«El resultado es tremendamente injusto». Así de claro lo tenía Fernández Romo. No lo pudo decir por las ocasiones de uno y otro porque cada equipo marcó un gol y cada uno tuvo una oportunidad clara de anotar otro. Por eso se fijó en «las intenciones, las voluntades y lo que ha ido pasando en el partido». Entendió que había habido «circunstancias» que sus hombres podían haber manejado mejor y, sobre todo, lamentó el poco acierto de los suyos en el último tercio del campo.

Si algo destacó el técnico fueron las «voluntades» y la «extraordinaria actitud» de sus jugadores, que, en su opinión, habían realizado un esfuerzo «monumental». De este modo, se fue a casa «no feliz pero sí alegre» porque consideraba que el Racing había dado «otro paso en muchas cosas con la aparición de jugadores o el rendimiento de otros».

El tema del que más se habló en sala de prensa fue la situación de Íñigo, operación que él considera «ofensiva» porque entendía que, de esta manera, «aportaba un elemento más para tener la pelota» y generaba «espacios no visibles para ellos a la hora de defendernos». Con el de Ampuero escorado también se conseguía, en su opinión, «tener la jugada ya hecha con la profundidad de Simón» mientras que daba mucho al grupo a la hora de realizar «una rápida transición para recuperar tras perder».

Con todo, el entrenador madrileño es bien consciente de que las novedades nunca llevan consigo «una valoración positiva cuando no se gana». Lo que sí quiso fue relacionar lo sucedido en los últimos treinta minutos con lo que pasó en los primeros sesenta. «Hay muchas historias y circunstancias y hay que tener en cuenta que el partido no podía haber empezado peor, con un gol en contra», destacó. Aún así, consideró que lo que sucedió en medio fue «un contenido bastante importante» porque, en su opinión, su equipo había «dominado de principio a fin» y había jugado «en su campo dando la velocidad que correspondía». Así, puso en valor la media docena de córners que sacó o las múltiples faltas laterales de las que dispuso.

Insistió Fernández Romo en que la apuesta por que Íñigo jugara en banda fue «una buena idea». Lo que pidió fue analizar «las circunstancias independientemente de los resultados». «Han ido pasando un montón de cosas a favor sobre ese cambio», destacó el técnico madrileño. «Desde mi punto de vista, es una situación que ha funcionado aunque en el minuto dos se ha puesto el partido como no quería», señaló.

En cuanto a lo que buscaba con el triple cambio que realizó en el último tramo del encuentro, aseguró que había intentado «no perder jugadores por lesión». Admitió que tuvo que colocar a futbolistas fuera de sitio como a Pol Moreno, que concluyó la contienda como medio centro. Era una posición en la que ya le había colocado antes tanto en el Sabadell como en el Cornellá y recordó que tuvo que optar por ella porque ya había quitado a Fausto Tienza y no tenía «más jugadores de medio campo». Recordó, en ese sentido, que Borja Domínguez estaba sancionado, que Bustillo también y que Dani González había acudido con el filial porque estaban justos en esa posición.

No quiso hablar demasiado de los árbitros porque «si lo haces cuando no ganas, parece una llorería». Consideró que aceptar que como reglamentario un gol como el de ayer no tiene sentido. «Es una vergüenza que no sea fuera de juego», apuntó. Además, puso el acento en el penalti a Pablo Torre durante el primer tiempo en una jugada ensayada que el trencilla, ayer de lo peor de todo el partido, no vio.