La temporada está obligando a Pablo Bobadilla a ser el Guadiana de las alineaciones. Aparece y desaparece de las mismas de manera frecuente y lo peor es que no es nunca por decisión técnica, sino por causas de fuerza mayor. Dos roturas de fibras que le han mantenido fuera del grupo durante mes y medio largo cada una más el Covid cuando estaba saliendo de la última de ellas le han permitido participar sólo en ocho partidos hasta la fecha, en los cuales ha aparecido siempre como titular. Y los números son asombrosos. Ojo al dato: El Racing ha ganado seis de esos ocho encuentros perdiendo sólo en León y empatando en casa contra el Deportivo. Para colmo, en otra media docena de ellos ha terminado el conjunto cántabro con la portería a cero. Es posible que sea casualidad, pero también lo es que sea causalidad.

Él no se da importancia. «El equipo ha estado generalmente siempre bien haya jugado yo o no», apunta el central riojano. Tampoco hace falta que saque pecho porque lo hacen los números por él. Él lo que dice es que sigue teniendo «muchas ganas de seguir trabajando y aportando al equipo toque jugar o no». «Yo quiero estar ahí y ser un jugador de equipo como me he considerado siempre», añade. Lo que tampoco oculta es que las «circunstancias del fútbol» no le han sido favorables en la presente temporada, ya que le ha tocado sufrir «la cara amarga de las lesiones». Y ninguna de ellas ha tenido el don de la oportunidad, ya que la primera fue a una semana de la primera jornada liguera y la segunda cuando se había hecho fuerte como titular en el centro de la retaguardia.

Lo bueno es que él no parece tomárselo mal y acepta las cosas como vienen. «Para eso somos profesionales», explica. Y las lesiones forman parte de la profesión. «Tenemos que adaptarnos a lo que nos toque y, en ese sentido, tampoco me quejo», recalca. En el fondo, es consciente de que, hasta el día de hoy, se está pudiendo ganar la vida como futbolista y eso no deja de ser un privilegio. Hay que valorarlo.

Ritmo cortado. A las constantes interrupciones debidas a sus circunstancias personales hay que sumar ahora las colectivas. De hecho, él se recuperó de su lesión en la segunda quincena de diciembre pero, desde entonces, el equipo sólo ha podido jugar tres partidos. Y del primero de ellos no pudo participar por estar confinado. Asume que así «es complicado» coger una buena dinámica de juego y menos aún adquirir la velocidad de crucero adecuada para mostrar su mejor nivel. «Te corta un poco la dinámica y el ritmo», reconoce. Y es algo que incluso puede venir bien cuando las cosas van mal, pero no era el caso del Racing, ya que entiende Bobadilla que estaban inmersos en «una buena dinámica» y marcando un buen ritmo. Con todo, poco se puede hacer al respecto. Es una situación a la que no queda otra que «adaptarse». En ese sentido, es positivo: «Creo que lo estamos llevando bien».

El segundo aplazamiento consecutivo que sufrió el conjunto cántabro se lo puso en bandeja al Deportivo para ponerse a nueve puntos, lo que es siempre un golpe psicológico por mucho que la clasificación detallara que tiene un partido más, pero el equipo gallego perdió el pasado domingo. El central riojano no es hipócrita y reconoce que «te engañaría si te dijera que no te alegras si ves que tus rivales pierden». De todas maneras, no se desvía del discurso generalizado y recalca que lo que queda por delante todavía es «muy largo» porque queda «toda la segunda vuelta». «Sabemos todos el potencial que tiene el Dépor y que sí o sí va a pelear por el primer puesto mientras que nosotros sabemos que tendremos que hacer las cosas muy bien para poder pelearlo», subraya.

Se le vienen al Racing dos semanas en las que va a tener que disputar cinco partidos a la espera de conocer en qué fecha se termine disputando el encuentro ante la Cultural, pero tiene opciones de ser el miércoles 23, siete días después que el del Deportivo, cuatro que el de Unionistas y tres antes que el del Real Unión. El equipo se va a jugar muchas de sus opciones de aspirar al primer puesto y lo saben. De lo que está seguro Bobadilla es de que están preparados para afrontar semejante acumulación de compromisos porque tienen «una plantilla muy larga». «Podemos competir con cualquiera, vamos a estar ahí seguro, pero tampoco deberíamos mirar más allá», avisa. Y lo dice porque entretenerse con el atractivo encuentro de Riazor olvidando que el domingo viene el Badajoz puede ser peligroso. De hecho, recuerda que de poco valdría ganar en La Coruña si no ganan antes al conjunto pacense. «Tenemos que ir poco a poco y con tranquilidad porque lo demás ya irá llegando», asume.

Ese encuentro contra el Badajoz ha adquirido una cierta trampa por el drástico cambio de rumbo que ha sufrido el proyecto, ya que de la noche a la mañana fueron cesados el entrenador, su ayudante y el director deportivo. Además, los jugadores llevan unos meses sin cobrar y todo eso hará que el duelo sea un poco más impredecible. Entiende Bobadilla que se trata de «una situación incómoda» para la familia pacense pero también advierte de que en Los Campos de Sport «querrán reivindicarse porque es lo que suele suceder cuando llega un entrenador nuevo». Recuerda que, a pesar de las calamidades que pueda estar sufriendo el club, la plantilla extremeña sigue teniendo «jugadores con muchísimo potencial, muchos de ellos jugadores de Segunda A». Por eso prevé «un partido complicado porque, además, todos los que vienen aquí siempre salen con ánimo de demostrar lo que tienen por el escenario, por el rival y por todo».

La mejor manera de preparar el partido contra el Deportivo es ganando al Badajoz. No hay duda al respecto. Y Bobadilla recuerda que no es sólo una cuestión de resultado, sino que también será importante para «llegar con buenas sensaciones a ese partido de La Coruña». De ahí que la mejor idea sea tener sólo en la cabeza el partido contra el equipo extremeño. Será el domingo a mediodía, un horario que por ahora no le ha venido bien al Racing. Y tiene claro que se trata de una mera «casualidad». Ahí no hay duda. «Contra el Deportivo también jugamos a las doce e hicimos un buen partido», concluye.