicional, sino también inspirarse en la rica gastronomía local para llevar a sus cocinas nuevas ideas sobre cómo incorporar este fruto en sus propias recetas. Se espera que, además de las castañas asadas y los mencionados acompañamientos de queso picón, vino y té con orujo, los asistentes puedan intercambiar recetas y técnicas culinarias, pasando así la sabiduría local de generación en generación.

La importancia de la castaña en Cabezón de la Sal trasciende la cocina; es un emblema de la resistencia y la sustentabilidad. Antaño, cuando los tiempos eran duros y los recursos escasos, las castañas se secaban y molían para hacer harina, elemento esencial para la elaboración de panes y otros productos de repostería. Este conocimiento ancestral sigue vivo y se celebra con cada castaña que se asa y con cada historia que se cuenta al calor de la magosta.

A medida que la noche del sábado se acerque, las expectativas crecen. No solo por la fiesta en sí, sino por la oportunidad de revivir y dar gracias por una tradición que se mantiene sólida, que enseña a las nuevas generaciones el valor de lo que crece en la tierra y cómo un simple fruto puede ser el lazo que une a toda una comunidad. Cabezón de la Sal está listo para otra edición de su querida magosta de San Martín, una fiesta que pone en valor el legado de la castaña, un fruto pequeño en tamaño pero gigante en historia y posibilidades.