19.04.2024 |
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ALERTA El Diario de Cantabria

Víctor Manuel en Santander. Un cantautor que sigue sonando 50 años despúes

Todo vendido en santander para poder disfrutar, en directo, de este artista, una vez más

El artista recuerda con cariño sus primeras actuaciones en Santander. / ALERTA
El artista recuerda con cariño sus primeras actuaciones en Santander. / ALERTA
Víctor Manuel en Santander. Un cantautor que sigue sonando 50 años despúes

ALERTA ha hablado con el cantautor y esto nos ha contado. Víctor Manuel San José Sánchez (Mieres, 1947) comenzó una fructuosa carrera musical sobre el escenario de su colegio. Y una vez ahí, sobre las tablas, no ha sabido (ni querido) bajarse de ellas. Cantautor, productor musical y cinematográfico, y también «intento de actor», como él dice, si hay algo que le apasiona es la música. Sus temas son considerados historia de la transición española y, gracias a su trayectoria artística, el año pasado, fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura de España. Muchas son las vivencias personales que este artista difunde con la música que lleva escribiendo desde hace casi 60 años y, aunque no siempre fueron tiempos fáciles, el balance de su carrera es, indudablemente, muy positivo. Hoy vuelve una vez más a Cantabria, tierra vecina, a colgar el cartel de completo gracias a «Tour 75, la vida en canciones».

Pregunta. Entradas agotadas de ‘La vida en canciones’ en Santander. El título es muy revelador ¿Cómo lo eligió?

Respuesta. Fue fácil, en el sentido de que he metido muchos trozos de mi vida en las canciones y cuando me planto en el escenario estoy muchas veces hablando de mí mismo.

De mi entorno, de mi gente, de mi familia, de lo que vivo día a día. Además, yo no he disociado nunca la vida de las canciones. Entonces es como un trayecto natural. Escribo una canción, hablo de mis cosas, y a continuación, me planto en un escenario y la canto. Mi vida está intrínsecamente ligada con la música. Y el subtítulo del espectáculo, que es «el escenario lo cura todo», también es importante destacarlo. Me gusta mucho insistir en eso, porque el escenario es como una terapia maravillosa donde tú sales ahí y disfrutas. Es la única profesión en la que te aplauden cada tres minutos. Esto sólo pasa en la música.

¿Estos 50 años sobre los escenarios representan tus bodas de oro con la música?

Sí. Ya hace muchos años que no concibo otra forma de vida que no sea escribir canciones, subir al escenario, hacer una gira… Y comenzar de nuevo la rueda. Llevo más de 50 años subiéndome a un escenario, ya casi 60. Y cuando empecé pues todos eran zozobras, no sabes muy bien qué quieres hacer, cómo quieres hacerlo… No encuentras tu manera de expresarte, tu manera de cantar… Pero una vez que la encuentras es maravilloso.

Con tanta trayectoria profesional, ¿qué opinas de la evolución musical que ha vivido España desde 1970?

Ha cambiado todo tanto, empezando por la manera de consumir música. No digo que yo inventase el disco de pizarra, pero casi. De empezar con aquellos vinilos a ver este momento en que la música, como soporte físico, prácticamente no existe. Se edita algunos CD’s y vinilos de nuevo, éstos últimos porque recientemente se han vuelto a poner de moda. Pero la gente ya consume la música masivamente en otras plataformas. Todo eso ha cambiado muchísimo. El acceso a la música ha sido determinante en estos años.

La discográfica te comunica las reproducciones de tus títulos en las plataformas digitales tipo itunes o spotify, ¿sabes si aquellos temas “no aprobados” están obteniendo reproducciones en la actualidad?

No, no me interesa mucho el saberlo ahora ya. Hay canciones que en su momento estuvieron prohibidas y que tenían el morbo que tenían en aquel momento porque vivíamos una determinada circunstancia, digamos con en especie de campana de cristal, secuestrados. Entonces eso hay que mirarlo con mucha distancia, porque es que cuando te prohibían cosas, a veces te prohibían cosas justificadamente. Y otras veces por pura estupidez del censor. Había de todo. Aunque casi siempre justificadamente, porque tú sabías lo que estabas haciendo, así que tratabas de esquivarlos o intentabas camuflarlo con otras palabras. Pero generalmente se daban cuenta de lo que hacías y te lo prohibían.

En ocasiones era una sola palabra. Recuerdo al censor que me prohibió ‘La Planta 14’. Lo único que le molestaba en toda la canción era ‘reniegan de Dios’, todo lo demás le parecía normal. Y luego fue la primera canción que reedité y de la que hice dos versiones, una decía ‘recuerdan a Dios’ y otra ‘reniegan de Dios’.

