Jack Harper llegó y besó el santo. En el primer balón que tocó en el Stadium Gal, quedó redimido del penalti absurdo que cometió el miércoles anterior en la Copa del Rey y que supuso el segundo y definitivo gol del Leioa. De villano a héroe en una sola acción. El fútbol siempre da nuevas oportunidades y él la aprovechó a la primera. Había sido duda hasta prácticamente última hora por la lesión que le provocó, precisamente, ese penalti copero pero Guillermo Fernández Romo volvió a echar mano de él para intentar culminar la remontada en la que creyó el Racing en Irún. Y a los quince segundos, remató un balón que le cedió Cedric con la buena suerte de que pasó entre las piernas del defensor y con el acierto de llevarlo directamente a la base del segundo palo, a donde no iba a llegar el portero rival ni con la capa de Superman.

Para el hispano escocés fue un gol especial por la penuria que tuvo que pasar en sus primeros meses como futbolista del Racing y por lo que le ha costado sentirse parte del grupo. Por eso se mostró ayer «contentísimo» por cómo sucedieron las cosas el pasado domingo en Irún. Desde el punto de vista individual, dio forma a una bonita historia pero él se queda con lo colectivo y con el hecho de que su gol sirvió para «poder sumar los tres puntos a domicilio en un campo complicadísimo y en un campo muy jodido que, además, se puso muy difícil». Es eso lo que da valor a su gol, ya que, de haber supuesto, por ejemplo, el 2-1 en vez del 1-2, su valor, incluso personal, habría sido mucho más reducido.

El exfutbolista del Málaga destacó el hecho de que el Racing creyera «hasta el final» en la posibilidad de voltear el marcador a pesar de haber recibido el 1-0 a sólo un cuarto de hora para el final. «Se ve lo que hacemos durante la semana y que fuimos a buscar los tres puntos, por lo que fue una alegría inmensa poder conseguirlo», apuntó el delantero verdiblanco. Éste da un tremendo valor al hecho de no haber bajado en ningún momento los brazos. De hecho, considera que es sintomático porque cree que «los grandes equipos salen cuando han de luchar contra las adversidades».

En ese sentido, Harper destacó el hecho de que el Racing no dé «un partido por perdido o empatado» y que no muestre nunca la bandera blanca. «Siempre vamos a por los tres puntos y esta vez lo conseguimos», resaltó el atacante verdiblanco. No siempre sale bien pero lo fundamental, en su opinión, es la predisposición.

Con la victoria conseguida en el campo del Real Unión, el conjunto cántabro se sumó al furgón de cabeza de la clasificación y es uno de los cuatro equipos que comandan la misma con veinte puntos en diez partidos. En su opinión, «se está viendo que está siendo una liga complicadísima en la que hay muchos equipos que optan al ascenso». Y el Racing está entre ellos: «Queremos estar arriba, estar cerca y pelear todos los partidos».

Harper entró al partido en el Stadium Gal apenas un par de minutos después de que el Racing empatara la contienda por medio de Álvaro Bustos. El asturiano había errado previamente un penalti y se resarció marcando. Después, sería él elegido para irse a descansar y permitir la entrada al campo del hispano escocés. Éste entró con hambre y con las miras altas. «Cuando entras con el empate a uno, sueñas con poder ayudar al equipo a sumar los tres puntos», confesó el ariete verdiblanco. Para un delantero, marcar en los últimos instantes un gol que significa la culminación de la remontada supone el guión perfecto. «Lo que no esperaba es conseguirlo en mi primer toque de balón», confesó.

A pesar de la historia personal que supuso su gol, él no se olvida de que juega a un deporte colectivo y que el tanto habría tenido mucho menos valor si no hubieran ganado. «Esto es para el equipo y, por mi parte, estoy contentísimo. Ojalá pueda marcar más goles que ayuden a sumar y a conseguir los tres puntos para lograr los objetivos, que para eso estamos», explicó el atacante verdiblanco.

Una vez que marcó, reconoció que lo primero que quiso hacer fue acercarse «a los compañeros», ya que considera que todos actúan como «una piña». «Somos equipo y trabajamos todos los días para vivir momentos como este», recordó Harper para poner en valor esa piña que se formó en la banda tras marcar entre los jugadores que estaba jugando en ese momento y los compañeros que estaban en el banquillo. Considera que la remontada dejó «un muy buen sabor de boca» y ahora sólo queda aprovechar esa buena dinámica liguera que parece estar teniendo el equipo.

La presencia de la afición también fue importante en Irún. Lógicamente, los futbolistas del Racing fueron a agradecer su apoyo tras la contienda. Reconoció Harper que desde que pisó por vez primera el césped sintió su apoyo para no dejar de buscar el gol. Los notó «bien cerquita» pero, sobre todo, le dio una gran satisfacción y fue una «alegría enorme» acercarse a donde estaban ellos y ver sus «caras de felicidad» por poder emprender el viaje de vuelta con otros tres puntos en la buchaca.