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El Diario de Cantabria

El capitán del Racing sufre en silencio

Mermado por su lesión de rodilla, reconoce que cada vez que intenta arrancar ha de “apretar los dientes” para superar el dolor | Aún así, no se pierde ningún minuto de entrenamiento, lo que le obliga a tratarse tras el mismo
El capitán del Racing, Íñigo Sainz-Maza. / RRC
El capitán del Racing, Íñigo Sainz-Maza. / RRC
El capitán del Racing sufre en silencio

Íñigo sumaba ya tres temporadas siendo un fijo en el once inicial del Racing. Nadie cuestionaba su titularidad porque él venía respondiendo con juego y trabajo a esa confianza que han depositado en él los diferentes entrenadores que ha tenido desde que apareciera con rotundidad en el primer equipo, que ya han sido cuatro. Sin embargo, en la segunda vuelta del presente curso ha conocido la suplencia y en las últimas jornadas ha sido sustituido en los segundos tiempos. Eso tiene una explicación: su maltrecha rodilla. No le deja ser él mismo ni rendir en plena forma, lo que se ha notado en su rendimiento, que no está siendo el de la primera mitad de campeonato, cuando lideró algunas de las estadísticas de la categoría.

Íñigo asume que va a tener que convivir con ello hasta final de curso porque no piensa bajarse del barco. Hará lo que tenga que hacer sólo cuando se haya conseguido el objetivo y, mientras tanto, toca sufrir y seguir en la brecha. Lo hace a diario aunque no lo parezca. Sabe sufrir. No se pierde ningún entrenamiento ni ningún minuto de trabajo. Sí hace horas extras. Por ejemplo, tras cada sesión, se desplaza hasta la mutua para ser tratado, para que la zona dañada se recupere y, tras reposar por la tarde, poder volver a empezar al día siguiente.

Los días de partido son otra historia. “Cada vez que intento arrancar o salir corriendo tengo que apretar los dientes porque me duele la rodilla”, asume. Y eso marca aunque uno no quiera. Esos dos primeros pasos son brutales. Y el mecanismo de defensa de toda persona se activa ante una panorama así y le puede llegar a impedir ir con todo. Sin embargo, no se va a rendir y ya advierte de que va a continuar “el máximo de tiempo posible para estar disponible para el equipo y aguantar como sea hasta conseguir el objetivo”. Será ese el día que se plantee si para o no para. Lo que sucede es que todo apunta, y así lo ha advertido José Alberto varias veces, a que va a haber que sufrir hasta última hora.

Con todo, si le preguntan al capitán sobre si confía en la salvación de su equipo, lo tiene claro: “Soy optimista”. Recuerda que han conseguido “un colchón importante en las últimas semanas” que, a pesar de la última derrota y de llevar tres jornadas sin ganar, les permite contar “aún con varios puntos de ventaja”. Eso sí, advierte de que “este final de temporada va a ser de mucho trabajo y muy apurado, por lo que hay que estar mentalizados de que cada partido es una final a la hora de perseguir el objetivo”.

Pueden resultar decisivos los tres próximos duelos contra Burgos, Albacete y Zaragoza antes de medirse de nuevo a rivales de la zona alta. Recuerda, aún así, que la clasificación “está súper apretada”, ya que están “muchos equipos en pocos puntos” y con varias jornadas aún por delante. “Es momento de cometer pocos errores y de afrontar cada partido con tranquilidad, ambición y la mentalidad de que tenemos que ganar”, advierte.

Ha llegado el tramo decisivo del campeonato pero también ha llegado, como recuerda el jugador de Ampuero, un “tramo muy bonito” en el que van a tener que “dar el máximo para conseguir la permanencia, ya que se han metido muchos equipos en la pelea”. Quien no desfallezca llegará a la meta porque, como recalca el capitán, “si alguno pasa una mala racha ahora, va a tener problemas hasta final de temporada”. Y el Racing ya suma tres semanas sin ganar, por lo que corre el peligro de meterse en un agujero.

Se fue el equipo a casa el pasado sábado con la sensación de haber encajado una derrota de manera injusta porque, según Íñigo, tuvieron momentos “muy buenos, sobre todo en la segunda parte”, en la que destaca que jugaron “muchos minutos en campo rival” y generaron “bastantes ocasiones de peligro”. Al final, considera que faltó lo de siempre: “Atacar más al espacio, romper un poco más al tener ellos la defensa adelantada y también un poco de precisión en los detalles, en el último pase, en el centro o en los tiros”. No le cuesta llegar al conjunto cántabro a zona de tres cuartos pero ahí se le suele apagar la luz. Le cuesta terminar lo que empieza. 

En defensa del Racing hay que decir que se ha encontrado con contextos complicados, con un Huesca y un Lugo sólidos en defensa, con bloques bajos y retaguardias de cinco que complicaban mucho la circulación por dentro, y con un Levante que es, en definitiva, el tercer equipo que menos goles ha encajado de la categoría. Lo malo es que el sábado hay que jugar en Burgos ante un equipo que desde el primer día se ha caracterizado por su seriedad y solvencia frente a su área.

Así lo entiende íñigo. “El Burgos es un equipo que hace un trabajo muy bueno a nivel defensivo”, destaca. Va a tocar ponerse el buzo de trabajo y mancharse las manos de grasa pero el capitán tiene “muchísimas ganas” de jugar en El Plantío porque se anuncia un ambiente tremendo. Ya sabe que van a estar “respaldados por muchísima gente que ha hecho un esfuerzo terrible para incluso ir hasta allí a conseguir entradas”.

La expectación que se genera siempre antes de uno de estos desplazamientos masivos se nota en los días previos. “Durante toda la semana lo ves”, reconoce el canterano. De hecho, el pasado jueves, cuando volaron las mil localidades que envió el Burgos a Santander, ya vieron todas las colas formadas desde primerísima hora. Es una motivación más pero también es una presión añadida porque a los jugadores les toca exigirse para “estar a la altura, traer los tres puntos y que la gente pueda volver contenta”.

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