Hoy en día, cuando se lo explicas a la gente joven le parece surrealista. No se lo creen. Porque entonces era: si hoy canto en Santander, tengo que pasar una censura para cantar en el teatro de la ciudad, pero si mañana canto en Cabezón tengo que pasar otra distinta. Como si Cabezón de la Sal estuviese en Marte y no a 40 kilómetros. Estas eran las estupideces que generaba aquella situación.

Como vecino asturiano imagino que la relación que tienes con nuestra comunidad es cercana.

Sí, siempre me siento muy cerca de Santander y Cantabria. He cantado tanto aquí… Sobre todo me acuerdo de las primeras veces, porque era muy emocionante. Recuerdo cantar en el Chiqui, al final del Sardinero, que fue la primera vez que canté en Santander. Y toda la gente que había. Estaba lleno de gente muy joven, de mi edad, incluso más joven. Y del alboroto que se armaba. Y lo miras con cierta distancia, cuando ves a los jóvenes de ahora, que se emocionan igual que entonces, pero con la gente de su generación, obviamente. Y tienes que saber analizarlo, porque a ti te pasó eso alguna vez, hace cincuenta y tantos años. Y tienes que mirarlo con condescendencia.

Entonces, ¿ves reflejado a tu yo de antes en esa agitación de ahora, en esos aplausos a los músicos de hoy, aunque el estilo musical sea distinto?

Claro. Yo creo mucho en la generación musical. Quiero decir, tú tienes una determinada edad y tus músicos son estos. Te pueden interesar otras cosas si ya tienes más cultura musical. Por ejemplo, aquellas canciones que yo cantaba no sabía qué iban a llegar hasta hoy y que podría cantarlas 50 años después, o que me las iba a pedir la gente 50 años después. Eso es lo que te da un poco la distancia con las cosas. Yo estaba haciendo algo de lo que creía, evidentemente. Y supongo que cualquiera que está cantando ahora se cree lo que hace o en lo que hace. Pero es que a mí me ha pasado eso, que 50 años después estoy cantando las mismas canciones porque me las pide la gente.

Pero eso es lo bonito de la música también, ¿no? Que pasa de generación en generación.

Es que la música es el instrumento de comunicación más poderoso que existe, porque una canción te sitúa en un espacio y en un tiempo. Te sitúa a ti comiendo un cocido montañés y escuchando de repente ‘El Abuelo Vitor’ cuando tenías ocho o diez años. Y esas cosas se quedan dentro de uno. No se quedan todas las canciones, pero se quedan unas cuantas en el disco duro, y con esas te mueres. Además está analizado que es lo último que se borra de la cabeza a los enfermos de alzheimer es la música. Y eso lo he vivido yo con mi madre. Recuerdo cuando estaba la pobre que ya no conocía a nadie y devastada, en un salón con otra gente como ella, y les ponía a media tarde un pasodoble o ‘Suspiros de España’ de repente, y movían la cabeza los 50 internos que había allí, siguiendo el ritmo a su manera. El poder de la música es indestructible. Es casi como el del perfume. No los recuerdos que tú tienes del perfume en sí, sino de aquellas vivencias que las asocias con ese olor característico. Por ejemplo, para mí el perfume de Cantabria es el de hierba cortada, del cucho, de las vacas… Eso no se te borra en la vida.

La relación con Ana es personal y profesional. Pocas parejas son tan cómplices como vosotros.

En nuestra relación prima siempre lo personal por encima de todo. Primero existimos como pareja y luego en el ámbito profesional. Y en este aspecto Ana y yo nos ayudamos en todo lo que podemos. Yo a ella hay cosas en las que no puedo ayudarla, como en el teatro, en el cine… En la interpretación yo no puedo ayudarle porque soy un actor malísimo. He hecho dos películas y era el peor actor del mundo. Pero en la música la he ayudado siempre. Y ella me ayuda a mí también, claro.

Como dúo sólido en el sector, ¿hay planeada alguna nueva colaboración?

Supongo que sí. La verdad es que ahora ya hace ocho años ya que no cantamos juntos. Pero sí, en algún momento volveremos a juntarnos y a hacer carretera juntos, incluso hacer algún disco. La gente lo está esperando. Me lo dicen mucho. Sobre todo a ella, que ahora está cantando menos, le pregunta mucho «oye, ¿y tú cuando se volverá a cantar?» Bueno, ha cantado en televisión, pero la gente cuando te pregunta cuándo vas a volver a cantar se refieren a cuándo vas a hacer actuaciones.

Ambos habéis estado participando en el concurso de La 1 ‘Dúos increíbles’, ¿qué tal esta experiencia televisiva?

Pues curiosa, porque yo no tenía ninguna experiencia en ese sentido. Y realmente todos los que estamos allí no teníamos ninguna experiencia y ha sido muy sorprendente. ¿Y sabes lo que pasa? Que cuando no apareces en televisión, a mí hay mucha gente que me pregunta «¿tú sigues cantando?», porque si no sales en televisores piensan que no existes. Y de repente la gente te ve otra vez y dice «anda, mira este tío, ¡que canta estas canciones y yo las conozco! Y como que te reencuentras de nuevo con un montón de gente que no sabía de ti.

