San Juan de Luz daba miedo. El día estaba oscuro, amenazaba tormenta, nubes negras en el horizonte, una calle que no quería nadie, la incertidumbre dominando el ambiente, cronómetros que fallan y embarcaciones de recreo que invaden el campo de regatas y que obligan a detener tandas. Como para salir corriendo. Sin embargo, se cumplieron las previsiones. Las dos traineras pasaitarras y Lapurdi confirmaron que están un peldaño por encima y, por detrás, estuvieron los demás. Y ahí hay buenas noticias porque el primero en la fila es Camargo, que ayer fue cuarto y que, por lo tanto, hoy estará en la tanda de honor. Difícil disfrutar de un mejor inicio.

Tres traineras cántabras hubo en el agua y dos se fueron a descansar con la sonrisa en la boca y otra con gesto de preocupación. Porque no sólo la ‘Virgen del Carmen’ estuvo donde quería estar, sino también ‘La Marinera’. Su gran objetivo fue dejar a uno por detrás y fue dos segundos más rápida que Busturialdea. No está mal para empezar. Había un cierto temor a incluso quedarse descolgado y fuera de juego pero los hombres de ‘Txanpan’ van a ser competitivos. Tienen con quien pegarse y, además, da la sensación de que Hondarribia B podría no estar demasiado lejos. Habrá que esperar a días como el de hoy, cuando habrá menos trampas en el agua.

Quien se marchó con el gesto torcido fue Pedreña, que dejó en tierra a dos hombres importantes como Miguel Navarro y Kevin Vieira. A los trasmeranos, como a los castreños, les tocó la calle que no quería nadie. Esta vez no fue la uno, sino la cuatro porque cambiaron el orden. El caso es que les tocó navegar cerca de la salida de la ría y eso ayer permitía correr más mirando hacia la mar y menos mirando hacia la playa. Es algo que, sobre todo, notaron los remeros de ‘La Marinera’, ya que en cada largo de ida le sacaron dos o tres segundos a Busturialdea, que remó a su lado, por la calle 3. A pesar de ello, las maniobras interiores las hicieron siempre a la par. Por eso se lo jugaron todo a partir del último cambio de dirección.

Castro lo volvió a iniciar con tres segundos de renta. Era el momento de apretar y demostrar que estaba dispuesto a dar guerra. Aún había gasolina. Sintieron la amenaza del bote vizcaíno pero los castreños se mantuvieron en su sitio, sin capacidad de maniobra porque Busturialdea no se apartó de su calle tres. Cada uno en su sitio pero lo importante es que el bote cántabro llegó a meta por delante, con media embarcación de renta y asestando su primer golpe. Es importante aprovechar días como el de ayer porque, cuando toque remar en la mar, la amenaza de los de Elantxobe será todavía mayor.

A Camargo le tocó abrir la tarde junto a las dos traineras pasaitarras y Zarautz. Intentó aferrarse a las primeras en los dos primeros largos y lo consiguió, lo que le sirvió para abrir rápidas diferencias respecto a la ‘Enbata’. San Pedro fue el primero en llegar a la primera ciaboga pero, a partir de ese giro, San Juan puso en marcha el motor y comenzó a hacer la guerra por su cuenta, olvidándose de todos y demostrando que se podía domar a la calle más temida. Por detrás, los de Punta Parayas se llevaron un susto al ver volar al bote zarautztarra en el último largo. Lo comenzó Camargo con ocho segundos de renta pero, poco a poco, el fantasma se fue acercando. Si llega a tener veinte metros más la regata quizá hubiera consumado la remontada.

La proa de la ‘Enbata’ llegó casi tocando la popa de la ‘Virgen del Carmen’. Fue el mejor ejemplo de la igualdad que hubo entre el cuarto y el séptimo clasificado (sólo cinco segundos), lo que indica la rivalidad que va a haber por ocupar esa única plaza que parece haber en disputa en la tanda de honor. Por ahora, Pedreña no entra en esa guerra. Ayer no fue su mejor día no sólo porque le tocó negociar la peor calle, sino también porque su tanda se detuvo cuando las traineras ya iban dos minutos y quince segundos de esfuerzo. Lamentable.

Una embarcación de recreo se metió en el campo de regatas por la calle por la que avanzaba la ‘Pedreñera’, que fue la primera en frenar en seco. Hubo que volver a la salida y empezar de nuevo el esfuerzo. Eso conllevó un buen puñado de minutos que aumentó las diferencias climatológicas respecto a la primera tanda. Fue incrementándose la fuerza del viento, algo con lo que siempre hay que contar en una regata de traineras. Eso hizo soñar durante unos minutos a Zumaia, que voló en el tercer acto, con incluso ganar la bandera, ya que en la primera ciaboga marcó el mejor tiempo de la tarde. Sin embargo, al volver dejó claro que la cuesta abajo que se había encontrando saliendo pasó a ser cuesta arriba volviendo.

Pedreña se llevó un susto tras un mal segundo largo que le hizo librar la segunda ciaboga en última posición. Sin embargo, no se vino abajo, puso las cosas en su sitio respecto a Hondarribia B y dejó escritas unas referencias con las que sólo podría Zumaia en la tercera tanda. Deusto estuvo en todo momento peleando con ellas pero nunca le dio para darlas alcance. Hoy los trasmeranos formarán una segunda tanda cargada de gran interés junto a Arkote, Zumaia y Zarautz. Será momento de demostrar que sí tienen motor para ser un aspirante más a esa cuarta plaza. Las tres primeras parecen demasiado caras. Por ahora, San Juan fue el primero en ondear bandera.

ASTILLERO, CUARTO

Antes que la primera regata de la ARC 1 se disputó la primera de la liga femenina ETE, en la que participó Astillero. Al representante cántabro le tocó la primera tanda y la calle uno pero, como más tarde le sucedió a Pedreña, también tuvo que interrumpir su esfuerzo a mitad de primer largo. Su salida fue muy buena pero no sirvió de nada porque falló el cronómetro. Sin embargo, a pesar de ese cansancio extra que se supone por esa partida en falso, las entrenadas por Sara Vázquez y Edurne Portilla fueron cuartas, lo que satisface sus ambiciones. Estuvieron a sólo cinco segundos de Deusto, que fueron terceras, y le sacaron otros tantos a Zarautz y a Ondaroa, 17 a Hernani y un mundo a Portugalete, que, como el año pasado, quedó descolgado. La bandera se fue para Zumaia, que le sacó cuatro segundos a Kaiku.