Pedreña se quedó tremendamente cerca, a nada, de haber firmado un fin de semana perfecto. Ayer fue cuarto en Orio pero la bandera se quedó a dos segundos. La mejor trainera cántabra estuvo metida en la pelea por la victoria en todo momento, giró por última vez con más vida que cualquiera pero, cuando llegó, su tiempo ya fue peor que el de San Juan, a quien había mantenido bajo control en todo momento. Ahí ya supo que se le había escapado el premio gordo y, de hecho, después también le superarían San Pedro, que fue quien se llevó un nuevo ‘trapo’ a casa, y Arkote por sólo 45 centésimas. Así de ajustadas estuvieron las cosas. Los del este de la bahía tocaron la gloria con los dedos pero se les escapó en las últimas paladas. Lo bueno es que saben que están ahí, pegándose con los mejores, donde deben estar. Y sólo eso ya fue motivo para volver a casa, al lugar donde tantos habían llorado el día anterior, confirmando que lo logrado entonces no había sido ni mucho menos casualidad.

Ayer no hubo ni trampa ni cartón. La regata fue a contrarreloj, todos remando por la misma calle y con condiciones similares. Quizá los seis botes de la primera tanda remaron con un poquito más de viento, que desapareció casi por completo cuando salieron los mejores. Las banderas de las balizas estaban caídas, como si estuvieran perezosas o resacosas por los desmanes de la fiesta del besugo que estaba celebrando Orio, que decidió meter la regata a las interioridades de la ría para que estuviera más metida en el jolgorio popular.

La ‘Pedreñera’ no realizó ni un solo cambio respecto a la tripulación que había ganado el día anterior su primera bandera. Tienen lo justo y con eso se lo van a jugar. Su puesta en escena fue buena pero buenos fueron, sobre todo, su segundo y tercer largo. Tanto es así, que a la hora de realizar la última ciaboga, la única que había remado más rápido era la ‘Libia’, que inició el último parcial con dos segundos de renta. Eso no era nada. Había regata y, una vez más, Pedreña estaba metida de lleno en ella.

En esa misma tanda partió Castro, que desde el principio fue la más lenta de la segunda tanda. De hecho, en todo momento estuvo más pendiente de las referencias que habían marcado los que habían remado previamente que de los que lo estaban haciendo al mismo tiempo que él. Hondarribia B había dejado escritos buenos parciales que no superó en ningún momento y lo peor fue que tampoco pudo con el ritmo que habían marcado Zumaia y Deusto, que en dos regatas se ha resarcido a lo grande de su preocupante rendimiento de las últimas semanas. Los bilbaínos han escapado del pozo y lo malo es que han metido en él a Camargo.

En la ‘Virgen del Carmen’ todo era música de violines hasta el pasado sábado a las seis. Desde entonces, ha sumado sólo cuatro puntos porque tanto en Pedreña como ayer en Orio sólo ha sido capaz de ganar a Busturialdea, que se viene abajo cada vez que se escapa de la mar. Los de verde, que apenas dos semanas antes estuvieron a punto de ganar la segunda tanda codeándose con San Juan, se quedó ayer a casi veinte segundos del décimo. Se ha encendido la alarma porque salvar el playoff está ahora mismo a cinco puntos. Y a cinco tiene Pedreña clasificarse para el que da pasaportes a la ACT. Está vivo. Ayer no fue capaz de completar el trabajo en el último largo, se le hizo larga la regata, pero le comió dos puntos a Zarautz y a punto estuvo de comerle uno a Arkote. Se ha atravesado el ecuador de la competición y hay licencia para soñar con lo que cada uno quiera.