03.05.2024 |
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BANDERA EL CORTE INGLÉS

Pedreña sonríe por fin

La ‘Pedreñera’ ganó una apasionante Bandera El Corte Inglés | Fue cinco segundos más rápida que Camargo, con quien navegó prácticamente a la par en los dos primeros largos | Los trasmeranos consiguen así su primera alegría de la temporada

La ‘Pedreñera’ ganó una apasionante Bandera El Corte Inglés.
La ‘Pedreñera’ ganó una apasionante Bandera El Corte Inglés.
Pedreña sonríe por fin

Hacía tiempo que no se vivía una regata así en Cantabria. Hacía tiempo que los aficionados no sentían la necesidad de desgañitarse, de apurar los límites de su garganta en la champa final, de sentir emoción, angustia, dolor de barriga. Hacía tiempo que no había incertidumbre, que las traineras no se acercaban a tierra sin tener demasiado claro quién iba a ganar. Fue Pedreña. Fue la embarcación que avanzaba por la calle dos, la que, probablemente, más lo necesitaba, quien llegó en primera posición a la zona donde se amontonaban los centenares de aficionados y curiosos que disfrutaron por fin de una regata de emociones fuertes. Frente a ellos, los remeros blanquinegros alzaron los brazos y festejaron con rabia una victoria que necesitaban desde hace demasiado tiempo.

Lo bueno se hace esperar y hoy hubo que hacerlo. Casi se hace de noche. Entre la espesa capa de nubes que cubrían el cielo e impedían al sol del mes de julio lucir sus galas de verano y que todo se retrasó, casi llega la luna a tiempo de presenciar la regata. En la segunda tanda hubo una salida nula y cuando iban a salir los cuatro grandes, los que se iban a jugar la bandera, salió un gran buque de Raos que obligó a retrasarlo todo para no sufrir el oleaje que estaba dispuesto a levantar a su paso.

El retraso permitió la llegada del viento, que se intensificó para el momento de la salida. Entre el movimiento que generó ese gran barco cargado de mercancías que se iba camino de quién sabe dónde y ese aire que agitó la bahía, el camino apareció más picado y dificultó el primer largo, que contaba con la corriente a favor pero el viento en contra. Eso lo hace todo un poco más complejo.

A Pedreña le correspondió la calle dos y a Camargo la calle cuatro. Estaban separados por Castro, que viajó por la tres, mientras que Astillero lo hizo por la uno. Dio la sensación de que la ‘San José’ fue quien más rápido puso el bote en funcionamiento en cuanto se bajó la bandera roja y que a la ‘Pedreñera’ fue a quien más le costó. Fue una declaración de intenciones, Los trasmeranos quisieron remar hoy con más cabeza, sin dejarse llevar por las pasiones, sus necesidades y sus angustias. En sus últimas apariciones en Cantabria había partido con la intención de poner las cosas en su sitio demasiado rápido y de romper desde el primer momento pero le había salido mal. Hoy cambió.

Pedreña quiso ir de menos a más sin miedo a esos caballos extra de potencia que la ‘Virgen del Carmen’ encuentra en los metros finales. Y le fue mejor. Es posible que por dentro sufriera menos el intenso viento que se levantó en el momento de la salida, pero, aunque los jueces dieron el mismo tiempo a ambos en la primera ciaboga (4.44), dio la impresión de que giraba un poco antes la embarcación verde. No pasaba nada. Estaba en el guión de Pedreña.

La guerra fue sólo entre los dos mejores. Nadie amenazó con apuntarse a la fiesta. De hecho, Astillero incluso puso a algunos de sus remeros más importantes en la trainera B que había remado momentos antes contra Laredo. Ganó a la ‘Pejinuca’ aunque ésta sería descalificada por no entrar por su calle, algo que es de obligado cumplimiento en las regatas federativas. No hay manera de cambiarlo por mucho que aporte más interés a las regatas. También da más trabajo a los jueces. Quizá por ahí vaya la historia.

Tras el primer largo, astillerenses y castreños ya estaban muy lejos. Ellos iban a lo suyo. A bordo de la ‘San José’ tienen bastante con pensar en la mejor manera de afrontar lo que queda de ARC 2 porque el verano se les ha complicado. No tienen jornada este fin de semana y están ante la posibilidad de disfrutar de una pequeña pretemporada. Les hace falta porque todo se ha torcido. Aún así, hoy llegaron 16 segundos antes que una trainera de superior categoría como ‘La Marinera’. No es suficiente porque el penúltimo y el antepenúltimo de la ARC1, que son los que disputarían el playoff con los astillerenses, le sacan mucho más.

Pedreña y Camargo alcanzaron el ecuador confirmando la gran tarde de remo que estaba anunciada. Se presentaron frente a los Rakeros prácticamente a la par, con todo por decidir, con la necesidad de estar atento al detalle porque todo se iba a decidir por poca cosa. Ambos ya habían navegado prácticamente a la par en la Bandera de Plentzia del pasado sábado, cuando la ‘Pedreñera’ envió un mensaje a la ‘Virgen del Carmen’. Le advirtió de que el verano aún no ha terminado y que no se piensa entregar. Los trasmeranos necesitaban gasolina, un chute de alegría y confianza para no convertir el 2023 en un valle de lágrimas.

Esa necesidad, esa rabia contenida por tantas cosas que no están saliendo bien, se notó en el tercer largo. Lo iniciaron casi a la par por mucho que la maniobra la iniciara un poco antes Pedreña. Cambió la situación respecto a la primera maniobra por mucho que los jueces les volvieran a dar el mismo tiempo (9.44). Llegó entonces el momento de la verdad, el momento de sacar del armario la mejor remada, la más segura, la que no ofrece dudas. Y fue ahí cuando respondieron los hombres pilotados por Carlos García y Edu Carriles.

La proa de Pedreña comenzó a hacerse notar, a colocarse por delante de la de Camargo buscando las profundidades del puerto de Raos. Encontró un mejor camino y se fue creciendo conforme vio que por fin el bote respondía, que avanzaba a buen ritmo y que mantenía a raya a la ‘Virgen del Carmen’, a la que tantas veces había visto pasar por el carril izquierdo. Esta vez no. Esta vez no se repitió la historia de la Bandera Bansander, cuando también giraron los trasmeranos por última vez por delante para terminar sucumbiendo. No pasó. Todo se mantuvo en orden.

La ‘Pedreñera’ no se fiaba. Normal. Era consciente de que no podía desperdiciar ninguna palada. Sentía la presión de su gran rival, conocía su capacidad para sacar de donde parece que ya no hay, por lo que no perdió la mirada del tigre. Hasta el final. En tierra hubo quien decía que iba primero Camargo y hubo quien decía que no, que era Pedreña. No se puede uno fiar del ojo humano ni de la perspectiva de un campo de regatas. Tampoco del potencial que mantenía escondida la trainera negra, que tenía muchas asignaturas pendientes que hoy aprovechó para recuperar y ganar por cinco segundos.

Pedreña sonríe por fin
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