28.04.2024 |
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Míguez se la tendrá que jugar de nuevo en Francia

Ningún integrante de su equipo se presentó en la subasta para pujar por organizar el combate por el Campeonato de Europa | A pesar de las irregularidades, Jordy Weiss peleará de nuevo en casa

Jon Míguez durante un combate contra Jordi Weiss./ alerta
Jon Míguez durante un combate contra Jordi Weiss./ alerta
Míguez se la tendrá que jugar de nuevo en Francia

Jon Míguez volvió de Francia con la sensación de que había salido vivo de una encerrona, de que le habían tenido una trampa y que había librado de milagro.

Todo fue muy extraño, incluso el resultado final. Se cometieron ilegalidades que incluso pudieron poner en peligro la integridad del boxeador cántabro pero, aún así, la EBU ordenó una revancha. Mantuvo al aspirante galo en la pelea por el cetro continental del peso welter y, para colmo, esa segunda parte del enfrentamiento se va a volver a disputar en territorio francés. Parece una broma, pero así funciona.

Ayer se celebró la subasta para llevarse el combate a casa. Cada uno de los equipos debía acudir con una bolsa y la de quien más pesara se encargaría de organizar la velada. No hubo disputa.

Nadie acudió en representación de Jon Míguez, que da la sensación de estar tremendamente solo en esta historia. Ya tuvo que pelear en Francia la primera vez a pesar de haber ganado entonces la subasta y va a tener que volver a hacerlo de nuevo al no contar con el respaldo económico suficiente para, por lo menos, tener la garantía de salir al ring sin que pasen cosas raras y sin que nadie quiera hacer trampas.

«Me gustaría que el combate fuera en Castro o cerca de aquí. Pelear en casa es un plus», afirmaba Jon Míguez el mes pasado. De hecho, como sabía que sin apoyo televisivo es complicado ponerse al nivel de los franceses, adelantó que les gustaría «contar con la ayuda del Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento o algún patrocinador». No la ha habido.

El púgil no ha encontrado el respaldo que le hubiera gustado y se va a tener que meter en un agujero del que sabe que sólo saldrá vivo si es capaz de noquear a su rival. Y se antoja complicado.

La historia ha cambiado porque el equipo de Jon Míguez sí ganó la subasta del primer enfrentamiento contra Jordy Weiss con el Campeonato de Europa en juego. Sin embargo, semanas después se conoció que se había echado a un lado y que sus integrantes habían comunicado al coaspirante francés que eran incapaces de alcanzar las cifras prometidas en la bolsa y que les cedían la organización de la velada. Por eso el todavía invicto púgil castreño tuvo que ir a por la corona europea a territorio comanche.

Allí todo fue muy extraño. De entrada, le quisieron hacer firmar un documento por el cual aceptaba que no hubiera control antidoping después de la pelea. Obviamente, no lo hizo. Incluso lo puso en conocimiento de la EBU pero el guión no se vio alterado. Siguió su curso con normalidad, como si la fundada sospecha de que uno de los boxeadores iba dopado no supusiera un peligro para la integridad física del otro. Se trata de un deporte de contacto y es una circunstancia de tremenda gravedad.

El combate se disputó. Hubo más cosas raras pero Míguez pensó que, al menos, tras no firmar el documento que le habían presentado, sí habría control antidoping porque había una sala preparada para ello, pero no.

No había nadie dentro. Tampoco ningún encargado de acompañar a los boxeadores tras la pelea para cumplir con el protocolo. Nada. La EBU estuvo informada y su vicepresidente reconoció públicamente que era un asunto grave, pero no tuvo consecuencias. Lejos de eso, volvieron a nombrar al boxeador francés coaspirante al título. Aquello no tenía sentido pero así funciona el boxeo.

A Weiss no sólo le permitieron volver a pelear por el Campeonato de Europa, sino que ordenaron repetir el procedimiento tradicional, con un tiempo previo para que ambos contendientes se pusieran de acuerdo y, en el caso de que no fuera así, acudir a una subasta el 20 de junio, que fue ayer. Míguez confiaba en poder pelear por el título en Bilbao de la mano de la promotora de Kerman Lejarraga. Incluso se manejaba la fecha del 18 de noviembre pero no ha fructificado. No hubo dinero alguno defendiendo los intereses del castreño.

Esto hará que éste deba repetir su aventura francesa. El historial de boxeadores españoles que se han chocado con irregularidades en territorio galo es muy larga. Incluso los hay que han sufrido resultados extraños en casa de Jordy Weiss, que nunca ha peleado lejos de su gente.

Sin embargo, para completar la serie de extraños sucesos que se produjeron en el primer episodio del enfrentamiento entre Míguez y el citado púgil galo, el combate terminó en empate.

La pelea estuvo igualada y tuvo momentos para uno y para otro. Míguez comenzó un tanto precipitado sabiendo que debía enseñar más que su rival para llevarse el combate y éste terminó resultando igualado. Weiss, de hecho, dio la impresión de terminar mejor, lo que también sorprendió al cántabro y avivó sus sospechas de que en el ring había habido algo raro.

Precisamente por los precedentes que el propio boxeador cántabro conocía y sabedor de cómo se había desarrollado la pelea, éste dio por hecho que le iban a dar perdedor. Se vio claro en su reacción después de que se conociera el dictamen de los jueces. Sin embargo, el resultado fue de empate. Fue toda una rareza.

En este caso, ese hecho extraño le benefició porque le permitió mantener el invicto y también tener una segunda oportunidad de pelear por el Campeonato de Europa.

Fue nombrado aspirante oficial cuando en el trono estaba David Avanesyan, un tipo temible, que había finiquitado antes del límite todos sus títulos continentales y que amenazaba con pasar por encima del cántabro. Sin embargo, éste aceptó el reto con la fortuna de que el ruso decidió dejar vacante su corona para irse en busca del Mundial.

Fue entonces cuando apareció la figura de Weiss. Ambos son coaspirantes y ambos volverán a pelear por un título que lleva ya demasiado tiempo sin dueño.

Habrá que volver a hacerlo en Francia aunque hay que confiar que con mayores garantías. El equipo de Míguez habrá aprendido y a buen seguro que exigirá que se precise en el contrato la obligación de que se lleve a cabo el control antidoping.

Míguez se la tendrá que jugar de nuevo en Francia
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