04.05.2024 |
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ESPAÑOL VS RACING | SÁBADO 19/8 - 19.00 HORAS

El Racing contra el Español será un partido extraño, tipo pandemia

El que dispute el sábado será el único a puerta cerrada en Cornellá por la bochornosa invasión de campo del curso pasado | El Covid demostró que sin aficionados, ganan opciones los visitantes | Para colmo, el Español vive un ambiente enrarecido

Íñigo tras marcar un gol ante el Eibar en El Sardinero. / A.H.
Íñigo tras marcar un gol ante el Eibar en El Sardinero. / A.H.
El Racing contra el Español será un partido extraño, tipo pandemia

Al Racing le espera el próximo sábado un partido extraño. Tal y como tuvo que hacer el pasado fin de semana, de nuevo tendrá que enfrentarse a una potencia de la categoría, pero lo hará en un contexto poco futbolístico. Su rival será el Espanyol y le tocará defender sus intereses lejos de casa, a domicilio, en un campo que ha acogido muchos más partidos de Primera División que de Segunda. Sin embargo, estará vacío. Se oirá el eco. Es una circunstancia que permitirá ilustrar con un simple golpe de vista las cosas tan raras que están pasando en el club catalán, que parece no estar centrado en asumir el rol de cabeza de ratón que le debería corresponder.

No van las cosas bien en la entidad blanquiazul. No lo fueron la temporada pasada, cuando certificó un inapelable descenso, ni parecen ir bien ahora que le toca levantar el vuelo en Segunda División. Ya debería saber cómo hacerlo porque lo cierto es que lleva varios años viviendo en una auténtica montaña rusa, sufriendo ascensos, descensos e incluso clasificaciones europeas prácticamente por igual. ¿Qué es el Espanyol? Ahora mismo, es complicado decirlo. Se antoja un buen momento para visitar su campo.

Al Racing le tocará jugar el sábado a partir de las siete un partido de pandemia. Volverá a tener sensaciones que creía olvidadas, propias de tiempos peores en los que hubo que disputar más de una temporada a puerta cerrada, sin afición. Quien vivió aquello se dio cuenta de que era otro deporte. Nada que ver. No era fútbol, sino otra cosa. Y a eso deberá volver a jugar el Racing en Cornellá.

El estadio no permitirá la entrada de público como castigo por el bochornoso espectáculo que se vivió allí en los últimos compases del curso pasado. La casualidad quiso que el Fútbol Club Barcelona certificará allí su título de liga y la celebración de los futbolistas azulgrana molestó a los seguidores blanquiazules más ultras, más extremos o, simplemente, más estúpidos. Se vivió lo nunca visto: a un grupo de aficionados bajando al césped con sospechosas intenciones. Los jugadores del Barça tuvieron que marcharse corriendo al vestuario.

De primeras, la sanción fue de dos partidos, pero Apelación la rebajó sólo a uno, por lo que el Racing será el único equipo que juegue a puerta cerrada en Cornellá. Puede ser el beneficiado de aquella tropelía porque será como jugar en terreno neutral. El factor campo pierde efectividad y, de hecho, durante el tiempo que duraron las restricciones pandémicas, se incrementó el número de victorias visitantes.

El investigador del Departamento de la Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Alicante, Carlos Cueva, precisó en un artículo que la ventaja del equipo local cuando se juega a puerta cerrada se reduce a la mitad. “Antes del cierre de estadios al público, el equipo local ganaba un 45% de los partidos frente a un 29% del equipo visitante, una diferencia de 16 puntos porcentuales. Tras el cierre de estadios, pasa a ser un 41% de victorias locales y un 33% de visitantes, una diferencia de 8 puntos porcentuales”, explicó en otoño del 2020. Es algo de lo que puede sacar tajada el Racing.

Más allá de eso, da la sensación de que ambos equipos están sumidos en estados de ánimo bien diferentes. El Racing se va a presentar en Cornellá tras haber ganado 4-0 en su debut liguero a toda una potencia como el Eibar, lo que le está permitiendo pasar la semana coliderando la clasificación, ya que el Mirandés calcó ese mismo resultado en su partido del pasado lunes ante el Alcorcón. El Espanyol, en cambio, firmó tablas el pasado fin de semana. Estuvo a punto de ganar 0-1 en Albacete pero un gol de Quiles en el descuento le privó de dos puntos.

Aquello encendió más los rencores que parecen estar instalados entre la afición perica. Como recién descendido, al Espanyol se le presupone un buen músculo económico, pero no será tan grande como en su última aventura en Segunda División. Su penúltimo descenso fue en el 2020 pero entonces recibió una ayuda de La Liga muy superior a la del presente curso porque entonces llevaban 27 años consecutivos en la máxima categoría. Su descenso de la pasada primavera, en cambio, fue el segundo en tres años.

Lo que sí han hecho en el club barcelonés es repetir una fórmula que les salió bien en aquella ocasión, que fue reducir la ficha de sus jugadores un 50%. Entonces fue una opción voluntaria que tuvo éxito y que empezó a incluirse en los nuevos contratos que han ido firmando en los últimos tiempos. Es por ello por lo que han podido mantener buena parte del plantel con el que jugaron los blanquiazules en la máxima categoría. La apuesta no ha sido por comenzar de cero, sino por dar cierta continuidad, y por eso apenas se han movido en el mercado.

Es algo que no han entendido unos aficionados que han visto cómo todo el mundo fichaba menos el Espanyol. De hecho, no han cerrado su primera incorporación hasta ayer mismo, cuando Pere Milla, un delantero que en su día ya quiso Manuel Higuera para el Racing, hizo oficial su fichaje como perico tras un lustro en el Elche. Llegará muy justo para medirse al equipo cántabro, por lo que es posible que, en la práctica, Luis García, que sigue siendo el entrenador del equipo barcelonés a pesar del descenso, siga contando con los mismos que actuaron en Albacete.

Entonces hubo sus rencillas. El Espanyol fichó a Fran Garagarza como director deportivo para las próximas cuatro temporadas, lo que quiere decir que le van a dar tiempo para levantar el proyecto a largo plazo que tiene en mente. Mikel Martija fue su mano derecha en el Eibar, donde estuvo diez temporadas y se granjeó su actual reputación. Una vez finalizado el encuentro en el Carlos Belmonte, bajó al vestuario, lo que no habría gustado a algunos futbolistas. Con todo, su intención fue cordial porque, además, tiene fama de ser dialogante y mantener un hilo de comunicación con todas las partes. De hecho, incluso se fue a la parte de la grada donde estaban los aficionados a intentar tranquilizarles y a prometerles que habrá equipo para pelear por volver a Primera. Es posible que sí, pero el Racing va a intentar retrasarlo lo máximo posible.

El Racing contra el Español será un partido extraño, tipo pandemia
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