25.04.2024 |
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RACING SANTANDER

Atar al capitán, objetivo de verano

El RAcing ha enviado al representante de Íñigo, que termina contrato en junio del 2023, una renovación por cuatro temporadas | Tanto el club como él mismo quieren tenerlo todo firmado antes de que empiece la temporada

Íñigo, celebrando el ascenso en el autobús que les llevó al Ayuntamiento. / EP
Íñigo, celebrando el ascenso en el autobús que les llevó al Ayuntamiento. / EP
Atar al capitán, objetivo de verano

Íñigo ha sido uno de los pilares fundamentales del Racing que consiguió el ascenso en tiempo récord, un mes antes de que culminara la fase regular, y acaba contrato el treinta de junio del 2023. Su crecimiento como futbolista desde su ascenso al primer equipo no ha pasado desapercibido para nadie y en el club son conscientes de que puede convertirse en un preciado objetivo de deseo. Más aún, si su evolución se mantiene en Segunda División. Por esa razón, antes de que el jugador de Ampuero siga demostrando todas sus capacidades incluso en el llamado fútbol profesional, el Racing quiere atar su renovación. Y se ha puesto manos a la obra.

El objetivo de la entidad que preside Alfredo Pérez es tener firmada la renovación del capitán del equipo antes de que arranque el próximo curso. Por eso las negociaciones han comenzado ya. Ambas partes se han sentado en una misma mesa y, como las dos quieren llegar al mismo lugar, son optimistas respecto a una resolución satisfactoria de la operación. La prioridad de Íñigo es seguir creciendo de la mano del Racing para averiguar hasta dónde puede llegar y la del club es tener un capitán para muchos años.

De partida, la oferta que le ha planteado el club al medio centro cántabro es un contrato por cuatro temporadas más. Es decir, que se agotaría en el 2027. Además, sus emolumentos se actualizarían de manera considerable respecto a su actual contrato y estarían a la altura de la importancia que Íñigo tiene dentro del equipo. La música parece que gusta y, en principio, sólo quedaría ir detallando pequeños detalles como la cláusula de rescisión para adecuarla a los verdaderos ingresos del futbolista.

Íñigo es el primer interesado en que todo quede atado cuanto antes. No quiere jugar ni apurar sus opciones de sacar mejores condiciones. Es consciente de que si aparece con fuerza en Segunda División, el próximo año quizá podría conseguir un contrato mejor, pero también podrían salir las cosas al revés. Con todo, él tiene claro que quiere tener una carrera larga en el Racing y esa es su apuesta. Por eso él también quiere, al igual que el club, tenerlo todo resuelto cuando comience el nuevo curso. De hecho, incluso le gustaría tenerlo todo cerrado cuando arranque la pretemporada para, a partir de ahí, poder estar centrado en lo verdaderamente importante, que es prepararse para su debut en Segunda División.

Es consciente Íñigo de que es una temporada importante para él. Durante las dos últimas campañas, ha demostrado tener fútbol en sus botas para ser uno de los mejores medio centros de la categoría de bronce pero ahora le toca empezar de cero un piso más arriba. Se presentará con los galones ganados en los dos últimos años, en los que nadie le ha regalado nada y se ha hecho fuerte a base de una gran personalidad y, sobre todo, de su buen hacer sobre el terreno de juego.

De hecho, el pasado año a estas horas, Íñigo no entraba en los planes de Fernández Romo. No le veía como jugador importante y parte de la columna vertebral de su equipo. Tanto es así, que comenzó como suplente. Sin embargo, en seguida se hizo evidente que el equipo necesitaba de su presencia en la sala de máquinas para carburar, para dar dinamismo y una mayor movilidad al medio campo. A todo esto hay que sumar su capacidad también en la contención sacando a relucir su experiencia como defensor.

