Fue una mañana para muy marineros. Para gente sin miedo, capaz de aventurarse mar adentro a bordo de un pequeño bote a mantener una discusión con una ballena. Se presentó a la cita un intenso viento que envalentonó al océano, que lo levantó, que exigió protección para las traineras. Buena parte de ellas, quizá todas, aparecieron con palcas para impedir embolsar demasiada agua, para no perder la regata en los largos de ida y ganarla en los de vuelta. Como hay que hacer en la mar. Pero Arkote invirtió los términos, ordenó revolución. Y a punto estuvo de llevarse la bandera. Sólo una exhibición de la ‘Libia’ lo impidió.

La ‘Plentziarra’ volvió a dominar de cabo a rabo el segundo acto. Desde la primera palada, sin querer saber nada de nadie, con la certeza de estar donde no tenía que estar. Se siente fuera de sitio, como Valverde en la Qebrantahuesos. Tira hacia delante sin mirar a los lados, rompiendo la regata desde la mismísima champa inicial. Ayer se exhibió de proa a la ola. Fue donde sacó un océano a los demás, donde formalizó su candidatura a llevarse la bandera. Lleva ya varios días así. Sabe que cualquier día le va a tocar pero no fue ayer. Se quedó a siete segundos.

Con Arkote viajaban Pedreña y Camargo. El primero fue el único que le aguantó el tirón inicial. Fue un tirón duro, con viento en contra y continuos botes a bordo al chocar contra las olas. La ‘Plentziarra’ buscó en seguida la calle cuatro por la que viajaba la ‘Virgen del Carmen’ pero no hubo peligro de abordaje porque en apenas dos minutos y medio de regata ya la sacaba ocho segundos. La ‘Pedreñera’ estaba más cerca y, de hecho, giró por vez primera con sólo once de desventaja. Parecen muchos pero los de Punta Parayas lo hicieron a catorce y Zarautz y a 17. Aquello olía sangría, pero el dominio de los vizcaínos se redujo cuando, en teoría, llega la hora de la verdad cuando se rema en la mar.

En Mundaka la ola coge de popa, no de costado como el día anterior en Elantxobe. Fue mucho más digerible, más comercial. Estaba al alcance de todos. Subirse a ella exige una licenciatura pero no un doctorado. Y Arkote interrumpió su desfile. No se lució tanto volviendo, no cogió tantas diferencias y, de hecho, mirando al pueblo fue más lento que Pedreña en el primer viaje de vuelta y sólo dos más rápido que Camargo en el segundo. Fue un largo final en el que la ‘Virgen del Carmen’ se puso las alas y comenzó a volar.

Carlos Gacía y Edu Carriles siguieron sin poder subir a bordo, como el día anterior, a remeros habituales como Axier Alonso, Miguel Lado y Kevin Vieira. De hecho, ayer tampoco contaron con Álvaro Gago, cuyo lugar en estribor lo ocupó Huxley Monroy. Y lo cierto es que el bote prometió buenas cosas en un segundo largo en el que acertó y en el que no sólo impidió que Arkote se marchara todavía más, sino que incluso le recortó tiempo. Completó ese parcial más rápido que una embarcación que aspiró a bandera prácticamente hasta el final de la mañana.

Mientras ‘La Pedreñera’ se llegó a poner a ocho segundos de Arkote, Camargo comenzó a sufrir con Zarautz, que recuperaba volviendo todo lo que perdía saliendo. Es un bote incómodo que, avanzando por la calle cero, casi se comió a la ‘Virgen del Carmen’ al paso por el ecuador y que, si llega a durar un poco más la regata, aún se habría merendado a Pedreña. Porque lo que sucedió en el último largo sólo pasa en la mar. Es complicado verlo en ría, donde no es normal ver una pasada así. Allí es todo más predecible.  Por eso el hogar de las traineras están entre las olas.

Pedreña fue de más a menos y Camargo de menos a más. De salida, los trasmeranos pusieron agua de por medio respecto a sus paisanos y no se volverían a ver hasta que no quedaban 1.080 metros para el final. Es decir, hasta el último largo. Fue ahí cuando los patroneados por Jonathan Castanedo lanzaron su gran apuesta, pusieron el intermitente y a falta de 830 metros ya se pusieron por delante. Eso fue definitivo. En meta, su ventaja fue de ocho segundos, lo que les valió para ser quintos mientras que ‘La Pedreñera’ terminó sexta.

Todos iban hacia babor en ese último largo para aprovechar mejor la dirección de la ola. Y uno de los que más la gozó, sino el que más, fue Asier Arego. Fue una gozada verle manejar la trainera de Busturialdea en el segundo largo, en el que dejó a todos atrás, en el que dejó escrita una exhibición que le permitió terminar muy cerca de la séptima plaza. Sólo fue noveno, pero le bastó para asestar un duro golpe a ‘La Marinera’, que, tras cuatro regatas, tiene la mitad de puntos que su gran rival. Ayer los castreños volvieron a perderse en un oscuro agujero que les llevó muy lejos del resto.

Si espectacular fue ese primer viaje de vuelta de Busturialdea, más aún fue el segundo y último de San Pedro para ganar la regata. Comenzó el último largo con Lapurdi a sólo dos segundos y San Juan a tres pero ambos acabaron a más de diez. Poco más que decir. El líder se lució sin dejar pasar ni una sola ola sin aprovechar, sin montarla y domarla. El líder se ha convertido en el primero en repetir victoria este verano y la de ayer tuvo especial mérito porque fue para muy marineros.

ASTILLERO, CUARTO. El equipo femenino de Astillero rompió el hielo ayer con la mar y cumplió con creces, confirmando que puede ser un bote que se desenvuelva bien sobre las olas. Marcó el cuarto mejor tiempo quedándose a sólo tres segundos de Deusto, que remó en el último acto y que a falta de quinientos metros no era capaz de mejorar el tiempo de la ‘San José’. Finalmente, lo logró en una gran champa final que, aún así, no dejó a las azules, que tuvieron algunos problemas de precisión en su ciaboga, sin el gran premio de asentarse cuartas en la general. El próximo fin de semana estarán en tanda de honor con tres puntos de colchón tras el pinchazo de la ‘Enbata’ ayer, que fue penúltima. La bandera fuera para Kaiku.