Revolucionario en la música y en la política, siempre te has declarado de izquierdas.

Nadie te dirá que es de derechas. Bueno, alguno de repente. Pero normalmente nadie lo dice. Cuando te confiesas de izquierdas es por lo que opinas con respecto a lo que te rodea. Y generalmente la mayoría de la gente de hoy dice que son apolíticos, que no les interesa la política, porque es más cómodo. Porque opinar y tener opinión propia sobre las cosas lo único que te causa son problemas. Pero es una elección finalmente. A mí nadie me obligó a escribir un tipo de canciones ni a tener determinadas opiniones que tú te vas formando y piensas también si quieres contar eso o no quieres contar. En mi caso lo he contado porque yo ya descubrí desde muy jovencito que no se podía gustar a todo el mundo, que para gustar a todos había que tener un tipo de comportamiento que yo no iba a tener.

¿Y crees que la gente se declara apolítica porque la política actual no aporta valores a la sociedad más joven?

Lo que aporta la política siempre ha sido muy parecido. Yo vengo de muy lejos, del franquismo y no te cuento... En la política hay que taparse las narices y tratar de analizar realmente qué políticos te interesan o qué políticos piensas que te dicen lo que tú quieres. Pero es más cómodo ser apolítico y no meterte en fregaos. No posicionarse es más cómodo y más seguro. Y después hay mucha gente que ve lo que nos ha pasado a muchos, que de repente no puedes cantar en muchos sitios.

Con las nuevas plataformas televisivas, ¿ves factible introducirte de nuevo en el arte cinematográfico?

No, no. Yo ya no tengo edad para eso. Sí veo que ahora es más fácil y que sí podría producir. Pero no como producía, muchas veces pagando con los conciertos el sueldo de las películas y con pérdidas. Eso tengo claro que ya no lo haría, a pesar de que ahora hay más facilidades. Ese sector hace muchos años que lo dejé. Y fue muy excitante y muy estupendo cuando lo hice. Los años que lo hice. Pero ya nunca más.

Sabiendo que la forma de comunicarse ha cambiado y las redes sociales e internet se han impuesto en la juventud, ¿crees que para triunfar hoy en día es importante utilizarlas?

Para los nuevos artistas de hoy indudablemente es necesario utilizar estos medios. Pero no en mi caso, porque mi público normalmente usa menos esas formas de comunicación. Pero los más jóvenes tienen muy claro lo que quieren. Quieren el mundo joven. Y yo ahí soy un intruso, igual que cuando yo era joven y el intruso para los músicos de entonces era yo. Te interesa la franja de público que te afecta a ti, la gente de tu edad o un poco más o un poco menos. Pero lo que también ocurre es que gente joven de repente ha escuchado en casa un disco tuyo, o de repente descubre unas canciones que le puede interesar a él también, porque las cosas siguen siendo igual. Mis canciones representan a la gente que se enamora, que tiene niños, que forma una familia… O que no quiere formar una familia. Las cosas que nos pasan hoy son muy parecidas a las que pasaban antes.

Y los sentimientos son similares con respecto a las cosas, al prójimo y a la sociedad. Pues la gente por ahí te encuentra otra vez.  O, como decíamos antes, hay temas que pasan de padres a hijos. Pero si no, tú vives y evolucionas con tu generación.

¿Qué hay de verdad en la afirmación de que un artista lo es hasta el final?

Sí, sin lugar a duda un artista lo es hasta el final. No conozco a nadie que haya subido a un escenario y que no tenga un recuerdo maravilloso de ese paso por él.

No al menos en la música. Porque la música y el escenario te engancha de una manera como pocas profesiones lo hacen.

Te mantiene enganchado porque es un disfrute.  Y tener tu trabajo en un sitio donde vas alegre a hacerlo todos los días, en un lugar donde eres feliz, y poder hacerlo durante tantos años, es un privilegio.

Entonces, ¿no has pensado en una fecha de retirada? Eso no.

Bueno, cuando no pueda más, cuando físicamente no dé más de sí. Entonces ya no me quedará otra opción. Pero ese momento aún no ha llegado.

REFERENTE DE LA TRANSICIÓN

Cantautor consagrado con ocho sencillos, 32 álbumes y 18 compilaciones, también ha editado el libro ‘El gusto es mío’, producido dos filmografías, ‘Tirano Banderas’ y ‘El día que nací yo’ e ‘Intentado ser actor’.

Un artista de los forjados en «tiempos duros» que ha cantado sus vivencias y anhelos sobre muchos escenarios de España y Latinoamérica.

Víctor Manuel en Santander. Un cantautor que sigue sonando 50 años despúes
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