Y es que, aunque Íñigo haya llegado al primer equipo como medio centro, se formó como lateral derecho. Fue en su última campaña en el filial cuando empezó a ser asiduo en la zona ancha del terreno de juego. Y fue allí donde le vio José María Amorrortu. Y un solo partido le bastó para tener claro que él debía ser el jugador de referencia en el medio centro del primer equipo. De ahí que ya fuera titular desde el primer día a las órdenes de Javi Rozada. Lo malo fue que su gran aparición en Segunda B estuvo ensombrecida por lo pobre temporada que realizó el colectivo. Entre eso y ser un jugador de la casa y no contratado por el nuevo entrenador, le hizo comenzar con cierta desventaja el verano pasado.

gol clave. Íñigo terminó siendo una pieza insustituible que fue creciendo durante la temporada al mismo tiempo que el equipo. Durante la primera vuelta, sus compañeros iban rotando en torno a él. Unos días le acompañaba Fausto Tienza en la sala de máquinas, otros Borja Domínguez y otros, los menos, Sergio Marcos. Sin embargo, en la segunda vuelta ya se asentó el extremeño y aquello le vino bien al capitán porque dio la impresión de que jugó más liberado. Incluso se le vio llegando más al área rival hasta marcar un gol que, probablemente, marcó toda la temporada.

El único gol de Íñigo con el primer equipo fue el que dio los tres puntos al Racing en Riazor. No son pocos los jugadores que admiten que fue aquel día cuando se encendió la luz y se dieron cuenta de que la podían liar de verdad. Y el gol lo anotó el medio centro de Ampuero al aprovechar un buen pase de Soko. Penetró en el área, encontró posición de disparo y firmó un certero derechazo que se fue para dentro. Ya nada volvió a ser igual.

Íñigo ha sido capitán del equipo con sólo 23 años a pesar de tener como compañeros a jugadores de una gran trayectoria y experiencia incluso en categorías superiores. Se ha hecho respetar y ha demostrado saber llevar el brazalete, algo que ya había hecho en categorías inferiores y en el filial. Da la impresión de que el Racing tiene capitán para mucho tiempo a poco que lo sepa cuidar y, en principio, la oferta que su representante tiene encima de la mesa para renovar por cuatro temporadas demuestra que le quieren cerca.

La renovación de Íñigo es una prioridad para la dirección deportiva y el club para este verano. Tan importante como los fichajes que estén por llegar. Sería, de hecho, una operación que satisfaría a los aficionados y al entorno, que incluso se han puesto un poco de uñas con la campaña de abonados. Con operaciones así, amarrando a un jugador que surgió la temporada en la que se hizo una apuesta verdaderamente seria por la cantera que ya se ha dejado atrás, ganarían puntos.

Luto por la muerte de Manuel Ruiz

El Racing lamentó ayer el fallecimiento  de su exguardameta Manuel Ruiz, que defendió la portería del equipo cántabro en la década de los cincuenta. La entidad verdiblanca, mediante un comunicado público, envió «sus más sinceras condolencias a sus familiares y allegados» y se unió «a su profundo pesar ante la irreparable pérdida».   Manuel Ruiz Vázquez nació en Laredo el once de febrero 1935 y comenzó a jugar al fútbol en Ampuero, localidad en la que pasó su niñez emulando al portero ampuerense Joaquín Caller. A los catorce años, ingresó en el equipo de Los Escolapios, en el que compartió generación con futbolistas de la talla de Marquitos, Moruca o Zamoruca. Tras destacar en el infantil del Racing, en 1952 dio el salto al filial verdiblanco, el Rayo Cantabria, con el que sufrió una grave lesión enfrentándose al Club Deportivo Mirandés en 1954. Un año más tarde -el 13 de noviembre de 1955- debutó con el primer equipo racinguista en Segunda División ante el Caudal Deportivo. El cancerbero cántabro, de gran regularidad y buenos reflejos, puso fin a su etapa en la entidad verdiblanca en 1958 y se marchó a Londres para completar su formación académica. A su regreso a España se estableció en Barcelona para trabajar en una entidad bancaria y se incorporó al Club Deportivo Europa de la Ciudad Condal. Posteriormente, antes de colgar los guantes, militó en la Unió Esportiva Sants y el Club de Fútbol Balaguer.

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