18.05.2024 |
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Vuelta a la tortilla en 7 semanas

El Racing comenzó el partido contra el Badajoz a seis puntos del Deportivo, la misma ventaja que tiene hoy sobre el equipo gallego, que sólo ha sumado cinco puntos de veintiuno

Los jugadores del Racing, celebrando el 1-0 el pasado domingo. / Hardy
Los jugadores del Racing, celebrando el 1-0 el pasado domingo. / Hardy
Vuelta a la tortilla en 7 semanas

No sólo sorprende cómo han cambiado las cosas en lo más alto del grupo primero de Primera RFEF, sino también lo rápido que ha pasado. La tortilla ha dado la vuelta al completo en sólo siete jornadas. Y no se trata de que un equipo haya pasado de ser segundo a colocarse como líder, sino de tener una desventaja de seis puntos o disfrutar ahora de una idéntica a favor. A quien la vida le sonreía le han entrado de pronto los miedos y las dudas y quien creía condenado a desarrollar un papel secundario se ve ahora en lo más alto y, para colmo, con una cómoda renta respecto a su más inmediato perseguidor.

El perfecto resumen de lo que ha sucedido lo muestra la clasificación teniendo sólo en cuenta lo sucedido en las siete últimas jornadas. Sería una liga que comenzaría con el duelo del Racing con el Badajoz en Los Campos de Sport y con el del Deportivo contra el Real Unión en Riazor. Si ese día se hubieran puesto todos los indicadores a cero, el conjunto cántabro lideraría la tabla empatado con el Racing de Ferrol con 17 puntos de los 21 posibles. Por su parte, el potente equipo coruñés estaría en posiciones de descenso, sólo por delante del Valladolid Promesas y del Zamora y, lo que es más importante, con sólo cinco puntos.

Es decir, que en menos de dos meses de competición (sin contar los parones que ha habido), el Racing le ha sacado doce puntos al Deportivo. Es una barbaridad. No habrá muchos precedentes al respecto entre dos contendientes directos. Ha pasado de estar a una distancia importante del primer puesto a presumir de ventaja. Y lo mejor es que en medio ha pasado buena parte de la segunda vuelta porque al conjunto cántabro sólo le quedan diez partidos, por lo que la situación es mucho mejor que la que vivió su gran rival a principios de año.

Y es que, fue precisamente en la primera jornada del 2022, en la penúltima de la primera vuelta, cuando el equipo pilotado por Borja Jiménez se hizo con seis puntos de ventaja respecto al segundo clasificado, lo que fue todo un regalo para los pesimistas que orbitan alrededor del club verdiblanco. Ese día, el Racing firmó un triste empate contra el San Sebastián de los Reyes mientras que el Deportivo ganaba al Talavera. Fue entonces cuando el bando coruñés alcanzó esa renta que le apuntaba directamente hacia la luna, ya que parecía ir lanzado hacia el gran objetivo sin que hubiera nadie capacitado para hacerle frente. Pero el fútbol es muy caprichoso.

Esa renta de seis puntos se mantuvo a la semana siguiente, cuando el Racing ganó en Las Gaunas a la SD Logroñés y el Deportivo hizo lo propio con el Dux Internacional. El baile comenzaría a partir de ahí. Se inició en ese momento un tramo del calendario con siete partidos en el que el potente equipo gallego prácticamente ha perdido dos puntos por jornada. El Racing ya había firmado antes grandes remontadas y en la mente de todos está, por ejemplo, la liderada por Pedro Munitis en el banquillo con el Racing de Ferrol como rival o incluso la firmada al curso siguiente, ya con Ángel Viadero, con la Cultural como antagonista, pero fueron mucho más prolongadas en el tiempo. Pasar de estar seis puntos por debajo a estar seis por arriba en sólo siete jornadas no sólo demanda estar muy bien, sino que el gran rival, que se había mostrado poco tratable hasta ese momento, se cave su propia tumba. Y es lo que viene haciendo el Deportivo.

La cuesta abajo deportivista comenzó con dos derrotas de manera consecutiva ante Real Unión y SD Logroñés. Fueron partidos en los que llegó a merecer incluso la victoria, pero no lo consiguió confirmando que no llevaba consigo la suerte del campeón. Eso ya hizo que el Racing incluso se presentara en Riazor no sólo con la posibilidad de endosarle a su gran rival un tremendo golpe moral y clasificatorio, sino también de que acumulara una tercera derrota consecutiva. Y fue lo que sucedió gracias a ese solitario gol de Íñigo.

Dio la impresión de levantar entonces el vuelo el equipo de Borja Jiménez al ganar al Calahorra, que es uno de los equipos más en forma de la segunda vuelta, 2-1, pero sólo fue un espejismo. A partir de ese momento, empató a cero tanto contra el San Sebastián de los Reyes como contra el Racing de Ferrol y cayó con estrépito (3-0) en Badajoz. Es decir, que el potente Deportivo, que tiene, de largo, la plantilla  más cara de la categoría, suma tres partidos sin marcar. Es más, en esta racha de siete jornadas en las que el Racing ha dado la vuelta a la tortilla, sólo ha anotado tres goles repartidos en dos partidos. La crisis se antoja tremendamente profunda. En principio, podría parecer que no hay entrenador que pudiera soportar algo así, pero el club gallego está aguantando en su posición al suyo. La confianza parece ser máxima.

Mientras el Deportivo se metía en su propio agujero, el Racing volaba. Con aquel triste empate contra el Badajoz, que coincidió con la derrota del Deportivo ante el Real Unión, dio la impresión de que había dejado pasar una oportunidad de oro, pero hubo más. A partir de ahí, ganó en Riazor (0-1), a Unionistas (1-2), al Real Unión (4-1), empató en Talavera (1-1), goleó a la Cultural (4-0) y se quedó con todo el botín de manera agónica y en el descuento contra el Zamora (2-1) apuntándose así a la épica. Mientras a uno le sale todo, a otro no le sale nada. Pocas dudas hay a estas alturas de que el fútbol es un estado de ánimo pero a buen seguro que hay mucho más. A día de hoy, el Racing parece ser una máquina bien engrasada al que ha costado ganar incluso cuando no estaba tan bien, que en todo momento ha resultado competitivo y que se ha repuesto bien de los golpes recibidos. En principio, no parecería que nadie le pudiera quitar seis puntos más el golaverage en sólo diez jornadas, pero a buen seguro que nadie habría apostado ni un céntimo a que sucediera lo que ha sucedido en las últimas siete.

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